Sirviente busca trabajo.

La puerta de la pequeña agencia teñida en colores crema y azul estaba abierta, costó nulo esfuerzo por abrirla y con pasos de sonido mudo avanzó hacia el encargado, un hombre viejo con lentillas de cara de media luna, careciente de cabello en la cabeza pero ataviado con un sencillo traje, le causó cierta gracia su presencia. - ¿En qué puedo ayudarlo joven? - Dijo el hombre colocando un conjunto de hojas encima de la barra de madera, en la cual recargó sus codos sin esfuerzo y entreenlazó los dedos debajo de su mentón, había adquirido un aspecto pensativo e incluso de completa duda, como si estuviese meditando de nuevo la decisión que iba a tomar, lamentablemente no tenía ninguna otra cosa en la mente. - Deseo buscar trabajo, buen hombre. - Respondió con una confidente voz, la cual el hombre entendió de inmediato y le extendió un gran formulario. - Llene esto, porfavor, se lo haré llegar a los interesados. - Le ofreció una larga pluma blanca dentro de un tintero y ajustando la cantidad de tinta exacta comenzó a escribir.

"Nombre" Hm.. No consideró mala idea colocar su verdadero nombre, así que lo hizo, colocó todos sus datos físicos antes de llegar a experiencia, en la cual colocó una pequeña mentira: "Hé sido sirviente por dos años en mi vida, cumpliendo eficazmente mis tareas junto con mis responzabilidades, suelo ser muy silencioso y pulcro." Y prácticamenmte era cierto, había sido el esclavo de la antigua aldea de gitanos por lo que sabía hacer casi de todo. Devolvió el formulario y retrocedió hasta la silla en la recepción, sentándose con las piernas cómodamente cruzadas.- Optaré por esperar aquí. - Dijo.

La espera comenzaba a aburrirle poco a poco, pues nunca había permanecido tanto tiempo quieto lo suficiente para no dormir, uno de sus pasatiempos favoritos. Sus ojos celestes se fueron cerrando lentamente hasta que el gallardo sonido de unas botas le hicieron abrirlos de golpe con sobresalto ¿Quién era ese hombre? Se parecía al dueño de su principal calvario pero .. No, definitivamente no era él. Cuando se dirigió hacia su persona se levantó de inmediato con merecidos modales, bajando la cabeza hasta escuchar sus palabras, pues consideró una falta de respeto mirarlo tan descaradamente. Al fin había conseguido trabajo, por lo que se apresuró a contestar con bastante respeto. - Estaré encantado de servirle, milord. - Así, acudió a la mansión del lord francés para cumplir su labor y conseguir su objetivo.