Kuroshitsuji.
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 Un espacio de paz

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MensajeTema: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeDom Mayo 10, 2009 6:45 am

Un dia apacible donde las criaturas del sol rondaban el lugar, aquel ser de cabellos de ébano caminaba por las calles cercanas a la catedral, cuya belleza le habia llamado la atencion ese día para conocerla. Despues que su coche le habia dejado lejos del lugar por peticion del matusalen, éste bajaría caminando hasta llegar a tan hermoso lugar, cuya construccion relucia ante los rayos del sol, imponente ante los ojos humanos. Aquel matusalen se confundía con los seres que alli paseaban, aquel día caluroso solo llevaba una camisa negra de seda en cuyos puños lucian radiantes unas bellas mancornas plateadas, su cabello iba agarrado con una fina tela de seda negra que se ceñía a sus hebras de ébano mientras el viento azotaba contra éstas. Lucía un pantalón negro no muy ostentoso pero si formal, todo para no desentonar entre la sociedad francesa, quienes ya le conocian debido a su famosa mansión ademas del título que ésta le habia otorgado.

Decidió entonces mientras saludaba cordialmente a quienes le conocian, entrar en aquella iglesia, cuyo silencio se apoderaba del lugar mientras solo susurros de fieles le interrupian constantemente. Aquel hombre entró caminando observando todos los detalles que adornaban tan bella obra arquitectónica. Observó entonces a varios seres disponer de los menesteres para celebrar lo que éste supondria como una misa para los fieles que susurraban plegarias. Haria entonces una cara de disgusto ante aquellas acciones hechas por esos seres, acto seguido se cruzaría de brazos para luego sentarse en una de las sillas que yacian solas lejos de toda la multitud.

Aun observando con cierto desaire, pues hubiese preferido aparecer en aquel lugar cuando la multitud estuviese descansando. Nada podia hacer solo le quedaba disfrutar de tan bella obra, que no parecia hecha por humanos, pues gozaba de una sinigual perfección.
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Sultana Von Stackelberg
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeLun Mayo 11, 2009 7:26 am

La obra continuaba minuto a minuto, siendo analizada hasta en el más minucioso detalle por sus vacíos ojos ámbar que detrás de aquellos anteojos, no dejaban de observar por ningún segundo el desenlace de toda la actuación, esperando que todo saliera a la perfección, tal y como ella lo había organizado. Cada movimiento, cada palabra y cada modulación, estaba calculado y previsto de una forma algo estricta.

Con una sonrisa aliviada curvándose en sus labios al ver como el transcurso de la obra iba del todo bien, hizo uso su diestra para llevar un mechón rebelde de su blanquecino cabello detrás de su oreja, evitando complicaciones cuando su vista se poso en el embelesado publico, pasando su vista por encima de cada rostro representado en aquel lugar, la mayoría ya conocidos por aquella joven novicia, y un pequeño puñado de personas extrañas para ella, pero en el momento en que su vista paso por sobre el rostro de aquel ser alejado de toda la multitud, sus ojos no pudieron evitar abrirse de par en par, volviendo su mirada a aquel hombre. Observándole de forma fija.

La sonrisa que aún se encontraba en sus finos labios, no duro mucho en desaparecer para ser reemplazada por un profundo ceño entre sus finas cejas. Mordiendo su propio labio inferior se apresuro en volver su mirada hacia el escenario para seguir observando cada minuto de la misa que aún se llevaba a cabo, se dedico a apoyar su cabeza en el pilar que comúnmente usaba como escondite, evitando que alguien llegase a observarla, como también aprovechando el hecho de que era el único lugar en donde podía observar cada detalle de lo que se hacía frente a aquel publico. Con un suspiro algo cansado abrazo con más fuerza la Biblia que se encontraba sobre su pecho, volviendo a la preocupación que la aquejaba de una primera instancia, el transcurso de la misa.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeMar Mayo 12, 2009 7:16 pm

Resoplando con desgano, acomodó unas cuantas hebras que suavemente caían sobre su frente cubriendo parte de ésta. Observaba como los humanos realizaban plegarias mirando fijamente aquella figura con los brazos extendidos en una cruz. Todo una burla para él. Odiaba aquel ser que nunca se apiadó de los suyos, solo por ser diferentes.

