Llegada a la mansion Le Bursier buscando mi destino...

: Sirviente : Cantidad de envíos : 8 Fecha de inscripción : 21/04/2009

Al ver la respuesta de aquel hombre que aunque no conozco aun, me hace sentir confianza en el, por lo que voy directamente a la mansion Le Bursier de inmediato no queriendo hacer esperar a mi posible amo, entrando a traves de un largo pasillo donde me llaman la atencion aquellos grandes vitrales de colores y como mi naturaleza es ser curiosa, miro con atencion aquellas imagenes que trato de entenderlas y pienso para mi-(guau yo que crei que donde vivia era grande)-de pronto llego hasta aquel hombre que aunque parece un ser sin corazon, no se, pero a mi me inspira confianza y haciendo una reverencia le sonrio servicial-buenos dias conde, le agradezco que me haya dado el honor de servirle y espero que encuentre algo en que emplearme le prometo hacer mi mayor esfuerzo para no defraudarlo.

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Al escuchar la voz de aquella joven, el hombre de cabellos blancos se daría media vuelta, observandole con asombro. ¿Cómo habia entrado alli? Y como era posible que el conde no se había percatado de su presencia?. De seguro que si el vampiro se enterara que había un intruso lo acabaría sin pensarlo dos veces. Con una sonrisa que encubriría su absoluta preocupación avanzaria hacia aquel ser y le diría:

-Señorita como entró aqui?, el Conde no puede ver intrusos merodeando por su mansión-

Posaría entonces su mano en el hombro de la mujer, ahora caminando casi empujándole, mientras con un tono suave de voz diría:

-Debería esperar en el recibidor, esta prohibido recorrer por los salones de la mansion, puede resultar muy peligroso. Ademas que podria costarme el puesto a mi. Acompañeme al recibidor, el Conde le atenderá en unos momentos, tal y como lo imagino, usted debe estar buscando trabajo aqui en la mansión-

Entre el diálogo del mayordomo y los pasos de ambos llegarían al recibidor aquella sala pequeña de finos muebles con un hermoso decorado. La fuente que dejaba ver la ventana seguia en funcionamiento, ahora emitiendo chorros desiguales e intercalados, todo un espectáculo para quien recien entrase a ese recinto.

El hombre entonces le diría a la joven:

-Puede sentarse en el lugar que desee. El conde ahora esta en los viñedos, ha de saber que La Mansión Le Bursier es la mejor productora de vinos.-

Eso último lo diría con un gran orgullo, como si el mismo fuese el dueño de la mansion. Miraría de nuevo a la joven y le diría:

-Desea algo de beber o algun aperitivo mientras espera la llegada del Conde?-

Esperaria a su lado la respuesta de la joven recien llegada.

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Sorprendida al ser empujada por aquel desconocido tratando de no caer, un poco seria mientras soy llevada hasta el recibidor del castillo sin tener oportunidad de ver el lugar con atencion, me separo de aquel desconocido que me ha hecho sentir incomoda y sin mirarle me siento en un lugar y moviendo mi cabeza negativamente le respondo su ofrecimiento-no gracias, no deseo nada, esperare al conde.

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El hombre sonreiría al escuchar las palabras de la joven y retirándose del lugar cerraría las puertas que habia abierto hacia unos cuantos minutos. Antes de que cerrarlas del todo asomaría su nivea piel con algunas manchas producto de sus largos años de vida y le diría:

-Entonces iré en su búsqueda, aunque creo que el Conde debió sentir su presencia, señorita. Ahora si me permite debo retirarme a hacer el resto de tareas.-

Cerraria por completo aquellas grades puertas de madera dejando a la joven en espera de quien sería su nuevo amo.

