perdiendome en los vicios...(libre para lo que sea)

Pasaba muchas horas en el local, era la única manera de desconectar de sus recuerdos y poder hacer algo que realmente le gustaba. Desde su butaca, en la parte oscura del bar, pudo observar cómo el príncipe de Francia entraba para beber solo. Era extraño ver a alguien de la realeza paseando por esos barrios sin la compañía de un guardaespaldas. Aunque podía notar desde ahí que ese muchacho no necesitaba que nadie le protegiera.

Se acercó con pasos calmados, como queriendo acercarse a pedirle a su camarero alguna bebida, y se puso al lado del príncipe, observando cómo bebía cabreado. Si sus intenciones eran perversas, no pensaba admitirlo.

-Debería tranquilizarse... - dijo con voz suave y una ligera sonrisa. - Sentiría mucho tenerle que echar del local porque diera problemas... aún y ser el príncipe de Francia. - Dijo mirándole de reojo.

Con esa dulce sonrisa, se sentó al lado del hombre, apoyando grácilmente el mentón en su mano para verle mejor.

-Me siento cómoda en estas calles... - dijo sonriendo más ampliamente, pero con los ojos entrecerrados. - Y soy la propietaria de este bar. - Añadió pidiéndole al camarero un vaso de sake.

Bebió el vasito de un trago, sin mostrar ningún síntoma.

-Me llamo Sumiree

-Gracias...

No pudo evitar sonrojarse, siempre la tomaban por sorpresa los comentarios de los hombres. - Nací en tierras orientales... - respondió sonriendo con melancolía. - Vine a Francia hace unos años, pero me acomodé enseguida...

Le sonrió de manera amable al príncipe, quitándose con cuidado un mechón de cabello del rostro.

-Por qué debería ser así? Siendo príncipe, creía que conocería a mucha gente... - Comentó mirándole amable. - En mi caso, no conozco a nadie de la ciudad... Llegué hace poco, y me he dedicado a trabajar para salir adelante. - Dijo sin revelar nada de su pasado, su vida en Asia. Eso era algo demasiado privado.

pues ya ve...las cosas aveces sueln ser muy confusas,es especiaol para la realeza...no es tan bonito como se pinta-dije sorriendo,si,sonrriendo,ni yo podia creerlo alomejor ya estagba ebrio-creo que no devo beber mas...gracias usted..me e tranquilizado..muchas gracias-tome sui mano y la bese-señorita

Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando el príncipe le besó la mano. Parpadeó lentamente, mirándole tímida.

-Gracias a usted... ha sido un placer. - Dijo sonriendo cálidamente. - Siempre es bienvenido a mi humilde local.

intente levantarme pero estaba algo mareado asique me apene con la señorita-me apena que alguien me vea asi..sria peligroso que algun comunicador o alguien me viera el princip ecbrio..kjejewje-bueno...señorita..nesesito..que me ayude a bajarme esta rsaca..tan repentina..mañana no podre abrir los ojos...jeje

Alzó una ceja, permitiéndose el privilegio de bromear un poco con el príncipe. - Debería usted mostrar otro modelo a su pueblo. - Dijo con una risa suave.

Se levantó para dirigirse al otro lado de la barra, sacando algo de un armario pequeño. Volvió hacia el príncipe, entregándole el botecito de cristal, con un líquido transparente.

-Bébase esto, le ayudará a bajar un poco los efectos, aunque el dolor de cabeza no se le quitará... - dijo sonriendo algo divertida.