~ Bebidas ~

Una vez más el joven conde se ocultaba bajo ropas normales, un terno de vestir y una camisa blanca de roja corbata color sangre, las vendas en su frente tapando su caracteristico simbolo en ella y sus cabellos cayendo por encima de esta algo desordenados en un peinado bastante improvisado.

Obviamente era de noche, el ser duque a veces podía ser aburrido para cualquiera.. cuaquiera que lo fuera. No era malo darse lujos de gente comun y corriente, no era lo mismo que te sirvan un trago en un sofa de piel dodne estas acostado y calido frente a una hermosa fogata en tu propio salon, a que te lo sirviera u cantinero rodeado de gente con porcentajes altos en el cuerpo, le era "emocionante" y más como un pasatiempo el vvir a veces como un humano normal.

Tras entrar a la taberna, se sentó en frente a la barra y ordeno un trago suave para comenzar, mirando a su alrdedor la gente que entraba, salía y.. dormía, en el local. Recibió su trago, algo semejante a un martini y le dió una provada para relamerse los labios y cerrar sus ojos, concentrandose en...algo...

Sentada en unos de los banquillos de la barra del bar, continuaba con el brazo derecho acodado y con el rostro medio ladeado sobre la mano del mismo lado. Jugaba con su copa, cual era contenedora de un vino exclusivo. Un smblante de total aburrimiento le estaba caracterizando en ese momento... No podía soportar escuchar que los demás gozaran de un buen rato y ella no, para su suerte escuchó el sonido de la compañía: alguien se sentaba a su costado. Así, viró un poco la mirada hacia la izquierda, aprovechando que tenía la cabeza inclinada hacia el lado contrario, pudo disimular con facilidad aquel acto.

Casualmente, sin haberlo previsto, estaba al lado del joven conde. La verdad es que ella ignoraba mucho sobre la nobleza inglesa y tan sólo conocía de la Reina y su servidumbre... En ningún momento sospecharía, si se diera el caso de iniciar una conversación, que él fuese una persona de tan alto rango.

- ¿Viene a tomarse un trago? - Terminó dirigiéndole la palabra con indiferente expresión facial al verlo tan sumido en algún pensamiento, claro que, sin dejar de jugar con su copa de cristal con su mano izquierda.

Aunque fuese una pregunta algo... extraña, se la contestaría como buen caballero que era. ¿ A que otra cosa se venía a una taberna o a un bar ? Sus ojos se entreabrieron poco a poco desviando su rostro solo un poco hacia la dama en establecida conversación. Pues claro, para eso son estos lugares ¿no? Le dedicó una sonrisa linda y casi inocente, mirandola una vez más ya que para dicho getso sus ojos se habían cerrado.

Supongo usted tambien ha venido a lo mismo, no es nada malo aquel vino que ha de desgustar. Le agregó a su respuesta por mantener una conversación que no fuese cortante. Mientras le veía hablar o responder de la forma que ella tomara conveniente, bebió un trago más de su bebida con algo de finesa.

Se sonrió. Quizás su acompañante le creía un poco ridícula o tonta al preguntar aquello, pero era ella quien no tenía la más mínima intención de "tomar un trago", sólo de relajarse y tal vez, quién sabía, morder uno que otro cuello.

- Claro, claro... Beber. -No mintió, aunque la ironía fue bastante obvia. Incorporándose en su asiento tomó una postura adecuada, acarició su copa tan delicadamente como lo haría con un bello lirio primaveral y descendió por la misma hasta detener su mano sobre la superficie de la barra. Su brazo derecho ya no sostenía su cabeza, estaba sobre la barra; su mirada se había fijado en el hombre cuyo nombre y status aún no conocía. La sonrisa se amplió un poco más... La apariencia del hombre le causaba curiosidad. Cubrirse mucho con ese aspecto tan bello era sinónimo de secreto y "secreto" era de interés para la muchacha.

- ¿Cómo se llama? -Preguntó con un tono de voz muy seductor, casi como el susurro del viento invernal y sin abrir demasiado los labios, queriendo ocultar sus colmillos hasta descubrir si él era una víctima que cubriera sus espectativas sanguinarias. Jm... Vampiros.

El duque se mantubo en su posición inicial, sus ojos aun semiabiertos se fijaron un momento en la delicada caricia de la jvoen hacia la copa y hasta llegar a la barra. Sonrió ante su comentario del beber, casi con incoencia y no, no le creia torpe o ridicula, pero se notaba un interes improvisado pro tomar conversació con unextraño en un tema tan... digamos,obvio.

