Cumpleaños de María.

Desde la entrada la suave música de la orquesta compuesta por un cuarteto de cuerdas penetraba en los oídos de los invitados abriéndoles un ambiente calido y prospero al igual que relajante. Cada invitado era recibido por un mayordomo que le escoltaba al gran salón principal anunciando su nombre y recibiendo abrigos y sombreros.

El piso de mármol lustroso y blanco como la nieve solo se interrumpía por las betas cremosas del diseño de la piedra. Las altas columnas estaban envueltas en finos listones de seda rosados y blancos al igual que el techo del cual surcaban los mismos listones en cóncavas caídas coronadas por moños y rosas rosadas y blancas. A lo largo del salón se disponían varias mesas redondas cubiertas con manteles blancos de una exquisita caída similar a la seda pero opacos, el borde de los mismos estaba decorado con brocados rosas y entrelazados en el bordado había pequeñas flores naturales rosadas similares a pequeñas margaritas. Sobre estos grandes jarrones con rosas blancas y rosadas las cuales despedían un delicioso aroma femenino y elegante. Las servilletas delante de cada silla estaba doblada en una rosa siendo estas blancas con los bordes rosados, los platos, uno sobre el otro, con sus bordes desiguales simulaban una flor con la servilleta en el centro. Los cubiertos de la más fina plata rodeaban los platos colocados correctamente al igual que las altas copas de champagne el cual se servía desde la misma botella por varios mayordomos que rondaban las mesas atendiendo a cada uno de los invitados.

A un lado se veía una amplia mesa larga repleta de los más exquisitos platos y degustaciones al igual que postres, varios mayordomos atendían dichas mesas sirviendo con exactitud los pedidos de los invitados fuesen ingleses o franceses puesto que casi todos la servidumbre seleccionada para la fiesta era bilingüe.

El centro del salón, libre para dejar la pista de baile al descubierto dejaba ver tres grandes mesas cubiertas de un hermoso mantel rosado bordado con rosas blancas donde se veía un gran pastel en la forma de un palacio de la más fina repostería y a ambos lados dos pasteles menores de blanca cobertura decorados con flores naturales. A ambos lados dos mesas amplias reservadas para los regalos de la cumpleañera, los más hermosos envoltorios desde brillantes papeles a las más finas sedas y terciopelos decoraban con listones las diversas formas de los regalos cuidadosamente dispuestos y presentados por los mayordomos al ser entregados por los invitados.

Pastel:

Spoiler:

María observaba todo desde el segundo piso de la Sala Principal. Le habían dicho que no debía bajar a la fiesta hasta que fuese presentada públicamente ante todos. La niña estaba muy nerviosa, ya que esa fiesta representaba su salida al mundo social y todo lo que esto conllevaba... o algo así, por lo menos eso le habían dicho cuando ella había preguntado. Pero, al fin y al cabo, María sentía que ese día era muy importante.

Miró a su alrededor, inquieta, buscaba a la que consideraba su mejor amiga en el palacio, ya que no la dejaban salir muy a menudo.

-Ya...Yami-onee-chan...- llamó, con la voz temblorosa buscandola con la mirada por todos lados.

Spoiler:

oi que la señorita maria me llamaba y acudi a su llamado inmediatamente-aqui maria-sama[/color[color=blue]],-la mire un momento-a maria..sama...que linda luce hoy...se ve preciosa y su fista sera un exito..asique disfrutela mucho si?-la abraze-feliz cumpleaños maria-hime-depues de agacharme a darle su abrazo aria me levante con una calida sonrrisa con la intencion pues de tranquilizarla se veia muy nerviosa-y digame..en que le puedo servir..pequeña dama?

El carruaje se detuvo frente al palacio de Versailles. Parecía ser que eran puntuales. Aún no arrivaban todos los invitados que, suponía, estaban invitados a aquella fiesta.

