Noches peligrosas~ (Libre)

Una silueta claramente femenina se movía en la esquina de aquella calle, su largo cabello rojo se mecía al viento mientras que sus pasos era anunciado por el sonido de sus tacones en su elegante caminar, sus delicadas manos cubiertas por unos finos guantes negros y llevando pantalones masculinos y una chaqueta carmesí de claro corte femenino. La fuerte luz de la farola le iluminaba de atrás dejando su rostro y parte delantera de su cuerpo en oscuridad. Se aproximaba al conde de oscuros cabellos mientras sus manos buscaron en el interior de su chaqueta sacando un libro de cubierta carmesí - Valla valla, no es necesario juzgar a estos tres, asesinados por un demonio sus nombres aparecen por si solos en la lista negra~ Claramente me ahorra trabajo - la voz cortó el silencio de la noche y le prosiguió el golpe del libro al ser cerrado. La voz no podía diferenciarse con claridad, tenía una entonación dramatica y sobreactuada y su tono era bastante paranoico.

Al dejarse iluminar por la farola siguiente dejó en claro que aquella fémina no era lo que aparentaba, sus ojos amarillos le observaban enmarcados por espesas cejas negras y espesas, claramente postizas, intesamente y perspicaz le miraba a travéz de aquellos lentes de montura roja sostenidos a su cuello por una fina cadena. Sus labios sonreían exageradamente mostrando una dentadura cual tiburón, aserrada y afilada, completamente antinatural.

Aquella criatura se detuvo frente al conde, dejando varios pasos de distancia e inclinó su cabeza ladeando su cuerpo al apoyar su peso en su pierna derecha en una pose claramente femenina y coqueta - Mephistópheles Von Lohengrin, Conde Lohengrin~ Permitame presentarme. Soy Grelll Sutcliff, mejor conocido como el shinigami carmesí. Usted tienes algo que nos pertenece~ -

Metió el libro rojo, como la mayoría de los accesorios y el mismo cabello del shinigami, dentro de su chaqueta y este parecía haber desaparecido “por arte de magia”. Aquella cínica sonrisa que daba un ápice tan tétrico a su expresión permanecía en el rostro del pelirrojo. Alzó su mano y cerrando sus ojos se peinó el flequillo con sus largos dedos enguantados y siguió su camino por la larga cabellera peinándola hacia atrás acomodándola del viento que se empedernía en llevarla a su hombro, volviendo a mirarle meneó su cabeza acomodando su flequillo del cual un mechón carmesí cayó entre sus ojos. Claramente se tomaba su tiempo para hablar disfrutando de la compañía de tan atractivo demonio, a su parecer, no se mostraba arisco y mucho menos mostraba odio hacia la raza que era su rival y creadora de problemas.

- Según nuestros registros tuvimos una baja, quizás el nombre de Kuroro Lucifur te sea conocido… - dijo con notorio cinismo y sarcasmo en sus palabras

Al escucharle cortó las distancias en solo un par de pasos haciendo resonar los tacones contra la acera, si el demonio no le veía claramente ese sonido y ese caminar le recordarían a una dama. Subió su mano hasta sus labios y mordiendo la punta de su dedo medio jaló del guante dejando ver una mano nívea y delicada con uñas carmesí finamente cuidadas y brillantes como su fuesen de rubí. Tomó el guante con la misma mano y lo dejó en su bolsillo adelantándola para acariciar el pecho ajeno con su dedo índice arañando suavemente su camisa cortándola limpiamente de a tramos dejando ver lo mortal de aquellas uñas - Querido~ demostrándome tus dotes de actor solo me convences que eres un demonio a la altura de una diva como yo. Pero por favor, mi tiempo es preciado y más cuando trabajo… - murmuró con su mirada lasciva en el pecho demoniaco, para luego alzarla a los rojizos ojos ajenos perdiéndose en los mismo provocando una mirada “enamorada” en el pelirrojo - Deberías saber que no puedes mentirle a un shinigami, por más que tus labios digan una cosa tus recuerdos serán sinceros –

Bajó su mano al retroceder ajeno y ladeó su cabeza llevándose sus uñas a sus labios en un gesto “infantil e inocente” soltando una corta risita paranoica. Le siguió los pasos sin quitar aquella escalofriante mirada de adolescente enamorada de los ojos carmín del pelinegro y más a su guiñada que solo provocó un rubor y un estremecimiento sobreactuado en el pelirrojo.

