Sintiendo una extraña atraccion hacia aquella mujer, mientras los segundos continuaban su rapido andar, notase como la mujer rozaba su mano acariciando sus dedos con la punta de los suyos, intentando hacer pasar por desapercibida su insinuante acción. El hombre sucede a emprender camino hacia la salida del gran lugar cuyos pasillos vacios se encontraban, meintras algunos hombres en estado de embriaguez salian de las fiestas que se celebraban, haciendo que el hombre sujetase con firmeza la mano de la joven intentando idicarles tambien con su mirada a dichos seres repugnantes que con palabras carentes de respeto le "alagaban" su belleza, que la mujer que le acompañaba merecia respeto. Mas que nada intentaba simular que entre estos dos se sostenia una relacion mas sentimental.
Llegando la pareja a la entrada, el joven notaria aquel carruaje de negros corceles, cuyo anciano lacayo le esperaba con la puerta abierta. Saludandole con una reverencia a la mujer, la cual ingresa a dicho medio de transporte pronunciando unas palabras dirigidas al joven que esperaba a que la mujer acomodase su bella figura. Al haber subido este al carruaje, el lacayo procede a cerrar la puerta de éste empezando asi el largo trayecto hacia la mansion de la mujer.
Mientras el sonido del cabalgar de los caballos acompaña el silencio de aquellos dos, el hombre sucede a decir:
-Quien iba a pensar que, terminaria acompañado de tan bella mujer-
Sonriendo al fijar la mirada en su compañera de viaje, imagina su fria mano acariciando el calido y suave rostro de ella, dibujando el contorno de sus labios cual pinceles en un blanco lienzo, pasando por sus cabellos enredando sus dedos en sus delicados rizos, desatando asi las oleadas con aroma a durazno provenientes de su negra cabellera.