Baile de aniversario.

El sonido de la fiesta le había llamado su atención, sin duda donde hubiese una fiesta asistirían infinidad de nobles, infaltable la presencia del joven Ciel Phantomhive y por consecuencia su mayordomo… el guapo Sebastian Mitchaels, victima de su enfermiza obsesión. Por aquella razón no podía no ir a aquel lugar al instante, incluso llegando antes que muchos nobles.

Desde la azotea, en lo alto de una de los techos, sujeto de una antena ornamental con su mano derecha y brazo estirado, su silueta era recortada por la luna rojiza de fondo, el viento mecía su cabello al igual que su chaqueta tan roja como su cabellera y los lentes que cubrían sus ojos amarillos rodeados de las espesas pestañas negras. Una corta risa bastante cínica curvó sus labios y ampliando esa sonrisa dejó ver su dentadura blanca y puntiaguda, había divisado al mayordomo de negras vestiduras sentado en uno de los jardines, como un elegante cuervo. Su motosierra era sostenida por su izquierda y se encontraba apagada por lo que su presencia era silenciosa y sigilosa… o por lo menos lo era.

- Sebastian… - susurró de forma un tanto aguda con su voz cargada de regocijo antes de saltar de su ubicación hacia la del demonio cayendo a unos tres metros frente a el de manera elegante y felina, incluso un tanto femenina. Se irguió sacudiendo su larga cabellera en una sonrisa coqueta aunque algo aterradora por sus sobrenaturales dientes y con sus ojos semi cerrados llevando su enguantada mano a sus labios - Sebas-chan. Que casualidad encontrarte aquí… y solo~ Tu espera a acabado, he llegado ya ¿No piensas invitarme a bailar como el caballero que eres? - Besando sus dedos separó su mano y sopló lanzándole un beso en forma de corazón directamente hacia él.

Una venita saltó en su frente al verse ignorado tan campalmente por su elegante príncipe oscuro, su semblante cambió frunciendo sus cejas y borrando su sonrisa en una mueca de enojo, sus manos se empuñaron y bajaron y un ronroneo de su motosierra se dejó oír - Sebastian… no... Sebas-chan - murmuró tenso abriendo sus ojos volviendo a tomar su compostura - ¡No me ignores Sebas-chan! – volvió a sonreír y alzando su motosierra con ambas manos sacudió su cabeza para quitarse uno de los largos mechones rojos que caían a un lado de su rostro - Entiendo… No quieres presentarte así ante mí, necesitas tiempo para prepararte. Pero no te preocupes, yo te vestiré de gala, déjame teñir tus oscuras ropas con el hermoso rojo de tu interior – sus palabras fueron aumentando en volumen y cinismo mientras su cabeza se ladeó un tanto hacia atrás en un gesto dramático.

Su risa llenó el lugar y el sonido de la motosierra se hizo más fuerte acompañado del eco de sus zapatos con taco correr hacia él blandiendo su “guadaña” desde arriba surcando hacia abajo cuando estuvo lo suficientemente cerca de Sebastian dispuesto a darle un corte transversal por su espalda.

Con su mirada sádicamente coqueta encontró los destellantes ojos rojos del demonio y su sonrisa se amplió ejerciendo más presión en la motosierra intentando dirigirla al hombro del pelinegro - Mm~ Pensé que no me habías notado e intentabas huir de mi, que ideas locas ¿No? – comentó sin contestar su pregunta empujándole contra la pared más cercana hasta que el destello de las chispas ocasionadas por el roce de las sierras contra la piedra rechinaron y comenzaron a carcomer la superficie dejando en claro la potencia del arma y que no se trataba de una motosierra común, aunque seguramente el demonio mayordomo estaba al tanto.

Inclinó su cuerpo hacia delante intentando conseguir mayor presión y acercarse más al dueño de su obsesión - Oh Sebas-chan~! Esa mirada brillante carmesí es un deleite para mi, deliciosa como deben de ser tus labios – adelantó uno de sus pies y su pierna rozó la del demonio intencionalmente a la vez que su lengua asomaba entre sus agudos dientes y humectaba su labio superior en un gesto bastante provocativo.

Trastabilló y su motosierra se le descontroló al perder su centro de equilibrio y dejó una desigual rajadura en la pared desde la altura donde Sebastian la sostenía hasta el piso donde el Shinigami calló al piso. Su motosierra se detuvo cuando reaccionó mirando a todos lados buscando a su sombrío mayordomo - ¿Por qué escapas de mi Sebas-chan? – dijo en un gemido mientras se levantaba, demasiado bajo para ser percibido por alguien. Guardó su motosierra haciéndola desaparecer, al parecer mágicamente, entre los dobleces de la tela roja que era la chaqueta de su ama y se sacudió acomodando su cabello y sus gafas.

