- Sígame entonces... -le dijo, empezando a caminar por una de las callejuelas que se alejaban del puerto. Si iba a lllevar a Aki a una taberna prefería que no feura una donde solo se hallaran marineros borrachos.
La joven, a pesar de su apariencia infantil y algo despreocupada, caminaba de forma segura por aquellos lugares no muy recomendables a altas horas de la noche. Sabía perfectamente por donde ir, en que esquina girar y en qué lugar cambiar a la acera contraria, como si se conociera la ciudad como la palma de su mano.
- En las tabernas de Londres suele haber de todo un poco pero a estas horas es inusual que alguien pida algo que no contenga alcohol o bebidas suaves -explicó como si la mujer no conociera nada del lugar, cosa que parecía ser verdad aunque eso no era de su incumbencia.
[Si gustas abre en la Taberna]