Quol ( Pronunciado como Ku-uol ) le dijo con gracia y sin borrar su sonrisa del rostro antes de darle otra probada a su trago. ¿ Y usted, señorita ? Esta vez mientras esperaba respuesta miró a sus ojos eran atrayentes aunque quizas no tanto como su cabello.

Murder. -Logró musitar como respuesta a su pregunta. El nombre del joven le pareció aún más curioso e interesante que su aspecto, quiso por lo mismo preguntarle el origen del mismo y sin embargo, al notar cierta sensación de atracción hacia ella por parte del joven Quol (una de las habilidades de los vampiros), realizó un acto menos "tímido": su mano derecha se acercó a su rostro lentamento y pasó el pulgar por la comisura de sus labios de izquierda a derecha- Tiene un poco de licor... -sonrió pícaramente mientras le limpiaba delineando los labios ajenos de manera tan sutil como había hecho con la copa abandonada en el bar.-

No se inmutó a más que sonreir en cuanto al acto de la vastaga, más si a su nombrecuya unico comentario fue. Interesante bautizo. ademasde su caracteristica y quizas imborrable sonrisa. Dejó que la dama retirase su dedo con toda confianza y casi rió entre silabas al responderle con una mirada algo coqueta a su picardía. Y usted una gran personalidad, Murder...

Posó su mano derecha en su propio muslo, cerca de su bolsilo como simple acto de acomdoarse, mientras la izquierda, la cual daba a la dama, se recostaba sobre la barra al alcance de su propio trago. Quería preguntar o quzias simplemente conversar con aquella mujer, pero antes quería saber que opinaría sobre su comentario y sus gestos. Pues era un observador, un gran observador.

- Sí, quizás... - afinó su mirada deslizando su mano diestra por la quijada del joven, bajando por su cuello, yendo más lento en aquella parte, casi palpando con el dorso de su mano su yugular- Y usted tiene un aura igual de grande que mi personalidad -terminó con su sonrisa tan pícara como inició.

Se acomodó nuevamente, tan y como hizo el joven, alejando su mano, cual tomaría la copa de vino que seguía intacta desde el inicio del encuentro, y continuó indagando-: ¿Y a qué se dedica usted?

Puede ser ~ Refiriendose a lo de aura. ...Pero no tan grande como su curiosidad. Rió bajito por el comentario propio y realizo un ademan con la mano izquierda como haciendole reseña a algo que era poca cosa. Solo soy un estudiante de literatura por ahora... Encogió de hombros y suspiró tranquilo, esa mentira ya llevaba tantas veces dicah que hasta podría creersela.

¿ Y... usted a que se dedica ?

Arqueó la ceja derecha al oír la respuesta del varón. No dudó en dudar de lo que él le afirmaba... No tenía presencia de estudiante; sin embargo, su mirada se veía bastante maltratada por las letras. En todo caso, difuminando un poco el gesto facial respondió-: Sólo divago por estas frías calles que forman el gran laberinto que es Inglaterra, amando las nevadas de mi invernal amante. -Sonrió, haciendo obvia su espera de la reacción que Quol haría si realmente fuese estudiante de literatura... Era sólo para "confirmar".-

¿ Por qué darle en el gusto a las sospechas ? A su manera de pensar, podía responderle cualquier cosa, en este caso solo fue una sonrisa a modo de brindis y a ojos cerrados, levantar la copa con el trago invertido en esta dandole a entender que era un "salud or usted y invernal amante" acabado el gesto dió un sorbo más dejando el trago a no más de dos sorbos para acabarlo.

Desgustando como el alcohol viajaba a traves de su garganta, sus siempre entrecerrados ojos avistaron a la peliplata. Es realmente hermosa. Le dijo mirandole a aquellos cautivadores ojos que se posaban en los negros propios. Sería imposible no amar a dicha musa, tan delicada, tan hermosa, tan cambiante y creciente, tan distante como cercana, y tan fina y callada como una niña pequeña con un cuchillo bien guardado a sus espaldas. Su mirada se tornaba cada vez más seductora, sería la palabra en dirección a la señorita Murder.

Finalmente echó cabeza atras y suspiró encogiendo hombros lanzando su dictado final. Asi es Inglaterra.