- Una dama no debería aparecer sin producirse delante de su hombre pero Sebas-chan no me deja otra opción… - gimoteó en lamento observando por la puerta pudiendo vislumbrar la elegante figura de Sebastian sorteando mujeres de voluminosas ropas. Sacando de su bolsillo una peineta y una cinta se peinó hacia atrás y su cabello cambió a un tono castaño algo opaco y perdió volumen llegando a acortarse hasta un poco más que sus hombros y en su nuca lo sostuvo con el lazo. Se quitó sus gafas y arrancó cuidadosamente sus pestañas cerrando sus ojos para cuando volviese a abrirlos tenerlos de un tono marrón oscuro, su dentadura se volvió normal y al quitarse su chaqueta solo la tubo que sacudir para que se tiñera de un tono negro y se ampliara en una suerte de capa la cual se colocó aprolijando el cuello de su camisa. Su imagen ahora podía pasar fácilmente por un mayordomo humano más.

Con un poco de resignación ingresó al lugar vislumbrando al servicial demonio bailando con una fémina un tanto voluptuosa que se abrazaba y se aferraba un tanto de más al perfecto cuerpo del demonio. Una ira ciega le recorrió y metió su mano entre los dobleces de su capa sacando nuevamente la motosierra, poco le importaba que se la quitasen por hacer masacre, solo deseaba ver las manos que tocaban a su Sebas-chan descuartizadas en el piso. El sonido del motor retumbó en el salón cortando la música y ocasionando griterío en quienes le veían.

Lanzó su motosierra hacia el aire y con la misma mano tomó el mantel lanzándoselo al hombro a modo de toga romana y con la misma mano tomó nuevamente su motosierra sonriendo con su aguda dentadura y sus ojos amarillos pese a que el resto de su imagen seguía siendo la de un simple mayordomo torpe - Si fuese normal tu no te fijarías en mi Sebas-chan~ - se adelantó buscando con su desquiciada mirada a la fémina que le había tocado el demonio que reclamaba solo para él - ¿Donde está esa mujer? No quiero hacerle nada malo… solo deseo embellecer sus manos, así como están no son dignas de tocarte, Sebas-chan… Quizás cubiertas de su propia sangre sean lo suficientemente buenas – dijo afilando su mirada y ampliando su sonrisa volviendo a mirar al demonio pasando del músico.

Sacrificándose para posterior recompensa dejó que el golpe le llegase al rostro quitándole los lentes rotos por el golpe y deshaciendo la moña en su cabello soltando sus hebras castañas que sobrepasaban apenas sus codos. Su mano libre se adelantó y lo tomó fuertemente de la tela de su chaqueta y chaleco clavando sus dedos en este notando la calidad de las telas las cuales parecían no ceder con facilidad.
Jalando fuertemente hacia él hizo rugir su motosierra y la embistió contra el demonio desde abajo hacia su estomago atravesándolo de lado a lado salpicando la vitae del demonio por el piso, cortinas y sobre el propio shinigami y el músico presente, el embriagante aroma era una delicia para el castaño que mostraba su desquiciada risa fijando su mirada amarilla y un tanto más masculina de lo que el demonio podría recordar al no estar rodeadas por las espesas pestañas. Sabía que aquella herida no podía matar al demonio pero seguro le arrancaría aunque fuese un delicioso gemido de dolor.
Sin soltarlo extrajo la hoja de su arma del interior del pelinegro habiendo esta pasado menos de un segundo en su interior y se acercó al ojirrojo lamiendo la comisura de su labio quitándole una gota de sangre de su piel soltando su agarre para sustituirlo en un abrazo por la exquisita cintura del antes mencionado - Baila conmigo, Sebas-chan~ - le murmuró en su tono de vos dramático volviendo a acercar su rostro al del demonio sintiéndose extasiado solo de compartir tan estrecho espacio. Su motosierra seguía con su motor encendido produciendo un suave ronroneo acompañando la música de fondo.

- Tsk! Que aburrido Sebas-chan... - se quejó metiendo su motosierra dentro de su abrigo y pasó sus dedos por encima de las manchas de sangre sobre su ropa, una risa cínica brotó de sus labios acariciandose estos maquillandose con la sangre del demonio - Que delicia mi querido Sebas-chan~~ - sin más se apresuró y saltó fuera de escena alejandose por las azoteas de donde había venido.