Acompañada de la jóven de melena azabache, sonreía mientras observaba el palacio desde la ventana de la carroza. Comenzó a sentirse un poco emocionada por el hecho de que, después de mucho tiempo, tendría el placer de entretener a una multitud aunque...no supiese exactamente de qué manera sería. El compartimiento fue abierto por un mozuelo bien parecido de cabellos castaños. Su compañera había sido la primera en salir.

Así, tomó la mano del muchacho para con cuidado bajar del carruaje. Se podía vislumbrar como su melena dorada y su piel ligeramente bronceada eran bañadas por el sol de manera parcial, y sutil. Llevaba puesto un vestido color beige claro; el corsé de dicho vestido se encontraba bastante ceñido a su cuerpo, exhibiendo con vehemencia las curvas que poseía; aquel corsé se veía decorado por un hermoso lazo rosa pálido que se encontraba atado en su espalda baja. Su vestido era largo, cubriéndo así, sus zapatos de tacón mediano del mismo color que el lazo de su vestido. Las mangas del mismo eran cortas, e infladas en ambos brazos dejando ver su clavícula y sus hombros; Su escote acorazonado y poco generoso de su vestido le hacía ver 'delicada', ya que, así lo ameritaba la ocasión.

Su rostro se encontraba cubierto por un antifaz rosado, con detalles platinados bastante sutiles. Ambos lóbulos se encontraban cubiertos por dos pendientes dormilonas medianas, de diamante en forma de corazón y un dije de la misma forma que llevaba en su collar platinado, de oro blanco.

Finalmente bajó de la carroza con cuidado. Al bajar, se puso de pie frente a la jóven acompañante y le sonrió de manera juguetona.

- Así es. Ya hemos llegado, ¡qué divertido...!

Se encontraba en frente de Versailles, un joven caballero de blanquecina cabellara, en su rostro se podia observar unos orbes amatistas, su mirada no tenia expresion alguna al ver todo esa impureza mas se limito a no decir nada. Portaba un traje formal blanco con unos botones dorados en este contando tambien con un emblema del otro,dejando el saco abierto dejandose ver en su torso un chaleco lila que colgaba una cadena dorada, este llegaba hasta la cintura dejando apreciar su espada que era como un rayo de sol en el amanecer de la nueva era sin embargo esa arma no seria usada hasta que llegara el juicio final mientras tanto seria portada en su funda negra que era como el alma de todos los presentes que llevaba un par de cordones del mismo color que el chaleco y un mango de oro puro, las mangas del mismo traje eran igual que sus ebras llegando al final de este con unos distanciados botones, se empieza a mover entre los recien llegados a ver si entre tales impurezas se encontraba quien seria quien llevaria a inglaterra al nuevo comienzo, el hecho de estar entre los corrompidos le daba repugnancia pero al igual los salvaria de sus pecados, debia admitir que en donde se llevaba acabo el festejo era una buena zona para abir la puerta celestian pero eso se habra decidido en cuanto llege el tiempo necesario.
Sus ojos captaban como todos los invitados se divertian por estar en una fiesta de alta alcurnia, pero igual a el no le daba importancia a tales prestigios, podia imaginar que placentero seria llevarse todas las almas del lugar para purificarlas y llevarlas hasta la puerta celestian. Se detuvo al ver un carruaje arribar a la entrada, se hiso presente una sonrisa en su rostro al ver que su buscada habia terminado con exito.
Tan fina como siempre dejando a todos los invitados con sorpresa por su recien llegada... penso, en pasos lentos se acerco al mueble, hiso una reverencia a la persona quien se encontraba en frente de el.

-Su majestad, la estaba esperando...¡Oh!, My lady Auroxia es un gusto poder conocerla.

Se coloco a lado de la Reina para escoltarla hasta la reunion que presentaban los Reyes de Francia, esperando que fuera una normal velada sin tener que soportar la sucia esencia de demonios o shinigamis merodeando entre la nobleza y alrededores.

Como una caravana, varios carruajes se dirigían a uno a uno desde diferentes puntos de Inglaterra hacia el palacio mas hermoso de Francia, y entre todos ellos, el suyo obviamente se hacia notar. Un carruaje de un color rojo oscuro con ciertos tonos violáceos, que lo hacia similar a un conchovino, jalado por caballos negros se detenía frente a la entrada de tan magnifico palacio.

