Si existiera la perfección..[priv]

Hacian ya un par de dias que el pelinegro ojiazul a la capital britanica habia arrivado, en sus principios estaba perdido sin rumbo alguno, mas tambien sin una nocion de lo que sus pies estaban pisando; donde estaba, esa era la duda que le rodeaba el estar suyo, aquellos dias de corridas entre arboladas frondosas, toques musicales en las calles de una villa apartada; el encuentro con nobles de alta envergadura, y ahora, el saber donde estaba y con un indicio de que alguien, al menos de aspecto...por las tierras de la reina emperatriz, ahora caminaba.

Se hacia la tarde larga de un dia entre semana, el clima aun espectante para la noche, no presentaba fluctuaciones o alguna cuspide de tormenta, cumulo de nubes lluviosas...sino que un sol que a siniestra caia de puntas cual lanzas sobre la empedrada avenida de un lejano recobeco de la ciudad de mil y un dilemas y acertijos. Este caminaba sin rumbo aparente, ya era algo normal en este, parecia un vagabundo que buscando un hueso con carne entre callejones se metia, preguntando a quien pasara, el recuerdo de un diva de antaña aperiencia en sus vestiduras, pero un cutis tan bello como prohibido para quien lo desea. Habia caminado un par de cuadras, casonas y tiendas, gente caminando tranquilamente, perros falderos, toda clase de adefesio...era humano el tambien...al menos le quedaba algo, le quedaba aunque sea esa sensacion que le ataba con ellos, le quedaba su sentimiento. De un momento a otro una melodia enmarco su psiquis, una suave tonada de cuerdas que muy bien conocia, muy bien sabia, puesto que el tambien lo hacia; se sintio extrañamente aferrado a ese sentimiento de saber de donde una melodia tan parecida como la suya estaba siendo tocada.

Seria la persona que le habia enseñado?, penso cabizbajo tratando de materializar sensaciones mientras que con una de sus manos limpiaba de su cutis las hebras negras que le azomaban entre cejas. Se llevo la otra mano atras, atando su cabello con un lazo celeste, a modo de coleta dejandolo que no le moleste, sus oidos...agudos ahora percataron de donde, era una parroquia, una catedral mejor dicho, el aposento cristiano que por extraña ocacion persivia algo mas que un simple hedor a pan y vino de los curas de paso. No solo la extraña y recordada melodia le atraia, nuevamente sus instintos endemoniados le sugerian que algo no era del todo acorde a como la realidad vivia. - Seguro que es a quien busco - Hablo en su mente mas palabras que las que daba a la gente, mientras se abria camino para aquel recinto, sin importar que sucediera, con solo la consigna de saber quien era.

Poso ambas manos sobre el gran porton de la catedral, una puerta tallada de madera que gravados los santos crisitanos tenia, entornandola para dentro dejando que el poco resplandor del fuerte sol marcara un camino al altar de piedra que ahora miraba con extraña ceña. Ahi estaba, o eso su sensacion mostraba, solo una persona dentro estaba, sostenia entre sus manos un instrumento de cuerdas, muy parecido al suyo.

Paro, cerro tras suyo las puertas y cuan si fuera un monaguillo por las dudas se persigno ante un dios que nunca creyo, ni ahora creia; quedando parado una ves terminado, mirando a todos lados, para ver si otra persona mas, la que buscaba aparecia.

