Consultando asesinatos.

Gracias a todos los asesinatos que habían ocurrido, le fue ordenado que investigara sobre ellos ¿Y quién mejor que el hábil sepultero?
Se detuvo frente al local y miró el gran nombre de este: "Undertaker" suspirando resignado, sabía todo lo que tendría que hacer a cambio de obtener algo de información que sin duda sería muy valiosa y dirigiéndose a la perilla para abrirla y toparse con la gran oscuridad del sitio y el aroma a muerto.- Undertaker ¿Estás aquí?

El silencio sepulcral del lugar al igual que su penumbra podría helarle la sangre hasta un demonio, valga la ironía. El local parecía vacío y lo poco que se iluminó al abrir de l puerta se pudieron distinguir varios ataúdes negros en el piso cubiertos por una alfombra que apenas cubrían algunos por la mitad, otros solo los cruzaba por el centro y otros ni siquiera tenían nada que los cubriesen dejando a la vista crucifijos. Contra la pared había apoyado más ataúdes, algunas herramientas como palas, picos, incluso candelabros con velas apagadas. Extraños frascos llenos de formol contenían flotando diferentes órganos como ojos, corazones, incluso dedos. En un rincón una urna abierta y una cerrada, en la abierta se podían ver gran cantidad de huesos.

- Sabía que vendríii~as, Sebastiaaa~n, mayordomo de Phantomhive – la voz de barítono desafinado quebró en una corta risa mientras uno de los ataúdes de frente al escritorio deslizaba su tapa dejando ver la figura del sepulturero de largos cabellos grises - ¿Gustas una siesta en lo que podría ser tu ataúd? – le ofreció mientras cual muerto viviente salía del aquella caja acolchada donde descansaría un fallecido. Desafiando la física su sombrero de copa seguía en su lugar pese a haber estado acostado y ahora erguirse sentándose en el borde de dicho ataúd.

Cerró la puerta detrás de él y avanzó hacia el sepultero mirándolo desde arriba con su fulminante mirada carmesí, era obvio que no era de su placer acudir a la ayuda de aquel sujeto.- ¿Qué sabes de esos famosos asesinatos? -Supuso que la espera sería larga, por lo que tomó asiento en uno de los ataudes, donde a través de un espacio podía ver que adentro había un cadaver, lo que le resultó repugnante .. Aunque pudo disimularlo.

Sin sentirse afectado por tal mirada del demonio salió del ataúd volviendo a cerrar la tapa al solo empujarla con el pie, caminó hacia su escritorio donde sacó de un estante de detrás dos vasos de vidrio graduados, similares a los usados para juntar muestras medicas y fluidos humanos y uno de mayor tamaño el cual dejó caer dentro unas hojas de té - Los asesinatos no se hacen famosos, solo conocidos, Sebastián. Y cada día en Londres se cometen demasiados, pero supongo que vienes por el caso del “Demonio rojo” como lo denominó la policía – llenó el vaso mayor con agua caliente la cual comenzó a tomar un color amarillento por las hojas de té.

Tras dejar bajo su escritorio la tetera de agua caliente se volteó tomando una urna fúnebre, las que se utilizan para guardar cenizas, y torpemente con sus manos cubiertas por las largas mangas de su túnica negra la abrió y dejó sobre el escritorio - Cuerpos de mujeres de baja clase social, vestidas, peinadas y maquilladas fueron encontradas en sus propias casas con la piel de su cuerpo desgarrada y su pecho desecho como si lo hubiesen metido en una moledora de carne. - se acercó al ataúd junto al demonio y empujó la tapa con el pie dejando ver un cuerpo mutilado en su interior, por su aspecto debía tener unos un día de muerto y aún no tenía olor a descomposición aunque si la fetidez de la muerte y la sangre - ¿Ese es el caso que te interesa, Sebastian? Hehehe~ - rió en sus últimas palabras mirando el cuerpo destrozado de la mujer pelirroja dentro del ataúd. La ropa era de un verde jade y confeccionada de las mejores telas bordadas de gemas semipreciosas.

El mayordomo no podía evitar sentirse incómodo entre aquel ambiente, parecía como si no quisiera levantarse del ataud en el cual había tomado asiento, pues corría el riesgo de acercarse a una repisa con órganos en frascos o de retroceder directo al ataud abierto del cadaver con pocos días de muerte, tuvo que suspirar de nuevo para mantener su humor dentro de sus casillas.

Cuando vio la extraña preparación del té que podía interpretarse por una acción repulsiva, una gota bajó de su sien y se acercó para ver un poco más de cerca, acusándolo con la mirada.- .. ¿Vas a darme té en ... eso? .- Sintió que un tic nervioso se apoderó de su sonrisa a medio labio, totalmente forzada.

Sus labios dibujaron un pequeño círculo al girarse hacia el demonio que observaba como el té se hacía oscureciendo el agua en el vaso de vidrio empañado, un pequeño signo de interrogación pareció aflorar de su cabeza desapareciendo al instante - No seas ansioso, ya en unos segundos te serviré el té. Puedes comer galletas si quieres – dijo al no encontrarle lógica, para él, a la pregunta del pelinegro, señaló con su mano dejando ver solo la punta de su dedo con su larga uña negra, apuntando a la urna abierta junto a la improvisada tetera, en el interior habían pequeñas galletitas graciosamente con forma de huesitos.