Suspiró desalentadoramente negando con su cabeza - Mephistópheles… no, Mephy-chan… No puedes quedarte con algo que no es de quien mataste – alzó su mirada mirándole por encima de sus gafas, su semblante había cambiado, no sonreía y su mirada era seria y fría, y su tono amarillo se había enverdecido levemente, quizás por la disminución de luz del lugar - La guadaña de un shinigami no pertenece al portador, velo como un préstamo de por vida y como la vida del Sr. Lucifur acabó el préstamo igual. Así que podemos hacer esto por las buenas o por las malas – mientras hablaba volvió a colocarse el negro guante el cual se apegaba a su mano como una segunda piel.

Obediente el pelirrojo no continuó en su avance cruzándose de brazos, si por algo se le conocía era por ser buena actriz, no por nada pasaba todo el día en aquel traje de mayordomo actuando como un torpe humano. Solo le miró con aquella expresión seria soltando un corto suspiro - No es de tu incumbencia, demonio, la jerarquía dentro de nuestra raza. Mis superiores me enviaron por esa herramienta, y si, es valiosa para nosotros. Poco te servirá puesto que un demonio no tiene el poder para empuñarla, no siquiera debes saber como leer los recuerdos, así que ahórrame tiempo, lindo, y dame lo que busco – tras decir aquello elevó su mano y quebró su muñeca hacia el extendiendo sus largos dedos como si esperase que le entregase dicha arma.

Alzó una ceja y un gesto claramente molesto, sentía que el demonio se estaba burlando del y claramente aquello no le entraba en gracia. Su paciencia se terminaba y si seguía así saldría a la luz su lado de “histérica” - Esa arma pertenece a los shinigamis, no es juguete para un demonio, es una herramienta de trabajo – dijo ya tenso apretando su mano empuñándola al no recibir lo que esperaba. Bajando sus manos las llevó a sus caderas ladeando las mismas en un gesto molesto.

Respiró profundo y volvió a sonreír de aquella manera tan sobrenatural casi llegando de oreja a oreja las comisuras de sus labios, una sonrisa claramente paranoica. Levantó su mentón dejando que su cabello cayera por su espalda como una cascada de carmín alzando su manos en un gesto negando con su cabeza - Como suponía, las palabras no entran en la cabeza de los demonio – dejó caer su derecha y con su izquierda la alzó para rozar la mejilla del pelinegro, pese a estar separados por algunos pasos, si este estiraba su brazo le alcanzaría, cosa que no fue necesario pues se adelantó más aún a él - Si lo que quieres es quedártela hasta que tu vida termine pocas opciones me dejas, Mephis-chan. Verás, no soy un buen niño y ya me han amenazado con quitarme mi guadaña, así que acallar a los de arriba no pienso volver con las manos vacías – alejó su mano y se volteó dándole deliberadamente la espalda para comenzar a alejarse. Escalofriante sería la vista de espaldas de aquel ser el cual era aterradoramente femenino tanto en imagen como en su movimiento, no solo pasaba por femenina si no que aludía a la figura de una sensual fémina de roja y salvaje cabellera.

Detuvo su caminar para girar solo medio cuerpo hacia el mirándole de perfil con una sonrisa, subió su mano empalada menos su dedo índice el cual llevó a sus labios con una sonrisa, su ojos se observaron desde arriba de las gafas. Por la caída de su cabello, su pose y la escasees de luz, podría pasar por una mujer - No pienso volver con las manos vacías y tampoco pienso romper el orden de nuestra jerarquía. Simplemente, no deseo manchar mis ropas con tu sangre – le dijo en un tono jovial y travieso soltándole una guiñada y finalmente un beso el cual lanzó al soplarlo hacia él.

- Tomare eso como la invitación a una cita – dijo riendo antes de saltar sobre uno de los tejados simplemente desapareciendo de su vista.