Una pequeña caja de resonancia aquel resinto de dios convertido era, lugar de plebeyos...morosos nobles...desamparados esclavos...timbal de almas en pena que en una edad en conflicto doctrinal que solo buscaban un escape teniendo en sus almas al menos el recuerdo de un supuesto dios salvador de humanidad. En aquel lugar, de puertas cerradas, de vitrales coloridos, escalinatas cristianas, en ese lugar solo dos individuos habitaban. Tal como si un cuento de tristes melodias, aquellas que arraigadas en las mas confusas y poeticas falaseas, que postradas en papiros de antaño comentando encuentros fortuitos, encuentros lejanos, parecia revivir como por arte de un demonio o el mismisimo angel gabriel ahora ante ambos seres que habian olvidado su herencia humana. Aquel el recien llegado, de alta alcudia, bien vestido...pasaria por un noble de no ser por el cabello revuelto apenas enlazado con un lazo dejando esa coleta negra que tiraba para abajo su larga cabellera que adornaba su rostro de mirada perdida y ojos azules que apesar de todo dejaban ver una profundidad tan grande como los mil males del mas maquiavelico soldado sacrificado...claro...por ahora el que mirara tan dentro...toparia con eso, la mismisima tristeza de un pasado no deseado, y un presente confuso por un futuro incierto y casi sin un epilogo. Lejos, el unico residente, su compañero de catedral...hilarante supuso, dos seres que no aparentaban humanidad alguna en el resinto de dios. El, un muchacho de elegante porte, un fisico por demas envidiado, al menos de vista lejana, pues delgado era; una cabellera dorada que apenas por el reflejo del sol entonaba por el simple y mero deseo como un lingote de metal, un porte de caballero...su ropa tambien decia mucho...pero...su musica le delataba.

- Haji... -

Pronuncio al instante de recivir las palabras del pelidorado; le miro cambiando su sentido con el cuerpo, paso de mirar hacia el altar a tornar su cuerpo 60º hacia donde el ''violinista'' agotaba sus lineas en esos acordes de tan profunda entereza. Parecia saber lo que hacia, esa postura, el encorvar del cuerpo, el mover de sus manos y el hecho de distinguir su partitura con esos ojos que se escondian. Relamio por dentro sus labios apenas mostrando aquel apendice humedo hacer acto de aparicion, pasaba de derecha a izquierda como si estubiera deleitado por una melodia que de antaño ahora se apagaba. Recorrio con su mirada, paso de perdida a estar centrada en quien le hablaba tan aereadamente -podria saber los vocablos que conforman su nombre..si fuera tan amable..me gustaria conocerlos..- Escucho del pelidorado, no era comun entre la gente tanta apertura a su deseo de conocer, por eso su respuesta anterior jactandose de que no era un simple encuentro. Por algo habia llegado ahi, y por algo ahora ese individuo le preguntaba el nombre.

Sus manos a los lados dibujaron la silueta de su cuerpo subiento por separado, no rozaban meramente simulaban para que una sujetara su metalica carga, y la otra...la otra peinara los mechones negros que obstruian su mirar de filosos ojos azules que agatados endebian del cuerpo del otro. A fin de cuentas, no era a quien buscaba aparentemente, pero aun asi la sinuosa melodia de aquel artilugio de cuerdas le parecia atractiva, tanto como para seguir en ese lugar y al menos conocer algo...un poco de quien ahora adornaba sus ideas.

Terminose de limpiar la frente de esas hebras negras, llevo su mano casi inherte a sus labios al observar tan blanquesina piel de las manos del otro pasar por los labios de este, casi cuan si fuera una reaccion al unisono reflejo de una intencion mas aun tentado por la ocacion, el saber, el conocer, el porque de alguien asi con una mano en musica de esa manera encontraba bajo el techo de dios congraciando sus melodias tristes frente a un vitral que en su anterior vida podria haber venerado, pero como ahora sentia de ambos...era una perdida de tiempo.

- el suyo?... -

Le pregunto sin mayor vuelta, caracteristica notable de el....el poco hablar, pues siempre sus gestos hablaban mas que sus palabras y muy pocos mas de dos frases habian podido sacar de el.
Aun permanecia su rostro centrando el cuerpo del pelidorado entre cejas, sus labia nacarada le habia hablado ya ahora con esa mano que delineaba sus labios bajo, colgando del cuerpo con un peso muerto; la otra, como siempre sujetando sus metalica carga ahora caminando portentoso y galante para donde este se encontraba.

