Impaciente, espera al cliente.. ( Privado. )

Tema: Impaciente, espera al cliente.. ( Privado. ) Vie Abr 10, 2009 6:40 am

Muerte y locura.

-.."Muerte y locura" son las palabras predilectas que describían la escena del crímen, en uno de los escrupulosos bares de mala muerte de Francia, un único hombre, hombre si es que se le puede decir a semejante demonio, se encontraba aburrido y en saciedad en una total desolación vísceral, los pisos hornamentados en una alfombra líquida del escarlata más intenso, mientras diversos sujetos, rondaban con sus cadáveres todo extremo el lugar, mujeres, hombres hasta niños, feos hasta hermosos sólo contenían caracteristicas que le hacían a todos por igual; putrefactos, abiertos, enseñando sus entrañas mientras de su rostro se escapaban las muecas más súblimes del terror y dolor.

Con una maniática sonrisa, enseñando unas hileras de dientes acerrados como cuchillas, en cual espacios atrapados estaban restos de carne y sangre, el mercenario de origen teutónico descansaba campante sobre una banca al frente tel tablón en aquel nauseabundo parámetro dónde su frágil temperamento causó la perdida de unas 25 vidas francesas, Sus huesudas y largas manos bañadas en carmín sangriento, sostenían temblorosas una jarra de cerveza espumosa, cual en su deliciosa efervescencia bebía de golpe, sin consideraciones, para luego dejar caer el vaso al suelo cual se destroza en diversos fragmentos contra el piso de madera que absorvía y absorvía el tinte rojo, luego, retomando esa diabólica sonrisa que dejaría en total verguenza cualquier sicópata existente..-

Guten.. bier...Francia es asquerosa.. Pero tiene una buena cerveza artesanal.. he de admitir.. -Máscullaba para sus adentros el nacionalista, mientras minimisaba su exagerada expresión de alegría, limitándola a una suave curvatura labial.- ..

.. Ach.. Cómo tarda este tipo.. -Sin nada que hacer, ocioso, esperaba a su próximo cliente, mientras su rubio y lacio cabello, seguía combustionandose con un color alquitrán en su nuca de manera eterna, impregnando el ambiente de un pesado hedor a azufre que indicaba con obviedad, su demonica naturaleza.-

: Rey de Francia : Cantidad de envíos : 80 Fecha de inscripción : 08/04/2009

El hedor de la sangre se podía apreciar desde fuera del recinto de mala muerte, lugar donde había citado a la persona que necesitaba. La clara presencia demoníaca le hizo sonreír mientras ingresaba al lugar deteniéndose en su primer paso “pegajoso” sobre la alfombra carmesí que poco a poco se perdía absorbida por el rustico piso de madera - Magnifique – murmuró asomando sus colmillos en la sonrisa. La semi oscuridad del lugar era cortada por el lumbre carmesí del hombro del recién llegado quien avanzaba nuevamente hacia el rubio.

La imponente figura se alzaba con dos metros de altura, su caminar era seguro y soberbio, quizás demasiado, incluso pomposo, su mirada parecía oscurecida por cabellos platinados que cubrían sus ojos, sobre su hombro diestro se veía una formación plateada bastante extraña para la época, simulaba una cráneo plateado donde sus ojos brillaban en un tono carmesí al igual que tres gemas en su frente.

Se detuvo a unos pocos metros del demonio y se sentó en una silla junto a una de las mesas cruzando sus piernas y apoyando su codo contra la mesa - Excelente trabajo, Monsieur – su profunda voz cortó el silencio - Vehrzimmel Feuermann si no me equivoco –

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<<El que viste y calza, su majestad..>>

-El teutón habiendo pronunciado con su acento germano aquella alegórica premisa, volteaba su rostro carente de imperfecciones hacia aquel hombre de apoteósica presencia, mientras consintiendo aquella sonrisa con la suya, se excedía de la valoración de sus propias cualidades o méritos, respondiendo con insolencia a aquel inmaculado ser que le dirigía le palabra.-

<<.. ¿Supongo que te agrada el haber matado a algunos sujetos de tu misma tierra? .. Pues.. No me gustan mucho los franceses.. Son endébles y de actitudes pusilanimes....>>

-Se levantaba de su asiento, y se acercaba a pocos pies de la mesa con su firme y decidido caminar que le era tan peculiar, pasando a pisar los pedasitos de carne, víceras, hasta sesos humanos, escuchandose cacofónicamente cómo estas eran reventadas bajo la suela de sus largas botas de cuero como inofensivos invertebrados, mientras la imagen del sujeto sentado que se reflejaba en su retina no le produciría el más minimo sentimiento de respeto.-

<<... Espero que no esté acostumbrado a las sutilidades que siempre se le ofrecen tan cordialmente de parte de sus súbditos.. En cuanto a mi respecta, no le brindaré ninguna reverencia, para mi sólo es un francés más, cual sólo me dará lo que necesito y respectivamente, daré lo que usted necesita de mi.. ¿Entiende? ..>>