Dentro del carruaje estaban su mayordomo, la escolta que había sido enviada por su ausente futuro esposo y ella, que había sido recibida por uno de los mozos del palacio al bajar del carruaje, el cual sostuvo su diestra en alto y la encamino por la escalinata hacia las puertas abiertas de Versalles, en donde mientras uno de los sirvientes recibía su abrigo negro, al cual al abrirse dejaba ver su vestido carmesí como si este fuera una hermosa herida abriéndose, el otro anunciaba en voz alta su nombre y puesto en la sociedad.

- Señorita Pandora Erzsébet Báthory, Futura Condesa Nightlord.-

Tras esto, hizo ingreso al palacio seguida por su mayordomo, el cual en una caja circular, decorada con una hermosa cinta arriba, llevaba el regalo para la pequeña princesa, y tras este, su escolta.
En lo que mantenía un suave caminar, con su cabello suelto, el cual únicamente iba decorado por una rosa roja hubicada en el costado derecho de su cabeza que hacia juego con su vestido , apreciaba la hermosa decoración del lugar, ignorando a la gente que le miraba al pasar. - Hermoso…- Murmuro en lo que miraba el decorado, los detalles, hasta la forma de presentación de la comida; si todo aquello era hermoso, no podía aguantar las ganas de ver a la pequeña princesa que ese día se mostraría ante la sociedad.

Vestido:

Spoiler:

La Teniente Winkle caminaba con paso rígido a través de los corredores del palacio siendo seguida de cerca por un mayordomo que a duras penas conseguía mantener el paso de la germana a quien patéticamente suplicaba detenerse, haciéndolo en francés, y pese a su escaso dominio de aquella molesta lengua (que para ella se asemejaba al sonido producido por unas uñas al rascar cierta superficie) alcanzaba entender que no disponía de una invitación formal a la fiesta de la Princesa, y en consecuencia no sería correcto que participase en tal celebración. En ese momento, Van Winkle se detuvo, y el lacayo la imitaba pero manteniendo una distancia de aproximadamente 1 metro detrás de Ella.

<< ¿Así que no puedo pasar, francesito…?...>> - Su tono era calmado e incluso parecía ser de decepción, que armonizó con la agudeza burlesca con que habló.

<< Pero si yo sólo quiero desearle feliz cumpleaños a la dulce princesita…>>

El sirviente cambió su preocupación por una actitud más condescendiente, y se disponía a hablar cuando de improviso la teutona giró su rostro lo suficiente para alcanzar a mirar a aquél ser insignificante por encima de su hombro descubierto.

Al sonreír, enseguida salió a relucir su peculiar dentadura, constituida por una hilera de puntiagudos y blanquísimos dientes en la cual los caninos, más largos que el resto, eran los protagonistas. E incluso entones, sus gafas aportaban un detalle amenazador, puesto que los cristales de las mismas se habían vuelto completamente blancos debido a la refracción de la luz.

Aún continuaba exagerando la suavidad de su voz al momento de sentenciar…

<< De ahora en adelante resido en este lugar, y no permitiré que tú o tus semejantes se atrevan a decirme que debería hacer o no….¡¿verstanden?!...>> Pero en esta última palabra, dejando atrás el tono casi infantil, la pronunció con claridad y remarcada contundencia.

Antes de reanudar su paso, y sin recibir ya ninguna respuesta del sirviente que parecía haber enmudecido, notaba a su derecha la presencia de un espejo que reflejaba completamente su fisionomía. Se halló a sí misma completamente cambiada, vistiendo ropas que en su vida creyó no volver a utilizar. Se trataba de un vestido de color fucsia que no llegaba a resultar extravagante, y que aún así se ajustaba a su delgado cuerpo, favoreciendo la figura curvilínea (mas no exagerada) que poseía.

