Llegando en una fría mañana.

"Esto era lo último que faltaba.."- Pensó mientras observó el palacio de Versailles por una de las ventanillas del vehícul, que cada vez lucía más próximo conforme el carruaje iba acercándose. Lejos de verlo con entusiasmo, soltó un suspiro que denotaba fastidio, y con el ceño fruncido en un principio, se acomodó en el asiento que compartía con su Superio, a quien miró de reojo mientras le imitaba, cruzándose de brazos y luego colocándo la pierna derecha sobre la izquierda. Repitió más tarde la operación al ser incapáz de mantenerse quieta, y cuando había empezado a tararear su Ópera favorita con la esperanza de serenarse y aplacar el disgusto que le producía al perspectiva de tener que rebajarse y trabajar para los franceses, el carruaje llegaba a su destino y cuando se percató, su compañero había bajado ya y ahora le ofrecía su mano como apoyo.

<<...Danke...>>

Pronunció en voz baja, denotando ser más femenina de lo que aparentaba al cederle su mano con delicadeza al hombre que caballerosamente la ayudaría a bajar del vehículo, cuidando de no golpearse la cabeza debido a su altura, y una vez en el suelo, sacudía su uniforme con esmero, como si le produjese asco el haber estado en el interior de aquel desvencijado carruaje.

<<...Llegamos...sí.. ¿Dice usted que este cliente paga bien verdad?...>>


Repentinamente más animada al imaginar una fuerte cantidad de dinero, cuando volvía a observar la entrada del Palacio, lució sorprendentemente optimista.

Esperaba en la puerta con su inmaculada vestimenta de mucama del palacio, sus manos estaban unidas en su regazo mientras sonreía con alegría algo fingida. Vislumbraría el carruaje acercarse a lo que se acercaría para hacerle una reverencia.

- Invitados de lejanas tierras germanas, se les estaba esperando. Por favor seguidme, les indicaré sus habitaciones. Permitid a los sirvientes llevar su equipaje

Aplaudiendo un par de veces un par de sirvientes se acercaron al carruaje a llevar las maletas de los alemanes.

<<…Was…? >>

Perpleja, con la expresión de su cara rondando entre la sorpresa y la ingenuidad, en el acto sus gafas se encontraban prácticamente a la altura de sus mejillas y estas se teñían de rosa si bien se la veía pensativa, habiéndose llevado la mano derecha al rostro, cuyo mentón apoyaba en el dedo pulgar en lo que el índice subía hasta sus labios, que acariciaba de derecha a izquierda conforme iba bajando la cabeza y miraba al suelo perturbada y confundida, intentando comprender el significado de las palabras emitidas por Él y que quizás una parte de sí misma si entendió dado al rubor que coloreaba su palidéz.

<<…ich verstehe nicht…>>

Musitaba en silencio antes de levantar la mirada al escuchar al recién llegado sirviente que les guiaría al interior del palacio. Lo observó y segundos después volvía a hacerlo pero abriendo mucho los ojos y dibujándosele una media sonrisa en los labios, cuyo inferior tembló ligeramente.

<<…¡Mein Gott! ¡¿was es ist?!...¡¿Qué es eso?! ..>>

Alarmada, sin poder discernir a qué género pertenecía aquél sirviente, sujetó protectoramente su largo mosquete, que estrechaba contra su cuerpo motivada por algún temor irracional a que ese ser tocara su preciada arma, recuperándose luego.

<<…¡Nein…Nein!...No llevamos mas equipaje, únicamente lo que llevamos encima…Danke, quiero decir, Gracias…>>

Confundida por el extraño lenguaje tan tosco y violento, no como su lengua natal, el francés, simplemente vio como el Lord Germano se adelantaba entrando a la mansión. Se apresuró a caminar a su lado para mirarle y hablarle

¿Entiende Francés? Les llevaré a sus habitaciones. El rey Alastor les esperará en una hora en el estudio.

Intentaba mantener su paso el cual era algo veloz mientras intentaba indicarle que las habitaciones eran escaleras arriba.

Aunque con anterioridad había finalizado con una vaga muestra de cortesía, cuando su tan admirado Oficial se adelantaba tomando aquella actitud que fuera tan propia de él, y que nuevamente le traía recuerdos de los Viejos Tiempos, entró en cuenta de que no tenía por qué tener educación, pero estaba acostumbrada a ello ya que nunca antes se había visto en vuelta en una situación en la que tuviese que serlo para con los que antes había considerado enemigos.

Se había quedado embelesada observando a su Superior adentrarse en el palacio, hasta que escuchó lo que para ella significó una orden, y descubriendo que se había quedado atrás.

<<…!!ahhhh!!...¡ja..!...¡ja!...¡Mein Leiter!...>>

En menos de un parpadeo había corrido para situarse junto a El e ingresando por fín a la residencia, habiendo dejado a su paso una estela de arena junto a otra hecha de energía, que poseía un tono azul oscuro y que provenía de su esencia demoniaca.

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