-Tsk...-

Susurraría observando asqueado tales acciones proporcionadas por los mortales. No era nada grato ver dicho espectáculo, así que se levantó de aquella silla de madera que desprendía aquel olor a vejez junto con el peculiar olor a "santidad" que se conjugaba con aquella escena vista por el matusalén.

Se dirigió hacia los cuadros que colgaban en las paredes de la iglesia. Observó aquellas obras de arte con vista minuciosa, como queriendo hallar algún error, o tal vez burlarse de aquella representación tan insolente de la muerte, que sin duda alguna amenazaba con abrazar a aquel ser inmortalizado en oleo y tela. Frunció el ceño ante tal burla. No veneraban a la dulce muerte sino a alguien quien la burlaba. Tal y como él lo hacía. Con desagrado resoplaría cerca de aquellas obras.

Los cantos del coro de mortales sucedió a emitir una deliciosa melodía, tal vez eso era lo que llamaría su atención, hasta ahora. Así que fijó su negro mirar en aquellos seres para luego observar a aquella figura emerger y caminar hacia el altar. Aquel ser de ropas blancas y rojas seria observado por el matusalén con desagrado, mientras sus ojos tomaban aquel brillo característico mientras un leve rugido emitido por su garganta amenazaba con acabar con su mortal e insignificante vida. El hombre de vida santa acabaría por mirar al ser de cabellos negros mientras sus orbes azuladas y demacradas por su avanzada edad se llenaban de angustia. Al parecer dicho mortal conocía muy bien al pelinegro.

Aun no se percataba de aquella mujer de túnica negra quien observaba expectante aquel suceso. Pues su presencia era idéntica a la de todos los mortales que habitaban en aquel recinto.

El silencio se adueñó del lugar, el sacerdote aun no empezaba su ritual, solo las miradas propias del matusalén y el mortal se cruzaban mientras sus pensamientos se tejían entre temor e ira.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeJue Mayo 14, 2009 7:55 am

En el segundo en que vio aparecer la figura del Padre solo pudo morder su labio inferior con más fuerza sabiendo la reacción que este tendría cuando notase la presencia de aquel ser pelinegro dentro de la catedral. Y peor aún, si le reconocía, solo esperaba que no saliera nada muy malo de todo eso, no dentro de la iglesia con toda esa gente dentro. Después de todo ella tenia muy en claro quien era el hombre de pie al lado de las pinturas representadas en aquellas antiguas paredes, como también tenia en cuenta como el Padre había influido en la vida de ese sujeto.

Pasando su mirada entre ambos hombres, girando sucesivamente su cabeza en dirección a ambos extremos de la catedral, esperando a lo que podía llegar a provocar el encuentro entre ambos. Ahogando un jadeo al notar como el anciano se encontraba completamente estático y sin exclamar ni una sola palabra al publico que esperaba expectante, impaciente aquel discurso y palabras alentadoras que solo él lograba decirles para calmar el corazón de esa gente. Segundo tras segundo en que el hombre de avanzada edad no decía nada, los ojos de la novicia no dejaban de abrirse de par en par, todo eso iba demasiado mal. En un intento algo desesperado porque el Padre volviera a reaccionar, se llevo la mano a la boca y tosió de una manera algo sobre actuada, esperado a que resultase. Pero de todas formas no obtuvo ninguna respuesta.


- Padre.

El leve murmuro que escapo de sus labios, a pesar de que había sido bastante bajo, la acústica del lugar no le fue de mucha ayuda. Su voz propia digna de una niña entrando a los 14 años se dio a escuchar para algunas personas en primera fila, que por suerte hicieron caso omiso a su susurro y se dedicaron a mirar fijamente al hombre en el altar de una manera claramente preocupada. Después de un momento en el que el Padre desvío su vista de aquel individuo que se había transformado en su centro de atención por aquel par de minutos. Le sonrió de forma tranquilizadora al publico antes de comenzar a hablar.

