. The Phantom of The Bloody Countness . {Grell}

Tic Tac. El reloj que colgaba en una de las paredes del extraño cuarto marcaba ya mas de la media noche, y en la habitacion no se escuchaban mas que un extreño gotear, el obvio sonido del reloj, y los lastimeros sollozos y gemidos de una joven atada a una cama, de la cual poco y nada se podia ver debido a la oscuridad del lugar.

Era el momento perfecto para estar ahi... Estaba recien llegada al lugar, su futuro conyugue habia salido en un viaje, y estaba proxima a una fiesta, un gran evento que requeria un baño ... Desde que habia llegado pocos dias atras no habia podido tener uno, y ya sentia que le hacia falta...

Afuera de aquella habitacion, estaba un callejon, el cual era cubierto por la sombra que hacian los edificios a su alrededor, y entre estas sombras, un pequeño cuerpo cubierto por una tunica negra se desplazaba silenciosamente, mirando cautelosamente a todos lados, apollada en la pared mirando a la calle, vigilando a ver si alguna otra victima caeriaen sus manos... parecia una pequeña viuda negra esperando a que una tonta e inocente mosca callera en su red. Pero al cabo de unos miutos no vio pasar nada, solo vagabundos, borrachos y una que otra prostituta ya acompañada. Fruncio los labis de un leve tono carmesi, lo unico que se podia ver iluminado por la luz de la luna, ya que la capucha de la tunica cubria por lo menos la mita de su rostro, dejando ver solo parte de su cuello, menton, y boca. Algo frustrada, volvio a aquel cuatro al final de callejon, tomando la lamparilla que se encontraba colgando fuera de esta para entrar al cuarto; En donde gracias a la ayuda de la luz de aquello que sostenia entre manos de descubriria la cruel realidad del lugar.

El extraño goteo provenia de la tina del extraño cuarto, la cual se encontraba hasta la mitad, llena del vitae del cuerpo de una joven sin vida que se encontraba dentro de esta, con el cuerpo completamente perforado y una gran abertura en el costado izquierdo de su pecho... el corazon de aquella joven se encontraba flotando en aquel gran baño de sangre.

Unos pasos mas alla se encontraba la cama, donde ahora la condesa se encontraba parada a un lado de esta, y sobre la misma, una joven amordazada y atada de pies y manos sollozaba y gemia de la forma mas lastimera que existia, con el rostro cubierto de lagrimas. Las manos las tenia atadas a la cabezera de la cama y los pies a los pies de esta, con las piernas abiertas, se podia ver la crueldad de los actos de la condesa, la cama se encontraba cubierta de sangre: La condesa habia enterrado una daga entre las piernas de la prostituta que ahi se encontraba, la cual se encontraba enterrada en su intimidad.

En lo que veia la deliciosa y lastimera escena, la condesa desabrocho los botones de la tunica que mantenian cubierto su cuerpo, al terminar la labor, dejo caer esta al suelo, mostrando asi su simple vestido blanco, el cual de encontraba cubierto de sangre; lo unico que desentonaba eran sus zapatos negros, ya que asi su vestimenta pasaria mas desapercibida bajo la negra tunica. La chica en la cama lloriqueo aun mas al verla, intentando moverse, mas el dolor en la parte baja de su cuerpo apenas le permitia esto.

-Oh vamos, querida... Morir tambien puede ser placentero, no te lo demostre ya?~- Se acerco a la cama y se sento junta el cuerpo de la atemorizada chica, quien lloraba a mares en lo que gemia de dolor, la condesa simplemente le veia divertida. El cuerpo de la chica se encontraba completamente desnudo, y al parecer no tenia mas marcas... por el momento. Seductora pero maliciosamente se acerco a uno de los pechos de esta y mordio uno de estos, dejando una marca bastante notoria de sus dientes, y asi subio hasta su cuello, susurrando tiernamente contra su oido. - Estoy segura de que has tenido cosas peores entre tus piernas...- Ronroneo suavemente en su oreja, bajando suavemente para volver a morder su cuello, incando los dientes en la piel de esta, haciendo una produnda y sangrande herida, la cual comenzaria a lamer gustosa... A ella la disfrutaria un poquito mas antes de matarla.