- ...Amadeus christof...- Adorno en su mente aquel nombre del pelidorado que tan suavemente le dedicaba tanto como si una invitacion a conocerle mas fuera. Por su aspecto y esos modales no cavia menor duda que pertenecia al mundo de los nobles; individuos de una labia agraciada y elegancia por encima de la normal, tan delicados como para tomarlos siempre en cuenta, aquellos quedes de sensualidad y eterna brillantez en sus apariencias sea fisicas, ropas...y tambien en sus ideas y el habla. Era un noble supuso el pelinegro mientras se habria paso por entre las bancas de madera de la catedral sin perderle vista al opuesto. Una delicada apariencia apesar de su masculinidad tenia, los movimientos finos de un violinista, el porte de una dama simulaba cuando jugaba con las hebras de aquel lacio cabello que enarbava el movimiento de los dedos ajenos conformando una sola trenza que caia por su espalda abrillantada por la noche adetrada que lenta y pecaminosa empezaba a perseguir al astro rey que daba los ultimos tonos anaranjados sobre un horizonte lejano. Era alguien por miradas diferente de los demas en ese lugar de pecados y culpas, su aspecto agraciado y casi femenino en su mover apesar de estar sentado sosteniendo a un lado esa caja de madera, la manera de delinearla cual si quiciera profanar su intimidad, esos ojos que escondian tras palabras consecutivas en un parpadeo que llamaba atencion a mas de uno que centrara su mirar en el.

- Je vous remercie aussi...-

De sus labios un esbozo de palabras conjugadas exteriorizo dejando escuchar el tenor de sus cuerdas vocales las guales le agradecia tambien por palabras que escuchaba, en sus decadas de vida habia vagado por la europa entera, dotandole a su labia de un fino gusto a los idiomas extranjeros, mas aun su lengua natal...el franses que sin pensarlo dos veces dejo escapar para con su invitado de turno. Era un tono apagado pero aun asi muy recio y serio en su entonar, tenia un timbre grave pero agradable al oido, lo que hacia que siempre que hablara su melodica voz escuchara a los que le merecian sus vocablos, suficiente como para llamar la atencion. En este caso era para el que en este caso le estaba dando la vienvenida de una manera un poco fuera de lo normal, pareciera que hablaba mas con sus acciones que con sus palabras, algo muy comun en su forma de ser tambien, ya que por medio de sus acordes melodiosos podia expresar sus sentimientos mejor que cualquier palabra que entregaba a los demas, o al menos eso siempre queria mostrar. Su caminar calcino por fin parecia terminar entre banca y banca estando adornado por las estatuas de esculpidas piedras que por todo el lugar habitaban, suficientes para embriagar la vision de aquel necesitado 'de la palabra del señor' como en sus tiempos escuchaba siendo un niño por los mayores pero habiendo perdido el gusto, por aquel cambio aquel anhelado pasar de un cuerpo humano a un ser por encima de un dios bondadoso y terrenal.

Quedo parado a un lado, a simple cuerpo y medio, a primera impresion era algo tosco para mostrar sentimientos o alguna reaccion aparente de su cuerpo, al menos los que lo conocian apenas notaban eso, aun nadie le sabria contar a los demas su desempeño real.
Observo detenidamente como nuevamente de la caja de madera sacaba aquel artilugio de cuerdas que le habia llamado la atencion para entrar en aquel lugar, sus ojos no pudieron contener el deseo de conocer mas, sus labios apenas contornearon el gusto de escuchar una ves mas la melodia que le habia embelezado el karma y atrapado simulando aquella que buscaba. Asi fue como una de sus manos en un recuerdo lejano tapo la que vendada estaba oprimiendola levemente para no evidenciar el sentimiento de nostalgia.

- Podria escuchar?...-

Sus labios no contubieron aquel anhelado deseo sucumbiendo ante el deseo de su alma, al menos una ves mas, que no fuera de sus manos manchadas de sangre, al menos una ves mas aunque no fuera de quien el deseaba tener en ese momento, queria volver a recordar las melodias que una ves alguien le enseño a componer con su violonchelo, mas aun si venian de una mano como la que ese sujeto habia entonado previamente. Asi que le miro al rostro, aquellos rasgos que por mas masculinidad tubiera, esculpidos y bien delineados eran, de una piel tersa y sedosa aparente, que ahora le invitaba a descansar su cuerpo por una invitacion que el realizaba, quedando evidensiado el deseo de estar un momento ambos tratando de 'conocerse' como en una de las tantas frases previas habia dejado entrever en ideas. Asi que quedo por el momento parado, algo tosco y rebuscado, aun sin poder soltarse de su eterna y despiadada morada de luto, conformandose con solo escuchar, capaz...capaz que esa ocacion le daba para mostrarse algo mas, sacarse esas cadenas que le ataban.