Con un suspiro cargado de alivio, su espalda se apoyo en aquel pilar en una forma de obtener un poco de apoyo después de todo el nerviosismo que le había causado la detención de la misa. Pasando a abrazar la tan preciada Biblia con un solo brazo, su diestra bajo hasta su cadera en donde un pequeño bolso se encontraba colgando, el cual se encontraba sujeto por su hombro derecho. Abriendo el mismo guardo la Biblia, para posteriormente dar un par de pasos en dirección al altar, no entrometiéndose en la escena pero si lo bastante cerca para llevarse al anciano lo más lejos posible de aquel ser en cuanto la ceremonia terminase. Levantando la mirada en dirección al sujeto que aún se encontraba en aquel rincón, se dedico a observar cada movimiento que él hacía, con el ceño claramente fruncido.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeJue Mayo 14, 2009 7:57 pm

Aquel hombre de cabellos blanquecinos miraba al matusalén, esperaba que no diera un paso más, temía por su vida, recordaba su rostro. Pensó que había muerto junto con los otros. Pero el tiempo había pasado, las cacerías habían cesado, él no podría hacer nada. De repente escuchó la voz de su novicia quien con mirada angustiada le exigía empezar la celebración.

Aquel hombre entonces recordó que aquella mujer, que se escondía tras las sombras de una niña de 14 años, sería quien acabara de una vez por todas con el legado de los Bursier.

Sonrió levemente y asintió empezando así la ceremonia con una persignación, la cual fue seguida por todos los fieles. El matusalén recostó su espalda contra la pared observaba a todos los presentes, sabía que podría pasar desapercibido ante ellos, podría aprovechar la usencia del sol en aquel recinto para mostrar su verdadero ser. No, no lo haría, podría ocasionarle problemas. Pero su sed de venganza era mucho más grande que su misma conciencia. Bajó su cabeza mientras sus ojos se tornaban rojos, y las hebras de su cabello cubrían su rostro.

El hombre cabeza de la celebración haría un comentario acerca de la tolerancia, algo que causó la risa en aquel matusalén, quien había logrado transformar su ser sin que los presentes se dieran cuenta que él era a quien hacia unos instantes habían saludado con el título de Conde. Rió jocosamente con una voz totalmente diferente a la del conde mientras sus ojos brillaban carmesí. Alzó la vista ante todos los presentes, sabiendo que ahora él era el centro de atención para éstos, cuyos rostros eran marcados por el terror.


-Tolerancia... eso es lo que predicas cuando no tuviste ni una pizca de ésta frente a mi familia?-

Sus garras ahora arañaban la pared mientras emprendía camino hacia el altar, su mirada tenía un deje de ira, pero al mismo tiempo de burla.

-Asesino.. Un enviado de su dios de paz.. Asesino..-

Seguía caminando mientras las miradas se posaban asombradas sobre el pelinegro y luego se cruzaban hacia el sacerdote, quien le miraba espantado con sus ojos abiertos de par en par.

-Al parecer.. El tiempo ha sido más gentil conmigo.. Que contigo.. Ryjed.. Como te haces llamar ahora?.-

Seguía su paso mientras las miradas confundidas de los presentes se cruzaban entre el matusalén y el mortal.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeVie Mayo 15, 2009 8:15 am

Con las palabras de aquel hombre, que a su parecer no eran nada más que insolencias hacía la santidad de aquella iglesia, logro que un gruñido proveniente de su garganta se hiciera escuchar en gran parte del salón, mientras que en sus vacíos ojos ámbar un brillo carmesí comenzaba a hacerse presente en ellos.

- ¿Padre?

Hablo lo suficientemente alto, como quien pidiera autorización para cometer algo. Sin dejar de observar al matusalén que continuaba acercándose, al no obtener ninguna respuesta por parte del aludido. Su voz ahora un tanto más ronca que la anterior, más parecida a la de una mujer que a la de una niña, se hizo presente en el todo el salón.