Dejando el ataúd abierto con el cuerpo destrozado en su interior se alejó yendo al escritorio pasando junto al demonio y sirvió en ambos vasos el té, abriendo una miniatura de un ataúd dejó a la vista acomodados unos terrones de azúcar y varias cucharitas a un lado, el tomó cuatro terrones y los hecho en una de las tazas revolviendo seguidamente con una de las cucharitas, su mirada cubierta por su cabello se alzó hacia su invitado - Siéntete libre de poner cuanta azúcar quieras – preguntó acercándole el vaso que aún no contenía azúcar a él.
Tomó el vaso suyo y lo llevó a sus labios bebiendo un par de trago para luego tomar una de las galletitas metiendo la punta en su boca sin llegar a morderla.

En su interior reía, le parecía increíble el ambiente en el cual se sentaban a tomar té y a comer galletas como si se tratara de dos damas de sociedad, listas para compartir los últimos detalles de las vidas ajenas, que en realidad no serían de su interés.
Por educación tomo el recipiente con el té, agregando dos terrones de azúcar para mezclarlo con un agitador de laboratorio que encontró cerca para mezclar correctamente el té y bebió de este con tranquilidad y ciertamente.. Se sorprendió, el té tenía muy buen sabor y la azúcar le daba un toque exquisito, después tomó una de las galletas para comprobar su sabor, el cual era igual de bueno.- .. Undertaker, no sabía que fuera tan buen cocinero.. ¿Cuáles son sus ingredientes?

Sonrió sosteniendo la galleta entre sus dientes y esta se movió de abajo hacia arriba mientras el peligris hablaba sin soltarla - Esh un honosh que aguien como gu alabe mi mano de coshinero – al decir esto miró sus propias manos tomando literal sus propias palabras. Un “crick” se escuchó cuando la galleta fue partida por los dientes del sepulturero soltando algunas migajas. Masticó mientras sacaba de uno de los estantes un papel arrugado y algo añejo con manchas de lo que parecía ser sangre y otros fluidos que era mejor desconocer, con una caligrafía envidiable y al parecer demasiado antigua se dictaba una receta. - He tenido esta receta por mucho tiempo, si la deseas puedes leerla, sé como es tu memoria heheh~ - comentó mientras estiraba el papel sobre su escritorio para acercárselo al demonio - Estás galletas serán buenas para el joven Conde Phantomhive pues contienen mucho calcio. Como dice la receta lleva la mitad de harina y la mitad hueso molido, yo mismo muelo los huesos. Debes procurar que estén bien secos así que deben ser de cadáveres de más de 5 años enterrados. Hehehe~ - llevó nuevamente su vaso a sus labios y bebió otro sorbo El té lo cultivo yo mismo, la tierra del cementerio es muy fértil y crecen muy bien todas las variedades de té que he plantado – terminó por acotar mordiendo el último trozo de galleta y pasándolo con un par de tragos de té.

Parecía como si una gota hubiese bajado por su sien, ya que al escuchar los ingredientes de los aperitivos que tan bien había saboreado (y que consideró de una procedencia normal) contenían todas aquellas locuras, incluso pudo jurar que un trozo de hueso mal molido se había topado en su paladar, obligándose a tragarlo para que no fuese una falta de respeto, sin embargo decidió cambiar el tema con disimulo para no seguir ingeriendo tal ofrecimiento.- A-ah.. Claro, aprenderé la receta. Por cierto, Scotland Yard está involucrándose demasiado ¿Qué pistas tienen?

Llevó su dedo a sus labios luego de dejar el vaso sobre el escritorio y se apresuró a acercarse al ataúd abierto que contenía el cadáver destrozado - No saben observar, se basan en testimonios los cuales son muy pobres. Solo sabes que es un mayordomo el que cometió los crímenes y su arma es hehehehehe~ una motor hehehe~ con espadas a su alrededor – le resultaba hilarante la idea pese a su completo conocimiento del tema. Su rostro se giró a Sebastian - Según las pistas que tienen, son mujeres de clase baja pero vestidas y peinadas como de clase alta, sin mencionar que todas son bellas ¿Y sabes que más? – entre su cabello se pudo ver la oscuridad que sumía su mirada y un resplandor amarillo de su ojo derecho, quizás solo un reflejo - Ellos no indagan en el cuerpo, no practican autopsias ni observan, creen que no se puede ver nada en un cuerpo destrozado pero si es así. Mira su rostro… dime que ves Sebastian – le hizo un gesto con su mano enfundada en la larga manga de que se acercara y señaló al cadáver.