Era un corte simple, que dejaba sus hombros a la vista, y también un modesto escote en “v”. Por otro lado, los bordes inferiores de la falda resultaban tan poco comunes como originales, simulando ser copos de nieve. Y Finalmente un glamoroso par de cintas que parecían formar parte del soporte del vestido y se ataban en su cuello como un lazo, y medias del mismo color del conjunto y que llegaban a perderse debajo de la falda excepto cuando se movía. No llevaba más accesorios puesto que un atuendo como ese poseía personalidad propia.

Al volver el rostro al frente nuevamente, continuó hasta el salón esperando que su compañero se reuniese con ella.

Spoiler:

Ya era la hora. Desde el segundo piso apareció con su porte imponente detrás de su pequeña hija, aquella pequeña humana parecía aún más pequeña al lado del demonio que superaba los dos metros de altura. Su mano bajó hasta ella teniéndose que agachar para llegar y acarició su cabello acomodando una pequeña tiara de oro blanco con incrustaciones de diamantes y varios rubís en la parte superior que formaban una pequeña rosa con una hoja de zafiro. Sonrió al verla y le tendió su mano - Vamos Mon petit Maria. No hay que hacer esperar a los invitados – le susurró en un tono suave tomando la mano de la niña para guiarla a las escaleras.

El demonio de platinados cabellos los llevaba en esta ocasión peinados cuidadosamente hacia atrás con solo algún que otro mechón rebelde que acariciaba su frente, un traje rojo de fina terminación con chaqueta larga y gemelos plateados con dos pequeños rubíes que brillaban como luceros, por debajo de su chaqueta una camisa negra con brocados al cuello que bajaban en capas hasta su pecho sostenidos contra la unión de su clavícula en la base de su cuello con una gema roja engarzada en plata. En el bolsillo de su chaqueta un pañuelo negro asomaba junto con el pimpollo de una rosa roja y negra que por más que parecía natural expelía un brillo que le hacía parecer ser hecha de millones de diminutos diamantes, quizás varios seres sobrenaturales podrían sentir la energía que emanaba de este “adorno” siendo similar al otro “adorno” sobre su hombro. Este mencionado era un extravagante cráneo plateado de ojos carmesí que descansaba sobre el hombro derecho del rey, aquel cráneo poseía entre sus ojos tres joyas de igual color carmesí y al igual que sus ojos parecían destellar luz propia, disimulada por la iluminación del lugar. De este cráneo y hacia la espalda del platinado dos extremidades se desplegaban a modo de alas aunque solo parecían los huesos de esta siendo más similares a las patas de una mantis religiosa, al parecer del mismo material plateado del cráneo. Estas estaban plegadas contra la espalda del rey y permanecían quieras en el lugar.

maría dio un breve respingo cuando sintió cómo su padre le colocaba aquella hermosa tiara sobre la cabeza. La niña deseó poder evrse en el espejo, pero las palabras de su padre le advertían que ya era la hora de rpesentarla. Miró a Yami y se despidió de ella con la mano. Tragó saliva y, agarrandose con fuerza a la mano de su padre, dejó que este la guiara hasta la escalera principal.

Una trompeta sonó en algún lugar de la sala y el sonrojo de la pequea dama se hizo más que evidente ante los invitados, que la miraban expectantes. Ambos, padre e hija, comenzaron a bajar con parsimonía las altas escaleras, cómo lo habían ensayado. Una voz retumbó por toda la Gran Sala, presentándola oficialmente y por primera vez ante la sociedad aristocrática:

-La Princesa Maria Beatrice Sparda du France y su majestad el Rey Alastor Sparda du France- de nuevo sonaron varias trompetas, pero esta vez acompañadas de uno o dos violines.

María dirigió su vista hacia el Gran Salón y su pequeño corazón dio un vuelco al ver tanta gente allí. Con labios un poco temblorosos, la pequeña sonrió y saludó con la mano educadamente, las mejillas al rojo vivo.