- ¡Padre!

Con aquel grito fue cuando el anciano logro reaccionar, el cual asintiendo con la cabeza empezó a retroceder un par de pasos con completo terror al matusalén que no dejaba de acercarse al altar.

A pesar de la situación de peligro que corría aquel hombre una sonrisa se curvo en los finos labios de la novicia, completamente gustosa dejo en el suelo el bolso que contenía su Biblia, como también comenzó a desprenderse de aquel habito sin importarle demasiado la gente que se encontrara cerca, aunque ya la mayoría de las personas se habían encargado de huir del lugar. En los mismos segundos que la ropa se alejaba de su cuerpo, el mismo comenzaba a cambiar, su cabello ya no era blanco, si no que ahora era de un intenso rojizo, al igual que sus ojos. Su cuerpo, ya no de una niña, era el de una mujer, el cual solo era cubierto por un corsé negro, el cual sujetaba con ligeros, una tela semitransparente de igual color que cubría la parte inferior de su cuerpo. Con medias de color negro que casi llegaban a su entrepierna, y guantes de igual color hasta sus codos.

Con un suspiro de alivio al verse a si misma en aquella forma, ya que esta ultima era la que realmente le acomodaba, llevo su diestra hasta su cabello ahora ondulado, acomodando el mismo detrás de su oreja evitando que este le estorbara en un futuro, entrecerrando los ojos al notar como aquel sujeto continuaba acercándose, lo que le llevo a correr en dirección al Padre, posicionándose frente al mismo, impidiendo cualquier acceso de aquel vampiro hacia su protegido.


- Aléjate de el.

Murmuro suavemente entre un gruñido, sabiendo muy bien que el pelinegro podría oírle fuerte y claro. Mientras que su diestra descendía lentamente en dirección a su muslo correspondiente, tocando con la yema de sus dedos el mango de una pequeña daga que estaba sujeta con aquel liguero, lista para tomar aquella daga cuando fuese necesario. Esperando al siguiente movimiento de aquel hombre, se mantuvo fija en su lugar observándole fijamente a los ojos, con la furia impregnada en los propios.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeSáb Mayo 16, 2009 2:36 am

Desvió la mirada al escuchar a la novicia pronuncia aquel grito, curvó sus labios dibujando una leve sonrisa. Dirigió su mirada al sacerdote mientras los residentes de aquel lugar escapaban del peligro que significaba el pelinegro. Acercandose al hombre cada vez mas, observaria entonces como el sacerdote daría un seña a la novicia.

Sin importarle aquella seña, seguiria su camino hacia el altar mientras sus colmillo se mostraban reflejados en una gran sonrisa. Se detuvo instantáneamente al sentir la gran presencia que emergía de aquella mujer. Volteó su rojizo mirar hacia la mujer, que ahora demostraba su verdadera identidad.

Rio en una carcajada al escuchar el rugido de aquella mujer al igual que su advertencia. Sin importarle las acciones de la vampireza.


-Quitate de mi camino, das lástima, sirviendo a un mortal que destruye vampiros.-

Desapareció entre sombras dejando solo un rastro de polvo, que se levantaba por la rapidez con que éste ser se movía. Si aquella vampireza estaba a su nivel seguro podria saber donde iba a aparecer ademas de seguirle con la mirada.

Cruzaría con velocidad por entre las sillas que reposaban inertes en el suelo, y con la intención de inducir el miedo en el mortal lanzaría una de éstas hacia el lugar donde yacía la vampireza cubriendo la humanidad de aquel a quien queria ver muerto.

De repente su voz se escucharía por todo el santo recinto:

-Encontrarás la muerte, y sufriras en sus brazos traidor.-

Seguia moviendose en lo que hablaba esperando la reacción de aquella vampireza y del mortal.
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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitimeLun Jun 01, 2009 8:26 am

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MensajeTema: Re: Un espacio de paz   Un espacio de paz Icon_minitime

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