Que melodia mas atrapante, el tenor de un violin profanado por esas manos de cristal resguardadas en pieles apretadas. El melodioso gritar de cuerdas vibrantes que resonaban al timbal de la cuspide eclesiastica rebotando en cada escondrijo por mas minimo que este sea, cada recondito espacio de aire vacio de materia solida...melodia de tristes acordes y explosiones fervorosas de un grito de gloria que atravesaba las estatuas marmoladas de finos tallados angelicales, papales y de los que segun la biblia cristiana adornaban en la ultima cena. Acordes de un maestro sinigual que pasaban indiscutiblemente por los oidos hipnotizados del pelinegro, esa historia, obra maestra que sacrilegio de baivenes musicales de el pelidorado ensimismado dejaban soltar sobre su cuerpo en cada linea y cada acustica tonada que sus dedos tomando herramienta sobre la musa sin vida lacivamente entonaban y alzaban alabanza.

La historia cantada de una musa, el tenor del tezon acustico que lentamente percutian en el animo y alma del pelinegro que afanado posaba sus orbes azules sobre el cuerpo del musico, sus manos vibraban ante cada acorde del ajeno dejandose escapar de sus labios un timido mover de gusto por tales escuchas que en ese momento persivia. Se sujeto dejando caer al piso lentamente su caja metalica la mano vendada, recuerdo de un pasado sombrio, el unico recuerdo que mostraba que le dejaba mostrarse diferente a los humanos, por algo sus vendajes que trataban de escapar a la realidad en vida demonica que el pelilacio tenia, se sujeto afanado. Parecia mentira cuan dulce la melodia para el que podia entender le era, cuanta tela por cortar de esos acordes, de esa masculina voz en un timbre apagado le hablaba cual juglar cantando una historia de un tercero....escapo una sonrisa a medio labio presa del gustoso momento.

Estaba adentrado, el pelirubio esbelto atado a sus acordes sumido estaba, lo repetia varias veces en su mente, parecia casi un espejo, el mirarse a si mismo, las noches de olvido, sin sueño ni hambre, noches largas con un solo compañero...su violonchelo; veladas eternas de musica suculenta que embriagaba los paladares de los que se le hacercaban estando el perdido en cada nota, cada partitura...no eran tan diferentes al parecer, al menos eso la mente de le decia a cada momento; al menos por aquel acto que el le realizaba...aquel concierto.

La melodia llego a su fin con la historia que contaba, al parecer el de labios agraciados y ojos perdidos en sus letras esperaba algo, un halago...una queja, algo.
Entrecerro sus ojos sentandose sobre la carga metalica que fria por la noche satinaba, ya era pasada la tardecita y por los vitrales de la clandestina iglesia que ahora les servia de refugio ese metalico cofre reflejaba presa del reflejo lunar que filtraba entre los azulados, verdodos, y amarillentos vidrios. Le miro de un fulgor agradable al rostro espectante con sus gemas azules agatadas, al parecer tenia algo que darle, un agradecimiento algo que deseaba. Agacho su rostro en gentileza sonriendo con una casi impropia mueca suya, muy raro en el, el sonreir, pero por algo dejaba darlo, por ese momento deseado.

Volvio a alevar su rostro iluminado de coleta, sus ojos apagados no dejaban de mirarle como esperaba algo; miro de reojo un segundo hacia abajo donde sus manos comenzaban a mover, dirigian ambas al metalico cofre que entreabrio notandose un objeto amarronado, un violonchelo, pariente cercano del que el dorado controlaba. Su mirada volvio aperlada contra la del opuesto, sentado a poco menos de cuerpo y medio retiro el pesado instrumento y lo poso sobre el suelo abriendo sus piernas para recivirlo cual musa fuera; lentamente con una mano le tomo del cuello, delineo el contorno de arriba abajo con detenida seduccion afinando las cuerdas notablemente gastadas del uso pero aun asi abrillantadas. La otra tomo la herramienta de accion, con un fino pintor la poso sobre las cuerdas tomandola con la mano vendada y volvio su rostro a un lado apenas agachandolo.

