Bromas de mal gusto. [ Totalmente libre. ]

Estaba buscando a la señora de la casa hacía tiempo, estaba preocupada por su ama, pues esta no quería salir desde lo de sus padres.

Tras varios minutos buscando a la señora, finalmente la encontró en un saloncito, bastante ocupada con cosas que, a primera vista, no pudo identificar.

Se acercó despacio, haciéndose notar enseguida.

-Disculpe, señora... qué está...? - Se quedó un poco parada al verla rodeada de ¿disfraces?

Estaba haciendo una pequeña limpieza por uno de los pasillos cuando escucho ruidos que provenían de la parte de arriba comenzaron a llamarle la atención, en un principio, pensó que seria algún pequeño animal que se había escabullido por allí y había entrado, pero las pisadas no eran de un animal, mas bien de un humano. Talvez podrían haber entrado ladrones a la mansión, no estaba seguro de que podía ser. Aunque le picaba la curiosidad saber que pasaba en el ático, por lo que decidió subir a ver que pasaba, solo prendió una pequeña vela y subió hacia arriba con esta alumbrándole el camino. Cuando ya estuvo en aquel lugar pudo ver dos figuras femeninas allí. Una era de la Duquesa Auroxia, la otra persona, por la vestimenta que tenia de seguro era una empleada del lugar.

- Buenas tardes Lady Aura, igual a usted joven- dijo inclinándose levemente en forma de saludo mientras miraba curioso, la caja en la que estaba concentrada la joven duquesa. Al parecer eran disfraces los que se encontraban allí, a Dylan le llamo un poco la atención a aquello, miro levemente hacia otro lado, sintió un leve escalofrío recorrer por su cuerpo, tenia una intuición muy fina. Parecía estar algo alarmado aunque no sabia el porque.

“Talvez sea mi imaginación...", pensó mientras se tranquilizaba y miraba nuevamente, a las acciones que realizaba la joven dama, parecía estar entretenida haciendo aquello. Vaya que manera mas extraña que tenían de divertirse los humanos, nunca había entendido eso de los disfraces.

El joven vio la mirada de la Lady, ciertamente le dio escalofrios. Dio unos pasos hacia atraz, con algo de temor. Pudo sentir la puerta cerrarse, ahora el demonio parecia estar sudando frio, cuando escucho aquello de la duquesa, decidio huir con una tonta escusa que podria salvarlo.

- Lo siento... debo hacer los quehaceres que me faltan Lady Aura- dijo con una sonrisa un tanto forzada mientras se dirigia hacia la puerta rapidamente para irse de alli, pero al hacerlo. Pido notar que la puerta estaba cerrada, trago saliva de nuevo. Miro hacia atraz y vio a la duquesa, aun con una sonrisa forzada y nerviosa.

"Me rindo...", pensó mientras se quedaba alli parado, no podia salir y ni siquiera podia abrir con sus poderes, malditos fueran los que habian cerrado la puerta, ya pensaba hacer algo como venganza.

Iva con algo de prisa por el pasillo cuando el sonido del golpe de la puerta le llamó la atención, se acercó hacia donde provenía el sonido y posó su mano en la perilla de la puerta intentando abrirla notando que estaba cerrada. Afiló su mirada al entrecerrarla metiendo su mano en su bolsillo buscando entre las llaves, pudo sentir voces en el interior por lo que no le agradaba la situación, sobretodo la presencia negativa allí dentro, nada parecida al del señor bloodrer, si no que más parecida a Sebast... las llaves calleron de sus manos torpemente al recordar la presencia demoniaca del mayordomo oscuro pero era imposible que se encontrase allí. Recogió las llaves y se apresuró a abrir encontrandose con el sirviente delante suyo. Pestañó confundido, desvió su mirada a su ama y a la otra doncella que se encontraba con ella y finalmente al reguero de ropa que estaba desperdigada por el piso.

Volviendo a guardar las llaves en su bolsillo cerró los ojos - ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso no tienen cosas que hacer más que estar jugando? - miró a ambos sirvientes y dando un par de aplausos para enfatizar sus palabras se apartó de la puerta - Vamos, hay un montón de cosas por hacer. La mesa aún no está tendida para la cena y necesitaría ayuda en la cocina - dictó serio pero en un tono de voz que dejaba mucho que desear en cuanto a mandato, pese a las palabras parecia un cortéz pedido más que ordenes.

Había permanecido atenta a todo, mirando curiosa y con una risita cómo la señora de la casa jugueteaba con los disfraces, convenciendo a sus sirvientes. Le gustó poder pasar ese ratito divertido.

