Nuevo mayordomo reportandose.

Pulcramente vestido el mayordomo castaño nunca se había esmerado en lucir tan bien en su forma humana, su cabello estaba liso y caía obedientemente por su espalda sujeto por una moña carmesí que no dejaba un cabello fuera de lugar, sus gafas completamente limpias y pulidas parecían no poseer vidrio dejando ver su mirada castaña como su cabello. Sus manos enguantadas en fina seda, esta vez eran blancas en lugar de negras, su camisa de igual color estaba almidonada y parecía recién lavada. Sin una mota de suciedad su taje negro era el marco perfecto para aquel ser que alcanzaba casi el metro ochenta y cinco.

Esperaba algo impaciente y nervioso a los pies de la gran escalera del salón principal a la llegada de su nueva ama, sus manos estaban a cada lado de su cuerpo y parado derecho, quizás demasiado por la tensión que poseía en nerviosismo.

-Encontrandose junto al joven castaño, una pequeña dama rubia de orbes de distinto color cada uno, portando un impecable vestido negro recien lavado y despidiendo asi un suave y delicioso olor a rosas de su vestimentada. Teniendo sus cabellos rubios, lacios y sin estar sujetados por ningún listón o broche o similares, cayendo libremente sobre su espalda, sin estar ningún solo cabello fuera de su lugar, manteniendo así una postura recta sin llegar a demostrar tensión alguna, manteniendo la mirada azulada verdosa en dirección de las escaleras principales esperando ver a su nueva ama pronto.-

En silencio le vio bajar solo lográndose poner más nervioso ante la presencia de su nueva ama luego que la anterior murió accidentalmente, cerró sus ojos y dijo claro sin mucho volumen, apenas un poco más que su voz normal – Grell Sutcliff, trabajé para la familia Lefort hasta aquel accidente – a la muerte de Lady Lefort su hijo vendió la mansión y se fue del país llevándose consigo a su amante y el dinero despidiendo a todo el personal y casi con seguridad Lady Voltaire estaría al tanto de dicha noticia ocurrida apenas un mes atrás.

-Reaccionando con algo de nerviosismo reflejandose este en su rostro al escuchar las palabras de su ama, hablando despues del castaño, con una voz alta y clara, sin llegar a exagerar en ningun momento.- Isabella De Montesquieu, mi padre es un noble que a ido a vivir a Italia -Respondiendo con esas palabras, dando a saber que ella proviene de una familia de alta sociedad.-

Intentaba recordar las palabras de su nueva ama dirigiendo su mirada a cada punto que ella señalaba, miraba el piso, las paredes, el alto techo, las lámparas, las puertas. Sabía por experiencias anteriores que esas mansiones eran laberintos y le costaría acostumbrarse pero lo haría, al fin y al cabo era más capaz que un humano y ese trabajo le daría un lugar donde quedarse hasta que un “accidente” ocurriese cuando se aburriera de su ama.

Mantenía una actitud completamente limpia y preocupada, algo torpe al no ser completamente en etiqueta, moviendo a veces un poco de más su cuerpo para observas las indicaciones o incluso girarse en camino.

Observando todas las dirección que su ama le indicase, memorizando inmediatamente cada una puesto que siempre habia tenido una exelente capacidad de aprendizaje, girando su mirada en cada dirección que le señalase, manteniendo una mirada calmada y serena, notando la severidad en la voz de su señorita girando la mirada para verle cuando terminase de hablar, sonrojandose levemente por su mirada, bajando un poco la propia.- No, my lady, descuide.

"9 p.m." recordó y suspiró para sus adentros, al menos una vez en su habitación podía irse por la ventana sin ser notado.
Obervó a la Duquesa desaparecer entre los pasillos y siguiendo su dedicada actuación se giró a la joven sirvienta haciendo una inclinación con su cabeza a la vez que esbozaba una calida e infantil sonrisa - Me retiro a mi habitación, mañana a las 6 te despertaré para darte la lista de actividades del día. Que tengas buenas noches. - sin decir más se dispuso a retirarse a la primera habitación señalada.

S-si, Shinigami-sensei -Inclinando su torso suavemente en reverencia al mayor, caminando detras de el hacia su respectiva habitación, procurando tener en menten todavia las indicaciones de su ama, entrando silenciosamente a su nuevo cuarto, dispuesta a descansar.

Al escuchar su afirmación y posteriormente como le llamó se detuvo en seco como si su cuerpo entero se paralizara tensando sus músculos y quitandole algunos cabellos de lugar los cuales se pararon sobre su cabeza desalineando su pulcro peinado. Se giró con una sonrisa claramente forzada interrumpiendo el avance de ella - ¿c... c... Como me llamaste? - preguntó con su voz tensa pues en su forma humana no tenía nada que se le pudiese cualificar de sobrenatural, su imagen y actuación eran perfectas como la diva y actriz que era y lo último que necesitaba era que se conociese su verdadera identidad, más con la policia tras sus talones.

No dudaría en asesinarla si la notaba una amenaza.

S-shinigami... sensei... -Musito la joven en voz baja, sintiendo cierto temor al pensar en haber dicho algo malo, aunque realmente esa no fuese su intención.

W-william-sama habló de usted... y de su apariencia h-humana... -Procurando explicar al ahora molesto castaño frente a ella, tratando de aliviar su sentir de enojo, mostrandose en el rostro de la pequeña damita algo de miedo al habercometido un posible error, retrocediendo suavemente por las escaleras, mas en un fallo no se apoyaria correctamente de los escalones, cayendo hacia atras estrepitosamente al suelo, no siendo demasiado el daño al no haber subido más de la mitad de los escalones.

Suspiró relajándose y arreglándose el cabello con sus manos, su tono había cambiado ya no siendo actuado si no que más agudo y en una entonación más dramática en sus palabras - Ok, ok pero mantén la boca cerrada, si los humanos te escu… ¡HEY! – se abalanzó contra ella cuando vio que perdía equilibrio estirando sus manos para tomarla llegando a tomarla por la mano jalando hacia él evitando que cayera e hiciera escándalo, enseguida miró hacia la puerta de la condesa cerciorándose que no hubiese escuchado - Mantén la boca cerrada y si me vuelves a llamar así yo mismo te cortaré la lengua sin importar lo que diga Will – susurró molesto soltándola y aclarando su garganta con un par de carraspeos - Ahora ve a descansar – dijo nuevamente con una sonrisa escalofriantemente cálida y alegre como si aquello nunca hubiese ocurrido.