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Suspiro un tanto aliviada al ver salir a aquel hombre que minutos antes me llevo hasta la el recibidor del conde siendo empujada, sin poderlo evitr aun vienen a mi las imagenes de aquellos grandes vitrales de colores con imagenes a parecer de un historia y pienso para mi-(¿de que tratara todo esto, porque me llamaria tanto la atencion?, supongo que a de se parte de mi naturaleza curiosa, solo espero que llegue pronto el conde, me siento un tanto inquieta esperandolo)-empiezo a mirar de reojo aquel enorme cuarto mientras me encuetro sentada en aquel pequeño sillon individual miro un gran cuadro a parecer es el conde-(¿me aceptara en su castillo, podre serle util?, ojala que si porque la verdad si no esa asi, no se a donde ire ni que comere hoy)

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Pasados unos minutos de espera para la recien llegada, las puertas de madera se abrieron mientras las visagras rechinaban ante el peso de aquel material. El hombre que vestía un kimono negro, cuyos tejidos rojos simulaban dragones que iban unos sujetos a otros por la cola. Los bordes de éste estaban hechos en un satin rojo, al igual que los bordes de sus mangas las cuales caian un poco mas largas que sus brazos. Su cabello negro iría suelto cayendo liso en cascada. Un atuendo de singular belleza y elegancia. Aquel kimono se abria en su pecho, mostrando sus bien trabajados pectorales. nada vulgar, al contrario le hacia llamativo y bello.

Observando a la recién llegada sonreiría levemente fijando sus negros orbes en la figura de aquella mujer, no dedicandole una mirada llena de morbo, sino podria decirse que de alegria al tenerle alli. Sellando aquella sala, en medio de sus puertas observaría entonces la ventana que daba vista hacia su jardín, donde la bella fuente jugueteaba entre chorros fuertes y débiles.

-Una hermosa creación humana no lo cree asi?-

Dirigiría la mirada hacia la joven con una sonrisa amplia, pues adoraba ver la gran obra de arte que era en realidad su mansión.

-Conde Bloodrer Le Bursier, un placer, señorita-

Haria entonces una leve reverencia, como si su nueva empleada se tratara de una noble. Segundos después volveria a su erguida postura y le miraría fijamente sin cambiar su sonriente semblante.

-Dígame, cual es su nombre?-

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de pronto soy sacada de mis pensamientos al escuchar pasos que se acercan al recibidor donde me encuentro en espera del conde, volteo al escuchar como las grandes puertas se abren lentament rechinando poniedome un tanto inquieta expectante, dejando ver la silueta de aquel hombre que entra con paso lento y seguro hacia donde me encuentro, sin poderlo evitar me siento como hipnotizada tragando un poco de saliba al verlo con aquel kimono negro adornado con aquellos dragones rojos, me dejo llevar por el movimiento de su cabello, no se poque me siento asi algo tiene este hombre que es demasiado atrayente, escucho como elogia mirando a traves de la ventana aquella pequeña fuentesilla y asiento sonriendole sin poder pronunciar palabra alguna, pero al sentir tu mirada me siento atrapada y tomando valor mirando al suelo tal vez un tanto grosera por no corresponder a tu mirada , mas bien diria yo apenada-mi...mi nombre...Liz y le agradezco que se haya tomado la molestia de recibirme conde, como le dije hare lo posible por no defraudarlo en la tarea que me asigne en su castillo.

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Sonriente observaría la intranquilidad de la mujer, causada por la imponencia de su propio ser. No esperaba algo asi por parte de sus empleados, pero esto le agradaba, al final como el vampiro que era, le embelezaba ver los ademanes de los demas seres, los cuales se dividian entre nerviosismo, perplejidad, o fijación. Era sin duda alguna hermoso ver todas y cada una de las reacciones que aquellos seres tenian frente a su persona. Todo por ser tan diferente pero al mismo tiempo ser tan igual a estos.

-Tome asiento por favor-

Le diría mirandole fijamente, sin develar emocion alguna en sus negros orbes. Tomaría asiento en una silla contigua a donde la mujer se sentaría y ahora mirandole mientras varias hebras de su cabello caían por encima de sus hombros pasando a rozar la piel de su rostro. Ahora acomodandolas tras sus oidos procedería a decir:

-Bien, dígame, cuales son sus habilidades, o mejor aun, en que le gustaria desempeñarse en la mansión. Verá..-

Sonreiría y se acomodaria como si fuese un niño, con aquel entusiasmo poco característico en aquel ser de frios y lejanos sentimientos.

