La luna se encontraba en lo más alto de aquel despejado cielo; Brillante y nítida se mostraba esa noche de invierno en la que había conseguido escapar de su adorada Inglaterra dónde le ataban las raíces demoníacas, para permitirse unas noches en compañía de su más fiel amante; La brillante esfera del cielo. Esa que desde su posición vigilaba y cuidaba sus pasos de manera recelosa.
Enervó su mano y ésta con únicamente la luz emitida por la luna se dio a mostrar con un blanco propio de los que en la piel inmortal se encontraban, pues, incluso podría compararse al blanco pulcro de una hoja de papel. Sus dígitos, alargados y finos danzaron con suavidad en el aire y aunque a vista de otro estaba tecleando la atmósfera, desde su punto de vista rozaba con ímpetu aquella amante suya mientras una sonrisa inocua apareció en sus labios.
- No te muevas nunca de allí. - Habló en tono quedo, tierno, dulce; Cómo todo amante susurraba al oído de quién en su cama quedaba tras una noche de caricias desenfrenadas. Luna. Única y soberana compañera de sus días, esos días obviamente nocturnos.
Bajó cándidamente la mano cuando sus zapatos dieron con una textura que... No, no era asfalto. Su olivácea mirada dio con el pasto rendido a sus pies, concretamente y bajo de la luz de la luna pudo distinguir en colores y forma a una flor semi aplacada por la suela del caro zapato que su pie vestía; Roja. Rió ante el descubrimiento y alzó con cautela la pierna para que la misma pudiera erguirse, más, no lo hizo. – Ah~... Efímera vida la vuestra. – Susurró al todo y a la nada mientras enfundaba sus heladas manos a los respectivos bolsillos de su pantalón y volvía a sumirse a un paso aletargado y suave; De todas formas, no tenía dónde ir ni lugar al que regresar.
Tema: Passione. Luna. 
Miér Abr 22, 2009 10:32 pm