Una sombra más entre las sombras, un par de ojos amarillos parecían destellar como los de un gato al igual que el reflejo de los vidrios de los lentes rectangulares un poco más debajo de aquellos orbes casi luminiscentes. Fue solo un destello antes de hundirse nuevamente entre las sombras. Solo un par de pasos muy suave de los zapatos de taco del pelirrojo se escucharon, aunque seguro pasarían desapercibidos por los sollozos de la prostituta. No necesitó acercarse, el sonido del grafo rozar el papel era la condena de la ya muerta.

No se sabía como había ingresado, hacía rato ya que se encontraba allí, desde el primer corte, desde la primera gota de vitae carmesí que resbaló sobre la lechosa piel acariciándole como infinitos dedos e infinitas lenguas hicieron con la impura piel de la ramera. Había sido un regocijo verle perder la vida de esa manera, aunque un poco apresurado para su gusto, pero sin duda aquella tina de sangre le invitaba a acercarse, a salir de las sombras para dejarse ver como la exótica criatura que era.

Su sonrisa se amplió casi desencajando de su rostro con sus aserrados dientes mostrándose blancos y perfectos en un zigzag inverosímil para la vista de un humano normal. Sus dedos enguantados en negra seda se apretaron en torno al lápiz de cobertura carmesí quebrando su punta contra las blancas páginas del libro de portadas en tono rubí. El grafo negro rodó por la hoja y cayó al piso quedando en un cuadrado de luz que se colaba por una pequeña ventana alta. No lo resistía, quería acercarse, quería participar, quería que fuesen sus dedos los que tocaran el fino instrumento que era un ser viviente, drenando su carmín, embellecerlo con la cubierta del mismo y componer su música a base de hostigación y gritos de suplicas y dolor. Retrocedió un paso hasta que su espalda dio contra la pared, no se acercaría, no aún, su fuerza de voluntad aguantaban un poco más…

Al sentir la sangre deslizarse en su lengua y saborarle, sintio un leve estremecimiento... el sabor y la sensacion de aquel tibio y vital liquido bajando por su garganta de sierta forma la exitaban, y hacia que sus sentidos de alguna y otra forma se agudizaran, en especial el del gusto, saboreando aun mejor aquella sangre. Pero asi como su gusto se veia mas sensible, podia sentir ahi enterrada en su cuello el pulso de su victima lentamente comenzaba a bajar... sus latidos se volvian cada vez mas lentos.

Pero no lo permitiria, bajo una mano a uno de sus pechos y comenzo a jugar con este, masajeandolo, torturando los pezones de la mujer bajos la palma de sus pequeñas y finas manos, en lo que dejaba el calor de su cuello para bajar a su otro pecho para atacar este, mordiendolo en lo que la asustada femina soltada un lastimero gemido, mezcla de un doloro placer.

Pero algo mal habia en aquel lugar, se sentia... observada. Pero de seguro era porque el cadaver de la mujer en la tina mantenia los ojos abiertos, y al tener la cabeza hacia atras, daba la impresion de que le mirara con esos ojos inexpresivos. Estaba empeñada en su labor cuando el estruendo de un pequeño objeto al caer le hiso dar un respingo y apartar rapidamente el rostro del pecho da la mujer, buscando con la mirada de donde habia provenido aquel ruido. No estaba asustada de que le hayan descubierto ni nada por el estilo, solo algo alterada..

Pero entonces lo vio... aquellas intensas orbes amarillas que le miraban, la mirada de quien fuera que estubiera ahi parada le penetraba el alma y le hacia estremecerse levemente. Sea lo que sea que estubiera ahi no era humano. - ¿ Quien esta ahi?, ¿ Como has entrado? ... - Pregunto en lo que se ponia de pie, su barbilla estaba manchaba con un leve hilo de sangre y sus labios tenian un tono carmesi, teñidos del vitae de la mujer tendida en la cama. La oscuridad no le permitira ver a quien en total afonia le observaba, pero prefirio quedarse esperando de pie, esperando, atenta a lo que su "acompañante" podria hacer.