-Estoy necesitando, personas que gusten de la jardinería. Otras que gusten de la culinaria. Otras que sean perfectas para atender a una visita con el mas sumo cuidado e ímpetu posible. Tengo dos personas que cuidaran mi espalda cuando yo lo necesite, asi que por ese lado no le ofrezco aquella labor. Tambien busco personas capacitadas para todo lo que tiene que ver con los quehaceres de la mansión, me refiero al aseo y mantenimiento de la misma. Aparte de eso, mi mayordomo de cabeza, el cual no estará mucho tiempo por aqui.. Pues, su edad no le permite realizar ciertas tareas, y no quiero forzarle mucho.-

Mientras aquella conversacion seguia por parte del conde, se abrirían las puertas del recibidor entrando aquel hombre de cabello blanco, con una bandeja redonda hecha en plata, la cual portaba una copa de cristal de mediano tamaño, en cuyo interior contenia un líquido carmesí. El hombre se posaria al lado del conde y con una leve reverencia llevando su siniestra atras de su propia cintura extendería con cuidado su diestra ofreciendole asi la copa al conde, quien la recibía y asintiendo con su cabeza en señal de agradecimiento. El hombre procedería a retirarse mas el conde le detuvo diciendo:

-Arnauld, aun no se retire.-

El hombre de nuevo se posaria al lado de su amo. Ahora el conde tomaria de nuevo la palabra. No sin antes dar un sorbo a aquel delicioso licor que le habia otorgado su mayordomo.

-Como le iba diciendo señorita, Arnauld es mi mayordomo. Y el se encargaría de darle órdenes a usted. por qué he de decirle todo ésto?. Bueno pues, quiero que todos mis empleados respeten y acaten las normas que Arnauld les diga, sin ningun pero. En términos laborales, él seria su jefe directo. Me comprende ahora?. Le digo todo esto, para que conozca como me gusta que mis empleados trabajen, mas que eso, que mi mansion no se convierta en un campo de batalla. Entonces.. usted sabrá decidir, basandose en sus habilidades, el puesto que crea que es conveniente para usted y para todos nosotros.-

Terminando aquel discurso, sonreiría a la joven, espectante de su respuesta.

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Sin mirarte a los ojos despues de escucharte atentamente todas tus instrucciones y advertencias para trabajar en tu castillo, levanto la mirada y te digo, tomando un poco de aire tratando de tomar valor miro de reojo por la ventana para luego aunque me muero de verguenza te miro a los ojos y te digo un tanto nerviosa-antes de estar a su servicio conde debo contarle algo y si aun asi desea que me quede en su castillo a sus servicios lo hare-mirando ahora al suelo nuevamente sintiendo como mi corazon esta a punto de salirseme del pecho empiezo a relatarte lo que me apenas si se que es parte de mi historia-yo vivia en un castillo que esta un tanto cerca del suyo, pero la noche de ayer tuve que huir...porque yo...porque yo...tuve que defenderme del dueño de ese castillo y al hacerlo termine matando al que al parecer era mi dueño...estoy huyendo de los hombres que quieren terminar con mi vida, lo que mas recuerdo que desde niña en ese lugar e sido cuidada desmedidamente, imagino que yo era algo valioso para aquel hombre por todos los cuidados que me daban, bueno e sido sincera con usted conde, si aun asi desea que me quede en su castillo lo hare, supongo que lo que mas facil que pueda aprender es a darle mantenimiento a su castillo, pero si por lo contrario no desea que me quede aqui, necesito saberlo porque entonces debere seguir huyendo de este lugar antes de ser alcanzada por esos hombres-levanto la mirada esperando tu respuesta sintiendome demasiado nerviosa y angustiada.

Invitado

Mirandole perplejo ante tal condicionamiento por parte de la recien llegada, escucharia su historia pasada. Sonreiria, pues esto le hacia gracia, un ser matando a otro, que no era parte de su dia a dia?. No le importaria en lo mas mínimo.

-No se preocupe, con mas veras debo protegerle de sus captores. Aunque creame; ellos no entrarán aqui-

Se levantaria de su sillón y observando a su mayordomo le diria:

-Arnauld, puedes llevar a la joven Liz a su habitación. Al igual que los demas, dale tiempo para que arregle sus pertenencias y luego llevala al salón naranja. Los preparativos ya estaran listos para aquel entonces.-

Sonreiria cortesmente y luego devolveria su mirar a la joven:

-Bien señorita espero sea de su agrado trabajar en esta mansión. Pues para mi ya es un honor tenerle como mi nuevo empleado. Ahora si me permite, debo arreglarme para la fiesta de bienvenida-

Diciendo esto saldria por aquella puerta cerrandola a sus espaldas, quedando el mayordomo y aquella joven en el recibidor.

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