Asesinato~ Hahahaha~~

Sus dedos apretaron el rostro del vampiro y apartó la motosierra perdiéndola entre los dobleces de su chaqueta, ya con su mano libre le abrazó arropándolo contra su pecho en un abrazo - Se mío y te daré la sangre que desees - repitió su oferta presionándolo contra él dejado que la sangre del vampiro le manchara en su caída, era demasiada la tentación. Deseaba violarlo como ninguna criatura nunca había hecho y nunca podría.

Descendiendo suavemente llegó a depositarlo en el piso sobre los charcos de agua dejando que su largo cabello se fundiera en el mismo como sombras en el agua. Observó la herida en su vientre, latente y carmesí. La lluvia había parado un poco y las gotas y no eran violentas si no que caían como seda sobre ambos seres. El pelirrojo no lo resistía - Relajate… - murmuró acariciando su pecho y bajando hacia su herida, en esta sus dedos se entreveraron con la sangre acuosa y cerró sus ojos. La mano libre el shinigami se apoyó en el pecho del pelinegro para evitar que se levantar si lo intentaba. Sus uñas en el vientre se enterraron en la carne del vampiro reavivando el sangrado el cual fluyó por entre sus dedos y con este los recuerdos del vampiro. La mente de ambos se vería azotada por los vividos recuerdos, los más profundos y los que más marcaron al matusalén. En ese momento, a través de la sangre, el vampiro era un libro abierto para el pelirrojo.

Llenó sus pulmones de aire cuando los recuerdos comenzaron a mostrarse a él como un a mera película, una película que podía ser tan real que sentía el dolor del vampiro, sentía las llamas de su hogar, un sabor amargo le vino a la boca cuando él pronunció aquel nombre. Aturdido tanto o más que el vampiro arrodillado a su lado se inclinó hacia delante con sus ojos cerrados dejando que sus mojados cabellos le cubriesen en rostro soltando un quedo gemido de angustia que le procedió a un grito de dolor. Al alzar su mirada y ver como su brazo era desgarrado y destajado por aquellas garras cortando y destrozando cualquier tejido en su camino incluso marcando surcos en los huesos de su antebrazo. Cegado por el dolor, sin detenerse a pensar sus movimientos clavó las uñas de la mano que descansaba sobre el pecho del vampiro y empujó provocando empujarse a si mismo hacia atrás volviendo a lanzar un grito de dolor cuando su brazo fue desmembrado. Trastabilló cayendo hacia atrás llevando su única mano a su brazo destrozado mirando con ira al vampiro alcanzando a ver su último gesto.

La sangre tiñó todo a su alrededor, caía en demasía por la herida del shinigami, por la herida del vampiro. Ya ambas criaturas reposaban en lo que parecía un lago de aquella vitae. El dolor no parecía desaparecer y el relámpago iluminó la escena mostrando la masacre que era, el shinigami se dejó caer de espaldas aún sujetándose el brazo mientras soltaba un prolongado gemido mareado por el dolor y la falta de sangre. Su brazo lentamente se regeneraba en un doloroso proceso. Completamente vulnerable solo observaba de reojo al vampiro asegurándose que no se acercara. Sus labios estaban tensos, entreabiertos dejando ver su dentadura en zigzag apretada rechinando sus dientes unos contra el otro mientras su espalda se mantenía arqueada por el dolor que se extendía por su pecho hasta resonar en su cabeza. Maldecía al vampiro al cual tomó por muerto cuando sus ojos comenzaron a lagrimear.

Gruñó como un perro embravecido al ver como el vampiro se reía y parecía estar más vivo que nunca pese a no poder levantarse - Ríe querido, ríe mientras aún tengas aliento para hacerlo – dijo con su singular voz de sierra cortando metal dejando en trasparecía su ira al arrastrar cada palabra entre sus dientes sin separar estos al hablar. El dolor se disipaba de a momentos pero cuando se movía volvía a asaltarlo de forma que parecía golpearlo violentamente a cada oleada. Volviendo a gruñir se giró para quedar boca abajo y levantarse sobre sus rodillas ayudándose con su brazo sano a quedar en cuatro… tres patas volviendo la mirada a su brazo dañado y como lentamente se reconstruía, no por voluntad del pelirrojo. El mareo le hizo cerrar los ojos, sus lentes resalaron de su rostro y quedaron colgados como un collar de la fina cadena plateada que los sostenía al cuello del pelirrojo, un fino hilo de sangre mezclado con saliva brotó de sus labios, sus propios dientes al apretarse tanto habían lastimado su encia y la pequeña herida sangraba lenta pero continuamente, no podía regenerarse con naturalidad debido a la energía que le llevaba hacerlo con su brazo.

