Paseo [libre]

Otro atardecer atrapado por sus ojos, y casi devorado en su concentración. Pensaba que, a pesar de tanta actividad portuaria, se encontraba sola en esas rocas, que ocultaban su forma lupina.

Cuando se cansó de mirar al astro rey, escaló alguna rocas para, sin querer, y sin notar el aroma, se halló con aquel, que tenía un olor que llamaba su atención. Algo anonadada por la aparición bajó las orejas, mirando fijamente a su obstáculo, sin emitir sonido alguno.

Sus ropas de aquel momento eran simples, una tela blanca con la forma de una camisa cubría casi del todo sus hombros. Y sus piernas eran cubiertas hasta sobre las rodillas por un short medio apretado, con botas cortas.

Negó con la cabeza.- Ah… no… yo… sólo… me asusté –Asintió después.- todo está bien es que… su olor me parece… familiar –Dijo sin atreverse a sostenerle la mirada, pensando que quizás no estaría bien, por lo que desvió sus orbes verdes claras.

Se encogió levemente de hombros, mirando de nuevo al que tenía enfrente, y se levantó para tratar de alejarse, pasando al lado del extraño, sin darle la espalda.- Aa… Adiós… -Dijo nerviosa, claro, no acostumbraba a sostener conversaciones con personas que lucían… importantes. A la vez que avanzaba para atrás, aun sin darle la espalda, y por ese motivo, tropezó a la vez que se enredaban su pies, y cayó sentada en el suelo, fuertemente.

Le dolió, así que no negó ni asintió a sus preguntas. Se levantó ayudada por aquel muchacho, más que avergonzada, supuso que querría reírse, pero no lo comentaría.

Más que nada, encontrarse a aquel muchacho a la vuelta de una roca, y sentirle tan superior a ella, que se subestimaba a sí misma, fue lo que más le puso nerviosa. Sus instintos la hicieron querer huir por la sorpresa, como un perro que no se da el tiempo de pensar antes de correr de algo de lo que duda si es o no peligroso.

- Lo siento… yo… -No completó la frase, pensó que al chico le parecería ridícula su explicación.- Lo siento –Concluyó, mirándolo.