*seguido tras la condesa le dejaba un espacio libre mas claro estaba no se alejaba de la misma, que hablara y se divirtiera esa su objetivo el lamerle y cuidarla era del mayordomo, el rubio se encargaria claro estaba de vigilar porque nadie le tocase mas de lo necesario, no importaba quien fuera, si de el hubiera sido posible no habria aistido a dicha fiesta y se hubiera quedado tranquilo en la mansion o simplemente escuchando de nuevo a su señor. pero el no desobedecia una orden directa aun haciendo acopio de alguna rebeldia oculta deseaba que la fiesta acabase pronto, no era dado a la multitud y mucho menos a esos escandalos, era el cumpleaños de maria, la hija adoptiva de los reyes, bueno claro estaba que era un acontecimiento especial y conociendo esto, acabaria a altas horas de la mañana eso hizo que fuera dando un suspiro disimulado ya que no tendria ni un vil cigarro con que pasar el rato, haciendo acopio aun asi de la etiqueta que habia sido mostrada solo en aras de quien era su amo se inclino y alzo la mirada hacia quien le quisiera ver con los mechones rubios rebeldes y una presencia imponente nadie diria que era un mayordomo pero claro estaba que se asemejaba al papel de escolta* genjo sanzo vilaus nihen. escolta de la condesa bathory *si, ahora le habia llamado condesa porque tenia que trtarla con respeto pero solo oiría ese nombre en la entrada, nadie le haria caso claro que no era mas divertido hacer caso a un imbecil y a un bufon mas que a aquel con esa altaneria y orgullo*

si *respondio escueto ante las palabras que habia soltado la señorita, claro que era hermoso todos y cada uno de los presentes estaban mencionando o alardeando de como se sentia en aras de ese palacio, se volvio discretamente hacia las trompetas, ya habia empezado la accion, normalmente las fiestas le atraian pero en esos momentos lo unico que conseguirían seria un "real" bostezo. pero aun asi procuraria pasarselo bien, su vestimenta al menos no parecia del todo incomoda como debia de ser, una blusa negra, apegada a su cuerpo que mostraba la flexion de cada hueso, cada antomia, cada musculo, en resumen su fisionomia atletica no estaba escondida, un cinturon de rojas alas que cubria su cintura pero que bajaba a su cadera y unospantalones anchos, sin estar apegados ya que si tenia que correr o hacer cualquier cosa, no debia de entretenerse con la tela que afirmaba su cuerpo, unos guantes masculinos, blancos, era el unico toque que se permitia, era buen acometido los colores que le embargaban

ya que su piel era palida y sus cabellos dorados parecian ir bien con los guantes, al menos cuando se apartaba algunos mechones irreverentes de la vista asi lo parecian, se posiciono a un lado, un paso atrás claro está de la condesa y tanteo la tabaquera que pendia en el bolsillo de su pantalon, si, por eso tambien los habia elegido anchos, mientras dirigia su mirada hacia los protagonistas de la noche en especial a la joven muchacha que al parecer cumpliria esa noche los 10 años, si claro que la bendecia pero rogaba al señor que no le viese o le hicieran hacer de niñera ya que tenia malas experiencias con los niños, sus orbes se fijaron disimuladas en la condesa siguiendo sus movimientos, y luego conservo su estatus, de mayordomo sin mencionar siquiera nada mas, no era de palabras y asi lo demostraba,su expresion en el rostro no indicaba ni descontento ni tampoco extrema felicidad solo como si fuera n invitado mas, escondio la mano en el bolsillo como un adios silencioso a su tabaquera y saco su mano, pendiente de cualquier invitado su mirada fue vagando por los señores, señoras, condes, duques, acompañantes, medicos...eran bastantes los que habian sido invitados, asi que supuso que seria un honor que le invitaran*

Por supuesto, el hermano de Marie no podía faltar. Quería a esa niña como no quería a nadie, era el único humano que realmente le traía contradicciones: no quería separarse de ella, pero junto a la pequeña temía dejarse llevar y... No, no quería pensarlo. Era su amor, su razón, su vida. El corazón de la pequeña latía por el de ambos ya que el del vampiro no podía hacerlo.

