El nuevo Conde de Lohengrin hizo correr la voz de que su mansión buscaba nuevas personas. Algunos se habían marchado cuando falleció el anterior Conde de Lucifur, y otros sencillamente desaparecieron. No indicó para que mester en particular buscaba gente, pues en realidad le servía de todo: mayordomos, sirvientes, cocineras, amas de llaves. Incluso, en el bajo mundo, se mencionó que cualquier persona que pudiese actuar en calidad de guardaespaldas, pero también realizar las tareas de la servidumbre, sería aceptado.