Reí, dejandome llevar por aquella muchacha tan jovial.
-¿Sabe, señorita Wolff? es una suere poder trabajar con compañeros como usted- le sonreí con dulzura, rozándole la mejilla con la mano- Qué piel tan suave... Lo cierto es... que usted es una jovencita muy linda, señorita Wolff.