Phillip permanecía medio oculto entre las sombras del salón, tratando de pasar desapercibido del resto de la gente. No le gustaban las multitudes. Le ponían nervioso, todos esos corazones latiendo a la vez. Pero era la fiesta más importante para su familia, así que debía estar presente. Observó con ojos vacíos cómo su "padre" descendía por la escalera con la hermosa Marie. Sonrió al ver a la pequeña, pronto ya no tan pequeña. Crecería... y él se quedaría joven por siempre, viéndola envejecer.

Se pasó una mano por el puente de la nariz, sintiéndose de repente algo mal, y salió al balcón, dejando que la fiesta fluyera sin sus dolores de cabeza.

*suspiro cuando recibia las miradas de michael aquel mayordomo, al parecer no le gustaba demasiado o mejor dicho le tenia incomodidad y sanzo lo sabia era casi como exponer que estaba sintiendo un fastidio tremendo ante su posicion de escolta, de todas formas habria ido porque de no ser por la falta de presencia del rubio al menois estaria mas acompañado observando divertido como esos aristócratas no tenian mas quehacer, pero dejo de pensar en su señor y continuo con la mirada al nuevo invitado, sus vestimentas no es que fueran demasiado con las "adecuadas" inglesas, como un hitler podria ser, pero, ni le importo ya que se fue con la que a lo mejor seria su compañera, dejando el aire libre a ambos coloco las manos en su espalda y observo hacia otro lado, le incomodaba estar en ese tipo de lugares tan cargados con tanta pomponeria y tanta gente, los reyes, el principe, la princesa, era mas que evidente que eran una familia feliz pero nadie sabria el futuro que le esperaba a maria, le faltaba por aprender y esa forma en la que pronto aprenderia la altaneria pomposa..*...

*no profirio mas palabra que esa, tenian el regalo para la princesa depronto aparecio una sonrisa en los labios que defendió con cierto orgullo cuando arqueo la ceja y miro hacia el exterior, queria pasear por los jardines que diablos lo unicoque valía la pena, se afirmo las manos de nuevo hacia la tabaquera cuando bajo la mirada y dedico de nuevo aquel tacto trémulo casi impaciente. pero habian empezado la noche era joven y conociendo los gustos de la condesa se irían algo mas tarde de lo normal los mechones rubios continuaban un camino y un sendero debil no eran lo suficientemente fuertes ni firmes para que estos ocultasen su rostro el cual brillaba por la inexpresividad, de nuevo aquella etiqueta cuando se inclinó ante todos los que "merecian" de ser inclinados*

Con la llegada del Rey y su hija, la Princesa María, era natural que toda la atención de los invitados se desviase hacía donde éstos se encontraban. Y aunque por un momento se daba a la tarea de contemplarlos, estudiándolos a tal grado que parecía tomar nota mental de cuanto considerase necesario, se vio distraída al escuchar una voz familiar…

“<<Ach, Sie schauen nett, fraulein Winkle..>>”

Haciéndola girar sobre sí misma hasta encontrase con la imponente figura del rubio, ataviado con el uniforme característico del cuerpo bélico al que ambos habían pertenecido y que con tanto porte llevaba.

Su primera reacción fue de una alegría tal, que rauda fue al encuentro del recién llegado, situándose frente a éste, “cuadrándose” con rapidez, levantando ligeramente el talón del pie izquierdo, que recoge enérgicamente hasta juntarlo con su homólogo, posicionándose como comúnmente lo haría un soldado al encontrarse en la presencia de un superior, y ejecutándolo simultáneamente al realizar aquél saludo que hizo famoso al partido fascista. Que consistía en alzar el brazo derecho y apuntar con éste al frente en ángulo 45º. Le daba igual si estaba fuera de lugar o no.

<< mein Lord, den Sie fantastisch schauen..( Mi Lord, usted se ve fantástico)..>>

Reemplazando la decisión con la que observaba a su compañero por una amplia sonrisa.