- ...una triste tonada, el reflejo de un alma perdida que con ahinco y vehemencia sin un destino irrumpe en las puertas del destino confianzuda de su suerte intentando un logro inalcanzable, una utopia algo efimero...efimero son las notas que endulzan el oido de burlesques individuos que pasan sin pena ni gloria a visitar el cuepro de un ido...-

Sus labios por primera ves entonaron mas de lo normal cual si fuere un preludio musical, era su manera de agradecer, el dedicarle al que le habia entonado un canto, otro del mismo calibre, para que entienda como su sentir fluia en el momento que mas agraciado su ser encontraba. Al menos tenia alguien que entonaba como le enseñaron, capaz que un dia olvidaria su elongado periplo por un mundo sin futuro si es que no encontraba lo que queria. Su mano vendada al compas de sus orbes que escondian movieron dando las primeras tonadas, era una aletargada partitura que a oidos del otro le parecerian similares, sin duda era maestro en la melodia de cuerdas, puesto que ahora empezaba bajo mirada de las frigidas estatuas a entonar la misma melodia que el joven Christof le habia dedicado.

Era casi imposible pensar que otra persona tubiera los casi mismos pensamientos que el pelinegro melodico, esa capacidad de vibrar tan profundamente entre acorde y acorde, esos pensamientos sobre aquellas partituras perdidas que siempre que eran dedicadas al cielo los burlesques transeuntes simplemente aplaudian y comentaban casi en una ofensa sobre la caulmnia que estos podrian ser. Historias tan rememoradas como tristes y sadicas, historias que muchas de ellas transformadas en acordes y cantos relataban las veridicas andanzas de los segundos y terceros que se acomodaban en la flor de la melodia.

Pero parecia que no era todo perdido, en verded el era como el, ese fino paladar que embobado se le quedaba mirando de reojo frente al enorme vitral de violaceos tonos por el abrillantar de una noche en alza, que acentuaba en los reconditos murales de piedra y las bancas de madera tallada. Quien pediria a la boca de un concierto nocturno de dos juglares que por los hazares de la vida se les ha crucificado con la maldicion de la eternidad para vagar por esa tirra infestada por lo que una ves fueron, el recuerdo a destajo de un fragmento de humanidad que ahora ellos mismo inconcientes lloraban en sus cuerdas plateadas de sus musas que profanaban con esas manos de violinista.

Que recuerdo en sus oidos el compartir un lugar con una persona desconocida que en breves minutos, ya pasada una hora se empezaba a trasformar en un confidente musical, casi como el amante de las notas que tomaba entre sus manos cada partitura y la convertia en un gozo de vocablos cantados con sus manos por medio de su novia, de su amante, ...hasta por su infidente en silencio, esa que se dejaba tocar sin gritar y en cada pequeño toque de sus dedos gemia virtuosamente soltando sobre la atmosfera un canto bendito.

Esa melodia trise, recuerdo ambiguo de lo que una ves fueron, el la tomaba para el y la convertia en su historia, el triste y melancolico pasaje de una vida humana, que en fervor en la mitad vivio y como epilogo seguramente terminara como es ahora, el demonio insipido sin paladar para la vida que pulula por las calles en busca de lo que nunca podra encontrar por su eterna calvaria vida. Su mano vendada casi explisita se movia sobre las cuerdas de cristal de su novia de madera, tocaba los agudos, pianos, graves y elevaba la melodia a un tenor tan grave que a timpanos llegaba al extasis de fanfarreas, una mixcion de sonidos que llegaba a los timpanos de ambos convirtiendose en la historia que mas se le acomodaba a cada uno, mientras sus ojos azules acomodaban en su rostro que le miraba al dorado con eterna parsimonia; aquel gesto de placer que se dejaba abrigar, llevando este sus manos en la posicion de su musa que no tenia simulando aquel dueto congraciado que en noche se habia convertido. Esos rizos dorados que por el movimiento nuevamente le tapaban los ojos abrillantados, los suyos tambien, esa coleta negra por el enfasis de sus acordes desanudaba dejando su cabellera negra vibrar asi mismo por el enfasis que sus manos compartian...quien diria, alguien le entendia.