Su sonrisa se desvaneció. Por un momento, el escalofrío común en una mujer alagada había llegado a tomar posesión de su cuerpo, pero se desvaneció al mismo instante que dictaminó "así es Inglaterra". El rubor, felizmente, no había llegado a tomar territorio de sus mejillas, aunque sus ojos se habían agrandado un poco en cada elogio que Quol había mencionado.

- Definitivamente lo es - dijo sin disimular su decepción ante la idea de que aquello no había sido para ella y continuando su astuta idea de contraatacar, alzó la copa de vino en un brindis sin palabras, bastante sobre entendido; sin emabrgo, no bebió nada, en absoluto.

Casi podía lagrimear por dentro, era impresionante el autocontrol de la risa que podría llegar a tener un hombre, pero acaso no era gracioso a veces o llenador, el ugar momentos con la gente ? Tal y como ella lo hacía, muy bien disimuladamente en todo caso. Pero era agradable aunque fuese para ser presa, dificlmente otra cosa. De aquella mujer de afilados colmillos ocultos. Usted no se queda atras, Murder... le dijo en un susurro con algo de seriedad, sincera, pero quizas deificl de retomar por la situación anterior. Almenos ya habría quedado clara seguramente la actitud explotada de studiante de literatura, y con creces, pero era ya untema cerrado.

Esta vez fue sú mano la que llevo a rosar casi inexistetemente la mejila de la vampiresa. Pero su bellesa es distinta...

Se levantó a propósito de su banquillo, para poder sentir el roce en su mejilla.Sí, su piel era suave, aporcelanada... Clásico de un noble... Pero él había dicho que era un estudiante... Quizás...o quizás no... Ya no importaba, había pasado la prueba, sería suyo.

Tomó la mano alzada del joven al estar de pie con la propia mano derecha y le jaló levemente para que reaccionara ante su intención: quería que él la acompañara afuera, pues no soportaba las miradas de incautos y chismosos, ni el olor de ebrios por adictos.

- Cuénteme, mientras paseamos, cómo es que usted califica mi belleza - musitó con una sonrisa en su semblante, aún de pie casi al frente del hombre con quien había entablado una conversación bastante amena e interesante, con su mano derecha sujetando la ajena.

Al parecer al fin la dama sacaba los colmillos, aunque la duda sería si los clavaría o más bien.. donde los clavaría. Al sentir que le jalaba sin duda fue en un comienzo algo.. inoportuno, aunque bien que sabía actuar. Por lo que cual joven quizas algo timido solto un quejido curioso cuando por "incersia" seguía los pasos de la dama hacia afuera. Aun no he pagado... el.. trago... Dijo finalmente cuando ya estaban affuera entre oraciones cortadas.

Se detubo y Arregló un poco su chaqueta para mriarle con aires pensativos aunque perfectamente envueltos en inocencia y algo de timidez. Pues es una bellesa más... privada, podría decirse.. Más suculenta en el sentido de que no se muestra tan hermosa de como es realmente hasta que simplemente encuentre a que o a quien mostrarselo, ende ahi lo de la privacidad, tambien es sumamente delicada, más no indefensa, puede ser tan suave como las propias hermosas hebras que le caen por sobre la espalda y parte de sus hombros, pero tambien tan agresiva como el raspar de sus pies en las aceras en una carrera... Podría decirle sin duda más, pero quizas no eran.. apropiados.. para unc aballero dichos alagos u observaciones. Más su mirada por un segundo dijo todo fijandose en parte del esbelto cuerpo de la hembra.

Guardó silencio mientras volvía a mriarle a los ojos, quería preguntar el porque le había llevado afuera, aunque claro, no era torpe, pero debía ser Quol, no el conde aquella noche.

Cerró los ojos mientras caminaba sin rumbo aparente, con sus sonrisa ampliándose más y más... Gozaba de escuchar sus palabras tan galantes y caballerezcas, lo adoraba, simplemente. Sus colmillos salieron a relucir con el tenue brillar de la luna en cuarto menguante, pero el joven Quol no podía apreciarlo, estaba detrás, siguiéndola... Murder sintió la exitante sensación de poderío... La noche se volvía más oscura... El reino de la tinieblas empezaba entre las callejuelas que era por donde ellos se estaban movilizando.

Finalmente se detuvo en seco, con los labios entreabiertos... Se volvió al joven soltando su mano, de manera lenta y tierna- Así que usted ve mi belleza así... No sabe cuánto me embelezan sus literales elogios... -susurraba en el silencio de un callejón; sin embargo, se veía claramente sus intenciones en sus húmedos labios de carmín color.