En lo que se adentraba al lugar, y luego de apreciar la decoracion con todos sus detalles, paso las mriadas ahora a la gente de lugar, llamando en especial su atencion una extraña pareja de un alta pelinegra y un uniformado, claramente, ni frances ni ingles, no podia decir con certesa de que pais eran debido a la distancia a la que se encontraban, pero de seguro ya tendria oportunidad de analizarlos de cerca mas adelante. Toda esa gente total y completamente desconocida para ella, incluso aquel que hacia de su escolta esa noche, se le hacia desconocido, por lo cual tambien simplemente le ignoraba, se podria decir que de sierto modo le molestaba su presencia; no era una niñita que necesitara de una niñera para asistir a una fiesta, y mas aun no entendia el porque su futuro conyuge habia dado la orden a aquel hombre que le seguia, pero bueno, como tenia planeado solo le ignoraria.

Luego de unos momento, y tras escuchar el bufido de este, volvio la mriada a su mayordomo, al unico que conocia en todo aquel lugar y el cual no se mostraba muy feliz de encontrarse ahi. Se volteo hacia este y de un momento a otro comenzo a arreglar sus ropas y su postura. - Comportate, Michael, sabes perfectamente que debes seguirme a esta clase de eventos.- Hablo asi a este con un pequeño tono de reproche en lo que arreglaba sus ropas, hubiera insistindo en arreglarme mas para la ocasion, pero conocia el temperamento de este y claramente, era para cuidarse. De ser por ella, hubiera echo que su mayordomo hubiera hido vestido con un color similar al de ella, asi se veria mucho mas ordenado, pero bueno, no habia de otra. Le examino detenidamente por ultima vez, y sacando de sus ropas una rosa roja, similar a la que llevaba en su ropa, acomodo esta en el bolsillo de la chaqueta del traje de su mayordomo. - Mucho mejor..~.- Solto en un pequeño canturreo, aplaudiendo levemente para si misma en un acto un tanto infantil.

Mas su atencion ahora fue llamada por la profunda y grave voz que anunciaba la entrada de la pequeña princesa Maria, ante la cual dio una vuelta rapidamente pero sin dejar su elegancia de lado, posando inmediatamente los ojos en aquella criatura, de belleza similar a la de un angel, y obviamente, tambien su atencion se vio llamada por la de su padre. Sonrio ante el pequeño y timido saludo de la pequeña, era de esperarse de alguien que apenas cumplia 10 años de edad, y para alentarle en lo que avanzaba a su presentacion, decidio dar un inicio a un aplauso, que segundos luego seria seguidos por los aplausos de todos los presentes, sin quitar aquella suave sonrisa de sus labios carmesi.

- Una verdadera belleza. No lo crees, Michael?.- Pregunto a su mayordomo sin apartar la vista de la princesa y su padre, en lo que su voz era cubrida por el aplaudo que poco a poco hiba cediendo. Esperaria a ver lo que sucederia luego para luego acercarse a la Familia, para dar sus bendiciones a la en algunos años mas seria la futura reina de Francia, y con esto, entregar su regalo; Sabia que habia autoridades mas importante que ella que querrian hacerse presentes ante la pequeña princesa, asi que esperaria el momento adecuado para actuar.

La jóven de cabello negro se reincorporó quedando de pie frente a la jóven Reina. Igualmente, le dedicó una dulce sonrisa y ambas acompañadas ahora por el jóven ángel de cabellos blancos, Ash, se dieron paso hacia el salón.

- Ash, que placer tenerte por aquí... - Susurró casi de manera imperceptible, mirando al caballero de blanco que se encontraba a su derecha. Le dedicó una sonrisa a medio labio y rápidamente dirigió su mirar hacia el frente de nuevo.


- Ah...Bonsoir! Es todo un placer tenerles aquí, tengo la certeza de que el espectáculo será algo maravilloso.

Los tres jóvenes se vieron acompañados por un jóven lacayo francés, saludándoles con una corta reverencia. Así, el jóven comenzó a dar pasos medianamente apresurados, indicando el camino hacia el gran salón en donde se llevaría acabo la fiesta, siempre delante de los tres.