Permaneciendo así ladeó su rostro para mirar al vampiro sonriendo aún con la pincelada de dolor atravesándole el rostro y desfigurando sus facciones - Haz sido un mal chico, Bloody-chan... pero no te preocupes. Sabré disiplinarte~ - murmuró sabiendo que pese al ruido de la lluvia el vampiro le escucharía. Volviendo a cerrar sus ojos se irguió sobre sus rodillas e intentó pararse balanceándose en poco en el proceso por el mareo que le descomponía el estomago.

Apretó sus dientes molesto por el dolor que sentía, dolor que le nublaba la vista y jugaba con su sentido del equilibrio, dolor que se acentuó cuando estiró sus nuevos dedos y movió su nueva muñeca la cual parecía más delgada que la de su otro brazo, desde por encima del codo hacia abajo tenía este desnudo y su pálida piel parecía pegarse a sus músculos y huesos delineando cada vena y arteria que allí había, tensando cada tendón que parecía mover sus delgados dedos como si fuese un simple títere. Lentamente parecía que aquel brazo de huesos, músculos y sangre cubierto de piel de blanquecina se llenaba con la carne que le daba su aspecto de suavidad y perfección de una muñeca de porcelana. Mantenía sus piernas levemente separadas para mantener un mayor agarre al piso, los mechones rojos, ensopados por la constante lluvia que parecía castigo del cielo, corrían como serpientes sobre el rostro del shinigami adaptándose a cada curva del mismo, su mirada pintada con toques de ira y de placer mostraba un brillo iridiscente como el color de una libélula dándole la sensación que brillaban en la noche, efecto que no se mostraba mientras este tuviese las gafas puestas, si el vampiro prestaba atención se respondería a si mismo la irónica pregunta.

Su sonrisa se volvió nuevamente con aquella gracia y frescura que había tenido en un principio borrando todo rastro de dolor en su expresión volviendo a la suya calmada y con aquel aire travieso y seductor. Su lengua roja y húmeda relamió sus labios limpiándolos de los restos de sangre que perfilaban los mismos dejando que el fino hilo del carmín vitae que caía de su comisura a su cuello fuese enjuagado por la lluvia - Tranquilo querido, en el momento que nos tengamos rostro con rostro mis anteojos no serán obstáculo para tus hermosos luceros carmín~ – Se tomó el brazo recién regenerado con su mano sana arropándolo contra su estomago no pudiendo aún moverlo con naturalidad. Retrocedió un par de pasos observando de reojo su alrededor, el sonido de unos pasos apresurados y unas risas que claramente se identificaban como la de un hombre y una mujer, se escucharon calle abajo dirigiéndose hacia ellos, al parecer a pasar por la acera donde se erguía la estructura donde ellos coronaban la azotea - Tal parece que te he dejado agotado, querido Bloody~ Será mejor que te deje descansar – musitó dando un pequeño salto hacia atrás dejándose caer y perdiéndose de la vista del vampiro.

El sonido de la lluvia se escuchaba copioso y rítmico, dejando que cada gota que precedía a otra estallara contra los charcos sanguinolentos del piso. Esa sinfonía del clima fue rota por un grito femenino y una exclamación masculina que profería insultos en francés, el inconfundible sonido del motor de la motosierra hizo eco en sus calles y solo quedó el sonido de un sollozo. Nuevamente gritos, insultos y la risa del shinigami precedido de un golpe en seco que acabo con todo volviendo al copioso sonido de la lluvia. No precedieron casi segundos de aquel acto cuando de un salto volvió a aparecer la sombra carmesí del ojiamarillo aparecer por la cornisa y pararse al borde de la misma casi trastabillando. En su brazo traía lo que parecía ser el cuerpo de una joven humana de rubia cabellera, yacía al parecer muerta pero el latido de vida corría agitado por su cuerpo, solo estaba falta de conciencia. Su brazo débil se mantenía flectado contra su cuerpo y ya presentaba un aspecto normal. La dejó caer al piso y la pateó hacia el pelinegro dejándola a menos de un metro del - Serás mío, querido, pero no como un nombre en mi cuaderno. Preocúpate por mejorarte, vampiro que se alimenta de la muerte – le dijo con seriedad pero con aquella sonrisa de tiburón en su rostro. Volvió a alejarse esta vez saltando a la azotea vecina. El aroma de la sangre del hombre que yacía moribundo en la acera comenzaba a expandirse por el húmedo ambiente mientras la lluvia enjuagaba el vitae carmín arrastrándolo por las calles como si fuese un barquito de papel que un niño hubiese abandonado a la corriente.