Se acercó un poco más a él, caminó haciéndole retroceder y así, poderle poner en contra de alguna pared de viejos ladrillos - Me ha agradado demasiado su compañía... ¿Sabía usted? -nuevamente la pícara sonrisa volvía a su fino rostro pálido ya teniéndolo contra ella y la pared, casi sin escape.

La mano libre del joven iva detras, a su espalda, tan ocultos como los colmilos de la dama, un libro se hizo presente en la mano del camuflado duque, aunque claro, el podia sentir la obvia cualdiad de la mujer, su piel algo más fria, su simple aura, pero quizas ella no pudiera saber con que se metía especificamente.

El rojo instrumento de lectura se mantubo oculto, más aun cuando timidamente el joven Quol se vió presionado contra la pared. Ubiera conetstado aquellas palabras de ella peor sus acciones le habían dejado anonadado, su brazo estaba pegado al muro de forma algo incomoda, aun asi su indice, separaba algunas paginas cautelosamente, su mano derecha ahora libre de las de ella, reposaba apoyada en la pared a modo flojo y su cuello estaba visible. Su rostro algo ladeado, el escenario perfecto para la dama.

Un leve rubor se hacía presente en las mejillas del conde, casi inexistente sus ojos veian de reojo con inocencia a la depredadora que tenía acorralandole. S-señorita Murder... Yo-yo nunca... No termino sus susurradas palabras para cuando su boca se entrabrió, sus labios rosaseos cmo si se preparasen para un calido beso en esa oscura noche, fueron relamidos en suscomisuras por la punta de la lengua del joven que solo esperaba. Le agradaba la chica, pero no or elo se dejaría ser presa de dichos dientes, por sensuales que le fuesen.

Afinó sus ojos acercando sus labios a los ajenos. Quedó suspendida a milímetros, podía sentir el agitado y nervioso respirar de Quol, y la tiebieza del mismo hizo ruborizar a Murder. Sus manos, en aquella suspensión, se posaron sobre el cuello de la camisa del joven y empezaron a desabotonarla sin escrúpulos.

El baldío callejón era un escenario perfecto... No había nadie que pudiera intervenir tal acto... era preciso...

- Tú no... - detuvo sus manos al escucharle, le había dejado con la camisa media abierta. Pronto alejó sus labios, abriendo por completo sus pestañas, alzó aquellas pupilas doradas y la fijó en las negras iris del muchacho... Eran como morir en la soledad, sus ojos tenían algo increíblemente encantador.

- Ah, entiendo. No has concido a alguien tan osada como yo, ¿verdad? - dedujo y soltó una risilla sensual, divertida y ajena a su verdadero sentimiento, pues se había quedado con las ganas de morderle. ¿Sería él capaz de detener su deseo?

Quedó esperando su respuesta, con sus delicadas manos sobre el pecho desnudo del joven, mirándole directamente con esos grandes ojos infernales, con el cuerpo arqueado y casi inclinado hacia él, dándole una bella figura al vestido de blondas que llevaba puesto con ayuda del corsé.

Tragó grueso haciendo sonar su garganta cuando su camisa comenaba a perder unidad mediante los botones que se ivan desabrochando descariladamente mostrando la piel del hombre en cuestion, piel suave y sumamente fina, delicada quizas, y suficientemente blanquecina para que sus perladas o rubores se notaran con absoluta facilidad.

Solo asintió a su comentario/pregunta. Dejando hacer quzias de todos modos. Quol era un joven timido aunque de verdad, nunca había estado con una mujer, sabría iben defenderse en caso de que la dama atacase a su cuello, y no sería nada agradable para esta de todas formas. Solo quedaba ver que haría Murder y que haría el conde. Aunque ambos papeles estaban en realdiad algo claros.

Acarició su suave piel, cual podía compararse con la textura de la seda oriental más elaborada. La sonrisa pícara que tenía se desvanecía en una sonrisa común. Finalmente subió sus manos hacia los hombros del muchacho, estirando los brazos, pronto, rodeando su cuello con sus extremidades cubiertas por la tela blanca del vestido, le abrazó.

Aspiró profundamente cerrando los ojos, quería grabar en su mente el aroma del Quol y así poderle ubicar cuando a ella se le diera en gana. Era un olor dulce, muy atractivo... No tanto como la Reina, pero no se quedaba atrás. Pronto, colgada de su cuello expuesto, casi empinándose a pesar de llevar puestas botas de taco alto, abriendo los ojos, observó aquel libro de pasta roja. Sus grandes ojos no pudieron ocultar su interés por él.