- Auroxia, querida. Esta idea será fantástica...Aunque debo confesarte que me encuentro sumamente emocionada y un poco, - pero sólo un poco - ¡asustada! - Una carcajada suave salió de su garganta, deteniéndose ahí, frente a la entrada del salón.
Dos jóvenes guardas se encontraban ahí, listos para abrir las puertas a la orden del lacayo que bien, pronunció en francés. Acto seguido, el mozo se dirigió a la entrada, con los tres jóvenes detrás, esperando a ser anunciados.

- Mesdames et mesmonsieurs, la Reine Sara Vanderbilt d'Inglaterre, acompañada de la Madmoiselle Auroxia Voltaire. Próximamente, presentrarán un pequeño espectáculo dedicado a la Princesa Marie Beatrice.

Presentó a las jóvenes y dirigió una mirada de desconfianza a Ash, como si se tratase de algún ser extraño que le haría daño, o que a lo mejor serviría como parte del acto. Luego, el jóven mayordomo hizo un pequeño ademán con su mano derecha, haciéndose a un lado para darles paso a los invitados.

La jóven Reina dió los primeros pasos hacia adelante, siempre con sus dos acompañantes en cada lado. Pudo vislumbrar al rey de Francia junto a la princesa María Beatrice, sonrió a medio labio, haciendo una pequeña reverencia dedicada a ellos, y también a los que se encontraban en aquella sala.

Erguida una vez más, observó el lugar y sonriéndo graciosa, musitó

- Buenas noches, tengan todos ustedes. Es un placer.

Se adentro con la reina a Château de Versailles, el hecho de estar adentro del palacio y recordar todo lo que sucedio antes de que estos seres arribaran y cubrieran todo con inmundicia no era muy aceptable, su mirada se fijo en los muros que contenian la mayoria de la historia de Francia como cada personaje mejoro el la estancia y fue dejando su vida atras por esta.Recordo como era Versalles durante el antiguo regimen, creado en medio del bosque redeado por pantanos insolubres, Luis XIII lo habia hecho su casa de caza favorito, no cabe mencionar que el trabajo que hiso ese hombre fue en vano, tal arquitectura se llevaba un premio ya que era de las maravillas que el pais podia poseer.
Segui avanzando a poder admirar mas de aque lugar que muerte de varias vidas como los paredes hacian una curva totalmente perfecta, los candelabros de oro puro, los soportes que eran parecidos a la era de los Dioses contando con las imagenes que poseian estas perfectas hechas a mano y sin ninguna irregulacion en su tallado al igual cuando todos los de su misma especie regia sin tener que estar al pendiente de cualquier impureza no deseada en la tierra pero al igual tenia mas remedio que seguir entre la humanidad para poder observar como se destruian asi mismos, no sentia tal preocupacion por aquellos seres inferiores, solo queria mas almas para lograr la purificacion total...La luz de la nueva era de Inglaterra, varias escenas recorrieron por su mente las cuales no podia decir en frente de su señora ya que eso le causaria suciedad innecesaria y tendria que limpiar el cuerpo de esta de nuevo.
Mientras sus orbes seguian admirando tal edificio recordo que tenia que estar al pendiente de la Reina llevando su mirada a esta quien se adelante de el, cuando escucho que uno de los empleados anunciaban la recien llegada de la pieza mas importante de Inglaterra y de su acompañante, sintio como aquel hombre fijaba si mirada de corrumpcion en su persona, y volteo su mirada sobre su hombro a ver tal ser.


Impuro... -Musito para si mismo-


Las palabras del empleado se hicieron sonar en todo el evento, todos los invitados esperando a cual seria ese evento que la Reina queria presentar a los Reyes de Francia, se podia alcanzar a escuchar los mormullos de los presentes comentado cosas sin sentido la otra mitad estaba intrigada por saber que clase de espectaculo ivan a presenciar y otras clavando la mirada en el, ya que aparte de Rey de Francia no habia muchos personajes que poseeian una cabellera blanquecina.
Igual que sus acompañantes hiso una reverencia ante la autoridad del palacio, cerrando sus orbes. Qué objetivo tan noble, le favorece ser la señora de un ángel...penso.