El rostro del cadaver tenía aún los ojos abiertos con una expresión de terror, su cabello enredado estaba manchado de sangre pero se podía ver trenzado en este hilos de plata con pequeñas perlas en lo que fue un fino peinado, sus orejas no tenían joyas ni su cuello, sus labios estaban secos y pintados de un rojo oscuro, reseco e incluso algo descascarado, igual que sobre sus parpados. Algunas gotas de sangre manchaban su mejilla y se podía apreciar el mismo tono de color que el maquillaje. Sus labios entreabiertos dejaban ver sus blancos dientes y en su mejilla se veía un tajo bastante profundo. Su cuello presentaba una herida bastante impresionante, la piel había sido arrancada en uno de sus lados y se podía ver el músculo debajo de esta, heridas similares de diferentes tamaños se veían también en su pecho, brazos y piernas, el pecho y vientre estaban simplemente destrozados en un revoltijo enfermizo de sangre, carne, órganos, hueso y ropa. De cerca el aroma de la sangre media seca – media podrida revolvía el estomago aunque parecía no hacerle nada al ya acostumbrado sepulturero quien sonriendo no se daba cuenta que un hilo de baba se escurría por sus labios y amenazaba con caer en forma de gota.

Se inclinó de cerca para ver el cadaver que más le llamó la atención, cuyos intestinos se encontraban prácticamente al aire y ya mostraban la sangre seca, notó el revoltijo de estos y en su mente comenzó a sonar la motocierra de Grell junto con un tic nervioso en su ojo, ese idiota se había ganado más problemas, tanto que no le sorprendería verle con tijeritas el resto de su vida.
Volteó a ver al sepultero y después cerró el ataud, levantándose y sacudiéndose las manos con tranquilidad.- .. Me pregunto cual Duquesa habrá perdido sus accesorios recientemente.

Al ser cerrado el ataúd el sepulturero pareció volver a la realidad limpiando su boca con su larga manga secando la baba que se escurría de su sonrisa - Creo que no entiendes endemoniado mayordomo Hehehe~ Déjame ayudarte – se acercó más rápido de lo que el demonio hubiese esperado apareciendo frente por frente del y su larga uña del dedo índice arañó horizontalmente el labio del pelinegro haciendo un leve corte y enseguida pasó su dedo por el labio literalmente pintándolo con la propia sangre. Ladeando su cabeza sonrió nuevamente y en su garganta volvió a resonar aquella enfermiza risa - Las joyas no son nada sin el maquillaje apropiado heheheheee~hehe – a una velocidad similar se movió como un fantasma a la espalda del demonio y ambas manos se apoyaron sobre su hombro derecho asomando su cabeza al apoyar su mentón sobre sus manos cubiertas por la tunica, giró su rostro hacia el oído del demonio - ¿Acaso buscas razones, Sebastian? Sé que sabes quien lo hizo, ¿Por qué sigues indagando entre cadáveres en vez de ir por el culpable? – su mano tomó el cuello ajeno y presionó con sus dedos, el demonio podía sentir sus largas uñas a travéz de la tela - ¿O será que tu collar está muy apretado de tanto que tira del el joven Ciel? ¿Solo sigues ordenes sin actuar por tu propia cuenta aunque eso signifique perder el tiempo? Hehehehe~ ¿Pero que es el tiempo para los inmortales? – su agarre se suavizó, sin llegar nunca a ser más que una leve presión. No se movió de su lugar esperando, quizás, la reacción del mayordomo de los Phantomhive.

Sonrió a medio labio con un notable sarcasmo, era cierto, prácticamente su cuello tenía una cadena sujeta a las manos de su joven amo, pero no lo importaba .. La firmeza de sus órdenes era algo que nunca se perdía, le entusiasmaba tanto, más que otras víctimas.
Se sentó en el ataúd continuo y entreenlazó sus dedos mientras sus codos estaban apoyados sobre sus rodillas, pensativo pero con una gran sonrisa en sus labios, sabía quién lo había hecho, le conocía más de lo que deseaba hacerlo. Miró al sepultero con una expresión astuta.- .. Si él no me lo ordena ¿Cómo voy a recibir méritos por encargarme sólo? Dejaré que se divierta un poco más.. Grell Sutcliff.

Al mayordomo sentarse se le fue de sus manos quedando con ambas en el aire, enseguida las juntó llevandolas a su pecho, un poco más abajo que su clavicula mientras reía bajito rodeandolo volviendo al vaso de té - Ya veo como piensas, Sebastian, mayordomo del perro de la reina - tomó el feretro con las galletas y se acercó volviendole a ofrecer - ¿Gustas? - sonrió nuevamente y como una canilla que gotea constantemente volvía a brillar una gota de saliva en la comisura de su labio. - ¿Ya haz encontrado lo que buscabas? -

Se levantó y tomó una de las galletas, cerrando uno de sus ojos para darle una pícara mordida a la figurita de hueso, caminando hacia la puerta para frenarse frente a la misma mientras le dirigía una mirada divertida, no había ocasión en las que Undertaker no le causaba gracia.- Debo agradecerte por la información, e insisto .. -Terminó la galleta y sacudió sus manos enguantadas por inmaculados guantes blancos.- Cocinas bien. -Aumentó su sonrisa y salió del local, desapareciendo del sitio casi al instante.

Saludó al mayordomo con su mano enfundada por sus largas mangas al verle irse. Con una sonrisa aún en sus labios se volteo y volvió a su ataúd a seguir descansando sin molestarse en arreglar el lugar.