Para hacer contenta a la señora, cuando le puso las orejas empezó a jugar a su alrededor como si fuera un gatito, comportándose con inocencia y algo de vergüenza.

Cuando entró Grell, otro de los inquilinos en la casa, se quedó parada, ese ser la ponía un poco nerviosa. Había algo extraño en él.

Siguió a su señora para la cena, preguntándose aún dónde estaría su verdadera ama.

Cualquier apice de severidad y liderazgo se esfumó cuando el brazo de su ama le rodeó el propio mirandola con algo de perplejiodad - My... My Lady... la cna no estará hasta dentro de varios minutos... - dijo entre un tartamudeo nervioso intentando con su mano libre tomar el reloj de su bolsillo el cual sacó con un movimiento un tanto torpe casi dejandolo caer - 27 minutos... - dijo en un susurro indicando el tiempo que faltaba para la cena. Volvió su mirada a los sirvientes como si buscase salvacion en ellos.

Vio el comportamiento del señor Grell y ocultó una sonrisa, acercándose con las manos en el regazo, haciendo una leve reverencia ante él, sonriendo.

-Temo que no nos hemos presentado... Soy Giulia Dellacourt.

Aquel tipo el que estaba alli, su precencia... no era un ser normal tampoco la otra sirviente, comenzó a seguir a la joven duquesa solo iba detraz de ellos, como un fiel perro guardian, eso seria coinsiderado en cierta manera de seguro.- Los siguio hasta que escucho el comentario de Grell, aquello si que era grave 27 minutos, aun asi tenia tiempo algo sencillo y delicioso, a la vez sostificado. Si se podria, talvez un plato Italiano, el joven planificio algo en su mente de manera rapida, calculo todo lo que necesitaba rapidamente. Miro a Grell y sonrió tranquilo, ya tenia algo en mente. Al escuchar a Giulia, suspiro levemente no habia tiempo de presentaciones. Habia que hacer algo rápidamente el tiempo se acababa.

- lamentamos decirles que no podremos seguirlos la señorita Giulia y yo debemos hacer unas cosas- la agarro de la muñeca a la joven, hizo una lebe reverencia hacia Grell y la joven duquesa.

- Lady Aura... señor- termino de hacer la reverencia y sonrio , se fue de alli rapidamente tirando de la muñeca de la joven.

- Lo siento Joven Giulia necesito su ayuda- susurro mientras tiraba de su brazo y se la llevaba de alli, necesitaba que le diera una mano para que las cosas estubieran perfectamente a tiempo. Talvez les alcanzara para hacer otra cosa.

fue agarrada por el joven sirviente sin entender nada. Mientras seguía caminando, tropezando en ocasiones con sus propios pies, iba mirando hacia la señora de la casa tratando de disculparse y a la vez decirle algo al sirviente.

-Pe...perdona... - dijo con voz nerviosa. - Yo no... yo no soy sirvienta de la casa... - siguió hablando, aún mirando hacia atrás por si la señorita Voltaire tenía alguna queja.

Sin embargo, no dijo nada más, si el joven sirviente tenía que hacer algo para la cena, lo más lógico es que ella le ayudara ya que su verdadera ama era una invitada de la mansión.

Suspiro levemente al escuchar aquello gran error habia cometido, aun asi no le avergonzaba. Solo solto a la chica, con suavidad y le sonrio levemente. Y agacho su cabeza en señal de disculpa, luego siguió de largo mientras se iba a hacer lo suyo, no podia ser que la cena no estubiera lista, debia hacer algo rápido... igualmente no seria muy complicado, debia preguntarle a los demas sirvientes por los gustos de la dama y haria una comida que esta pudiera disfrutar.

"no hay mucho tiempo, solo dos minutos menos que antes", pensó rapidamente mientras se iba hacia otro lado, tenia que ir directo a la cocina. Le habia pedido ayuda a la otra joven, pero si no era sirviente de aquella casa no quedaba otra opción que hacer las cosas solo.

Cuand se vio sola en medio del pasillo, con todas esas sombras que aún le daban algo de miedo, salió corriendo tras el joven sirviente como alma llevada por el diablo, llegando enseguida a su altura, respirando agitada.

-Te ayudaré! No es problema. - Dijo falta de aire, agarrándose el pecho. - Conozco los gustos de mi ama, y soy rápida en tareas de cocina.

Explicó caminando a su lado, mirando aún de reojo a sus espaldas por miedo a los fantasmas.