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Su mirada azulina observaba los movimientos del demonio a medida que este se acercaba, su cabeza se ladeó y su mirada analizó cada aspecto del rubio llamándole especial atención su cabello - Monsieur, todo humano es desechable, se reproducen como ratas… Y no quiero a alguien que venga a lamerme las botas, tampoco que me respete por un titulo, si no a alguien que sepa hacer su trabajo sin hacer preguntas y sin filtraciones de información –

La silla crujió cuando el platinado se inclinó hacia atrás estirando su espalda, la “cosa” sobre su hombro pareció moverse también en aquella acción desplegando dos extremidades desde el hombro a modo de alas sin plumas, como si fuese solo la estructura de hueso en metal. Un corto suspiro antecedió sus palabras - Quiero tratos trasparentes y lealtad de su parte. No me antepondré a sus demandas y pagaré su precio pero deseo saber si tiene un límite o podré usarle para cualquier trabajo – alzó su rostro dejando ver su mirada seria al igual que su semblante.

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<< ¡Ach, qué bueno que la estúpida vanidad de la realeza no se le ha subido a la cabeza! hahahahahá! >>

- Luego de aquella descortés acotación dicha en rima reía escandalosamente con aquel extraño y alto acento alemán que le caracterizaba, llegando a ser irritante para cualquier ser que le escuchara de manera tan cercana, Verbi gratia: la mismisima majestad que yacía sentado al frente suyo de manera tan espectante. -

<< ..Ay.. ay.. >> -Luego de reirse unos buenos segundos, llegaba a gemir y sentir la molesta tensión de sus musculos abdominales cuales sostenía entre sus manos y acariciaba con cierta modestia por sobre la chaqueta petrea.- << .. Ay.. Los franceses.. En fin ... En cuanto a la trasparencia y lealtad, sólo le diré una cosa.. -Su semblante inmaduro cambiaba radicalmente de un segundo a otro, viéndose cómo ceñía sus cejas en forma negativa, mientras junto a sus labios, en cuales se trasaba una delicada sonrisa le daban un natural aspecto proterbo.-

<<.. Si me da lo que necesito, trabajaré sin problema para usted.. El dilema es si decide confíar en mi, en un malicioso mercenario.. Como dije en mi petición, siempre serviré al mejor postor.>> ..

-Sin prestar la más mínima atención a aquella cosa metálica que se envolvía en su hombro, sus ojos se posaban sobre el diafáno rostro ajeno, dándole una mirada penetrante, cual imponente hombre podía sentir de manera estremecedora, una mirada que llegaba a penetrar las entrañas de su mente, y desgarrarle sin piedad alguna, la mirada de un auténtico embajador del infierno.-

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Mantuvo silencio a la risa, no era patriota de su propio país más si a sus tierras. Sus manos se unieron sobre su regazo y sus dedos se entrecruzaron, deleitado por la mirada de aquel hombre. Complacido por sus palabras la silla volvió a crujir al hamacarse levemente en ella - El dinero no será problema. Busco lealtad aunque sea a mi oro y no a mi persona. Reitero, no quiero filtros de información y quiero a alguien que pueda usar como me plazca y me obedezca ciegamente ¿Puedes hacerlo? – con el finalizar de sus palabras el golpear de las patas delanteras de la silla hizo eco en el lugar al adelantar su cuerpo el platinado, fue directo, sin rodeos y en ningún momento su semblante de seriedad menguó.

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-Ahora se expresaba taciturno y sereno, desviaba su mirada hacia arriba de manera infantil mientras presionaba levemente sus finos y másculinos labios con cierto anhelo vehemente mientras por dentro de su boca se relamía la parte interior de estos.- << .. Mmm..>> -Alzaba la diestra llevándola a la parte posterior de su cabeza de rubios platinados cabellos y se rascaba insistentemente la nuca con cierta pujanza, descomponiendo esa constante estela gaseosa que exhalan sus oscuros cabellos, viéndose cómo esta, persistente como taurino se empezaba acontener en la palma del sujeto y se cuela suavemente entre el espacio de sus largos dedos.-

<<.. Mmm..Bueno, aceptaré el trabajo bajo tus condiciones independiente de cómo sean, sólo mientras me des todo lo que yo indico en mis exigencias.. El único problema, es que.. sabiendo de los rumores que se escuchan a diario en las calles sobre el reino.. Supongo que me contratarás por mis facultades bélicas..¿Cierto?>>

-Decía luego de unos cuantos segundos de reflexión con un sasón de desconfianza, luego bajando su mirada y posarla sobre la fisionomía del francés, mientras seguía rascándose la cabeza con subsistencia, escuchandose en el silencio, la ligera cacofonía que provocaba al rosar el cuero cabelludo con sus uñas.-