- Un libro de literatura... ¿Puedo verlo? -preguntó con total inocencia, pues debido a su concentración en querer morderle no oyó el sonido del pasar de las páginas, a pesar de que un silencio sepulcral había acompañado a los jóvenes durante todas las escenas del callejón.

Me es sumamente raro que en una situación como esta, desee leer un libro... Que clase de tecnica seductora era llevarse a alguien a un callejon, desnudarlo de cintura hacia arriba casi por completo y querer leer ? No se inmutaba ante las acciones de la dama, pero algo de desconfianza se vino a su cuerpo y mente con aquellas palabras, más aun, el poco deseo que había comenzado a sentir, se había desvanecido ya rapidamente habiendo quzias salidod el echizo de las caricias vampiricas en su suave piel y la vision del inclinado cuerpo femenino hacia el suyo entre varios factores. No dijo nada más, no hacía falta.

Su semblante se llenó de desvergüenza nuevamente. La respuesta de Quol, para ella, era la clara muestra del deseo que tenía él deser besado. Sonrió a medio labio.

- Veo que no me lo quiere entregar por las buenas - afirmó sin dar oportunidad, si quiera, a que el joven se negara-, entonces lo tomaré por las malas -continuó, y aprovechando la sugerente posición, pasó su lengua por la oreja ajena, palpándola con la misma. Su traviesa mano izquierda se dedicó a acariciar sus cabellos lentamente, y la otra a recorrer el desnudo pectoral del joven y, pasando sobre su elegante ropa, llegar a su espalda, tanteando sobre esa zona con sutiles roces.

Se oyó una que otra risa coqueta. Las frases obsenas no dudaron en salir de sus húmedos labios y danzar sobre el oído de Quol. Sus delgados dedos derechos lograron atrapar el libro, pero ello no fue razón para que el "acoso" continuara su curso.

Creo que....Haum... No pudo seguir sus frases, no por la lengua en su oido, eso le era casi indiferente, pero las inmaculadas caricias sobre su pecho desnudo, las risas y quizas que frases obsenas a su oido hacian sus efectos en parte del cuerpo del hombre hasta llegar a su pantalon de tela que parecía.. elevarse un poco en volumen.

Ciertamente el duque de Lucifur nunca había experimentado dichas cosas, lo cual era una debildiad superable aunque por dDios que era dificil. Aun asi pudo reaccionar y presionarse a si mismo hacia atras dejando el libro tecnciamente inaccesible a la dama, pegado totalmente a la pared junto con el brazo izquierdo del joven y todo aprisionado por el peso de su cuerpo sobre estos. Sin poder evitarlo, un lastimero y casi mudo gemido fue ahogado en su garganta saiendo como casi un suspiro.

Su cuerpo se apegó más al del joven conde, status que ella aún desocnocía, y aplastó suavemente sus pehos sobre el desnudo pectoral de él; su vientre, al igual, chocó con la misma del joven, sintiendo su entrepierna elevarse. Se sonrojó. Qué placer le causaba... Hacía bastante tiempo que había dejado aquellas andanzas tan atrevidas, y disfrutaba el volver a hacerlas... Someter a un tímido joven era una travesura, el seducirlo un juego, el excitarlo... un logro bastante conciderable.

- ... ¿Crees que te gusta? - musitó con los labios entreabiertos, húmedos por la escasa saliva que había requerido para humedecer su oreja. Una risa casi jadeante salió tras decir eso, acompañando el gemido de Quol.

Ya no podía más, eran experiencias definitivamente nuevas,peropor ende, como reaccionar era la pregunta del conde, su cuerpo casi actuaba por si solo,se quería lanzar como un ciego,pero nopodía bajar la guardia,un paso en falso y su sangre se iria como un dulce vino a elpaladar de la dama. La presión de sus pechos, su vientre apegado ala abultada hombría del joven que solo le hizo a esta reaccionar casi de un salto poniendose más rigida. Esta vez no gimió, sino que casi exclamó de.. gusto,podria decirse, sorpresa de las reacciones deliciosas y extrañas que comenzaba a sentir su cuerpo.Tragó grueso una vez más y no pudo evitar asentir ante las palabras de Murder e incluso, casi como una incente travesura dicatda or un mero reflejo, mover su cadera de atras ahcia adelante tan solo una vez haciendo un liero pero cual candente roce entre ambos sexos una vez más. Sacandole otro tierno gemido para deleite de la vampiresa.