Su mirada desapareció al ser cubierta por sus parpados pesados delineados con aquellas espesas pestañas falsas, tan negra como las sombras que lo ocultaban, su sonrisa desapareció. El sonido del azote del libro al ser cerrado en un cerrar de su mano produjo un viento que elevó algunos cabellos rojizos despejando su rostro de los mismos. Guardó el libro dentro de su chaqueta al igual que su lápiz haciéndolos desaparecer aparentemente y su voz sonó en el lugar, parecía recitar sus palabras por su entonación, un timbre ni masculino ni femenino si no que agudo y asexuado, claramente amanerado - Querida~ Por favor, no te interrumpas, tómame como una de las cuantas manchas de carmín que el piso adornan~ –

No se mostró por el contrario sus ojos se abrieron dejándose ubicar entre las sombras y corriéndose más a un rincón volvió a sonreír, la penumbra dejaba divisar su silueta y los tonos carmesí de su cabello salvaje y sus ropas, al igual que su sonrisa depredadora. Levantó su mano cubierta por la negra seda de sus guantes y con su dedo medio acomodó sus gafas las cuales parecían obstinadas en resbalar de su delicada nariz.

El fuerte sonido que provoco el libro el ser cerrado, le extraño, haciendo que ese ser entre las sombras llamara por completo su antencion, haciendo que ahora sus orbes estubieran fijos en lo poco que se podia apreciar de aquella figura, la cual a pesar de no poder verse bien, demostraba poseer una gran belleza.

- Me temo que no puedo hacer eso, querido.- Volteo la mirada a su victima la cual yacia temblando; aun le quedaban unos cuantos minutos de vida, e intentaria sacarle el mayor provecho posible a casa segundo. - No puedo tomar a un espectador como una simple mancha de sangre, si voy a dar un espectaculo, me gustaria que quien vaya a apreciarlo lo disfrute como es devido y no escondido en un rincon.-
Dijo en tono completamente calmado y suave en lo que acariciaba suavemente mechones del cabello de la mujer, quien cerraba los ojos fuertemente creyendo que recibiria golpes en vez de caricias. No le avergonzaba nada la situacion, sabia perfectamente que la persona que ahi se encontraba le habria de querer delatar aquel macabro acto lo habria hecho al principio de todo, empezando por detenerla. En cuanto el que la observara, no le importaba, estaba acostumbrada a que los sirvientes que antes le ayudaban en aquella labor se quedaran viendo tanto como cuando extraia hasta la ulitma gota del cuerpo de sus victimas, hasta cuando se bañaba.

Se mantenia tranquila, acariciando los mechones de la moribunda mujer, en lo que esperaba la respuesta de aquel ser que le observaba. - Intente no pensarlo mucho, ya que dudo que esta criatura pueda resistir mas... ademas.- Con un gesto de la mano señalaria la tina donde nacia en parte el cadaver de la otra joven, volviendo la mirada al rincon en donde el misterioso ser de cabellos rojos se encontraba, sonriendo de manera enfermizamente dulce y de fingida inocencia. - El baño se enfria.-

El sonido de sus pasos hizo eco en el lugar al dios avanzar dejándose ver entre los haces de débil luz que se colaban bañando así cada tono carmín de su vestimenta y fisionomía, sobretodo su salvaje cabello que caía hostiado sobre el rostro delicado del pelirrojo. Su eterna sonrisa mostraba aquellos dientes de tiburón y su coqueta mirada enmarcada en aquellas espesas pestañas postizas. Su caminar era delicado y algo femenino y su cuerpo andrógino era cubierto por ropas semi ajustadas que dibujaban suavemente las delgadas líneas de su silueta.

- Por favor, continúa, no quiero interrumpirte. Sé que un artista trabaja mejor sin presión, querida~ - Sus dedos se entrelazaron bajo su mentón y ladeó su rostro sin borrar en ningún momento su sonrisa. Esperaba ver algo interesante, algo más…