-no se asusto y ni siquiera se inmuto ante aquel toque, aquella caricia de debil apariencia, se sentia bien, ya conocia aquellos dedos y aquel carmin, pero no solo el color, sino el olor a perfume barato no un perfume que las damas o los hombres se hechaban en el cuerpo sino su propio perfume el de su sangre, el de su piel, el de su aliento cuando seguia enfrascado en la intimidad que le proporcionaba, tan placentero, tan sublime...¿que decia? habia cerrado los ojos sin poderlos abrir, hasta que algo de cordura llego a su mente y movio el solo el rostro como negando aquesta afirmacion, era christof, el inexpresivo, el inquebrantable...era dulce, si, eso era...de eso se trataba, volvió entonces su rostro acercando su mejilla a la del pelirrojo y luego sus manos volvieron a cursar algunas maldiciones sobre las del shinigami cuando en vez de impedirle que se acercase, hecharle, le afirmaba los dedos, un acto vanal pero de consecuencias efimeras, bien sabia que christof era alguien serio, y que lo que hacia, conllevaba un significado, volvio entonces a pesar de la oscuridad, a centrarse en el cuerpo que le habia rodeado- no me gusta el dulce -gruño, bajando la mirada, que mas daba lo que dijera si ya estaba encarcelado a sus caprichos-
hmr-suspiro al ser guiado, y aquellos besos seguidos de un deje de tristeza, le hicieron arquear una ceja,¿lo dudaba? ¿dudaba acaso que bastaba un misero "chris-chan" para que el rubio, a pesar de todo acudiera, sabia que aquel ser no podria ser mas que un sueño, grell era un sueño, y podia jurar que sus besos en la nuca se sentia tan reales que escalofrios varios volvieron a sacudirle- grell...
-su voz se suavizo, nada que ver con aquel discurso que iba a dar sobre la hiperactividad, el hecho de estar envuelto en si en el olor a chocolate, el hecho de que los besos en su nuca erizasen su piel sin que ni el mismo pudiera hacer nada para remediarlo, el hecho, de que indudablemente se habia abandonado a esa suavidad con la que te trataba el pelirrojo, y nadie mas- ya estoy aqui
-sonreia, aunque agradecio la oscuridad, se volteo entonces su trenza disuadió aquel escenario de su nuca, y dejo caer su peso en su hombro derecho, sus ojos, le observaron atentamente a los del pelirrojo, cuando simplemente suspiro musitando un "y lo dudabas" seguido de una corta sonrisa hasta que se perdia en aquella intimidad empleada por ambos- ¿para que me has llamado..? ¿para decirme buenas noches? -en tono de broma, alzo una de las cejas-