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Lentamente sus labios se curvaban en una sonrisa hasta que finalmente estalló en una ronca risa profunda, acorde a la fisionomía maciza del peliplata, su derecha golpeó su rodilla inclinándose como si las palabras del rubio fuesen el mejor chiste que hubiese escuchase en años. Tras unos segundos se calmó mientras se levantaba haciendo gala de su estatura antinatural le llevaba casi una cabeza de ventaja, su mano, tosca y pesada cayó sobre el hombro ajeno acercándose tan solo un paso para llegar a él. Sonreía a medio labio mientras se inclinaba hacia él - Mon ami allemand, mi vira privada con mi esposa y mi trabajo son cosas que me gusta mantener separadas – Quitando su mano siguió caminando entre los despojos de la masacre de aquel lugar, el ambiente pesado ya empezaba a molestarle, el olor de la sangre human a medio coagular, junto con el humo del cigarro, alcohol y sexo que comúnmente se encontraba en ese lugar ya se volvía molesto. Sus pasos sonaron pegajosos y húmedos, sobretodo al aplastar la destrozada carne y vísceras contra la áspera madera - Podrá alojarse en Versailles, mantened perfil bajo, y cualquier palabra que llegue a vuestros oídos de mis labios no podrán salir nunca de los suyos. Accederé a todas sus demandas, monetarias y materiales, mientras estés en el palacio mi servidumbre os tratará como un noble y cumplirá sus caprichos –

Su derecha se perdió entre sus ropas y una pequeña bolsa de cuero negra atada por una tira del mismo material, ladeando su cuerpo lanzó dicha bolsa sobre la mesa donde minutos antes su brazo descansaba, al caer resonó el metal del interior y un par de monedas se escurrieron de la boca de dicha bolsa. Dos monedas doradas que brillaron en la oscuridad, la bolsa parecía estar llena de ellas - Supongo que eso bastará para su primer pago, anunciaré vuestra llegada a Versailles a primera hora de la mañana bajo el titulo de un Lord Alemán, se le dará habitación y las atenciones pertinentes. En la tarde le mandaré llamar para verle y hablar en privado – le miró de soslayo por un instante antes de voltearse para mirarle de frente y posiblemente encaminar hacia la salida si no había negativas.

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...-Un poco impresionado y turulato quedaría ante la reacción escandalosa y llamativa del sujeto, no se dejaría de preguntar "¿Qué es lo chistoso?", más que nada sintiendose ofendido, haría más esfuerzo en fruncir el ceño mientras apretaba la mandibula, no dejaba de mirar al hombre de singular cabello que posaba momentaneamente una de sus grandes manos sobre su hombro, aún así, siempre mirando al rostro, a cual a su jucio parecía simpatizar con el alemán, independiente de su nacionalidad o sexualidad, relajaba delicadamente sus expresiones, al menos la de sus labios, dejándo siempre esas cejas en perpetua negatividad que le harían tan particular de sus caracteristicas faciales.-

...

-Si lo anterior, lo había dejado suavemente atónito, de manera más insólita, lo próximo le haría dejar caer la mandibula inferior y vociferar vagamente de manera ambigua en un dialecto desconocido para el Francés.-

<<..ACH! .. Mein .. ficken ... GOTT!!!..>>

-Sin prestar más atención a las últimas palabras del rey, todo su énfasis se ahogaba en aquella bolsa, repleta del material más hermoso de todo el planeta, el nacionalista, avaricioso, sumido en un pecado tentador, no se atrevía a poner las manos sobre el oro, bacilando, cómo si el dinero, algo tan corrompido que guiaba los humanos hacia su depravación, fuera tan santo y impecable que sus manos temblorosas no eran dignas de profanar tan exquisita riqueza.- ... Sí, sí, sí, sí.. -Decía de forma copiosa e insolente, esperando que el rey se large de una ves por esa puerta.- ...

*De pronto un haz de luz brotó y golpeó su mente como una estocada de recuerdos, un memorandum.*

<< .. Ach! Sí, antes que se retire, veerá.. Hay otro mercenario germano y nazi por aquí, es muy efectivo.. Uhmm.. Pronto arrivará Inglaterra o Francia, quién sabe.. Podría serle de gran utilidad si lo contrata, al igual que a mi...>> -Volteaba su rostro hacia él, mientras le sonreía con una gentileza farsante.- <<.. Eso es todo..>>

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Encaminado a la puerta se detuvo al oír las últimas palabras del alemán, quedó pensativo unos segundos y las cosas solo iban mejorando - Tráemelo a Versailles – murmuró de modo imperativo lo suficientemente fuerte para que el rubio alemán le escuchase. Un siseo algo metálico acompañó sus palabras y con el una presencia diferente a la del platinado. Pero poco duraría puesto que el azote de la puerta indicaba el abandono del lugar por parte del monarca francés.

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