El día era bastante caluroso, incluso al estar dentro de aquella oficina, una y otra vez aquel joven se preguntaba a si mismo "¿Estaré haciendo lo correcto?", su vestimenta era un tanto elegante, un pantalon y un saco negros, un pequeño challeco azul marino que contrastaba perfectamente con una camisa blanca que se ocultaba debajo del mismo, y una corbatilla negra en el cuello del mismo, ademas de unos zapatos y unos guantes negros que hacían juego con todo el conjunto, ya era demasiado tarde, había tomado el picaporte de aquella enorme puerta de madera y se habría disponido a entrar, frente al mismo, una persona sentada en un enorme escritorio le miraba como a un inferior, el solo se limitó a acercarse y sentarse frente a donde aquella persona, la cual mió por un instante el escritorio frente a si mismo, exactamente donde había un par de formatos de empleo, el tomó el primero, llenando los espacios vacíos de la mejor manera que se le pudiese ocurrir, y al final entregaría aquel documento a la persona sentda frente a el.
- ¿Por qué quieres ser mayordomo? -
Preguntó el encargado con una voz un tanto fría y despectiva, el solo pudo sonreír de la mejor manera, entrecerrando los ojos al mismo tiempo para así contestar de la manera mas honesta que pudo.
- Por el bien de otros... -
Entonces, luego de una risa un tanto taladrante del encargado, el joven no haría mas que levantarse de su asiento, hacer una pequeña reverencia a manera de despedida, y salir de aquel lugar justo como había llegado.