De un momento a otro, como la melodica tonada del dorado habia dado, la melodia amainaba a un comprensible agudo, una melancolica sonata de liricos baibenes que fueron el preludio de palabras del otro, capaz...tambien el pelinegro se habia dejado llevar por la seduccion del canto y en ese momento queria tambien adornar sus canciones con una frase de sus labios. El cuello del violonchelo fue palpado como el de su novia de cristal, toco los primeros acordes frivolamente y sus manos congelaron en do menor, sus labios humectaron por un apendice que apenas se dejo ver, nacarando su contorno dejando sus ojiazules orbes en la infinidad del resinto de dios.

- melodia de tan tristes historias, que complacen a quienes mas endulzan sus timpanos, el extenso verso del placer encontrado en notas tan perdidas de una novia encaminada al mismo avismo del infierno donde el alma de un caballero arde y se descompone dando el nacimiento a un ser nocturno...alado...utopico para los humanos...flor de loto, clavel del muerto...frases rebuscadas, pero todas con el mismo contexto...Merci pour la chanson, Christof...-

Fue hablandole mientras aquella melodia de antaño terminaba sus acordes con una lenta y gustosa parsimonia; no dejaba de mirarle aquel delicado acto que el hacia con sus manos, dejando que el cuerpo del pelinegro se congraciara. Al menos habia encontrado alguien de su altura, no era quien buscaba pero al menos le habia agradado y no sabria que mas podria suceder en esa noche de acordes en el aire.

Terminaba las ultimas pinceladas de su instrumento acustico bajo el techo de la iglesia cristiana que refugio de los desamparados humanos era, cuan lenta historia de un trobador apasionado rodeado de las figuras de piedra talladas y ese fondo cristalino de coloridos espejos enfocados bajo el lumbre reflejo de una luna que azoraba la noche que amenzaba en taparla con sus cumulos de lluvia despues de un dia de sol tan radiante como asquerosamente detestable de calor. La noche ahora se hacia fria y cambiante, dotando el estar de una frivola aura de temperaturas por debajo de las comodas, esas que sobre el metal lo satinaban y en las marmoladas figuras de piedra tallada las convertian en similes tempanos de indeaseable tocar. Una indeseada capa que levantaba del suelo como brotando el polvo que las pisadas humanas habian dejado, metiendose sobre cada poro de los presentes en esa sensacion un tanto molesta que recalaba en sus cuerpos al descubierto tan blanquesinos como bien pulidos.

Aquel gesto de consagracion y agradecimiento, no estaba adecuado a tanta delicadeza por no ser un noble, al contrario, su pasado remoto le recordaba a el agradeciendo de esa manera, el inclinarse y persignarse cabizbajo de orbes escondidas tras parpados en una situacion ameritada. El delicado canto en silencio de una accion apasionadamente querida, el simple gesto de mostrarle al otro que sus acciones han sido bien recompensadas, acentuada en ese periplo por el pelidorado que de cabellera revuelta tomaba su violin cual novia endulzada y lo trataba en la mas delicada intimidad para si pararse y guardarle en aquel cofre que simulaba la cama de 'ella'....'ella' su novia musical, la responsable de las tantas miradas y sensaciones placenteras que al oido suyo le captaban su esencia. Por el otro lado el pelinegro que con su mano vendada acomodo como pudo las hebras de su melena que atareada le tapaba la vista...se habia dejado llevar por el tezon del armonioso coro de cuerdas, y ahora mirando de reojo al dorado se acomodaba el cabello lacio para despues comenzar a guardar en ese cofre metalico su instrumento, 'su otra novia' la 'de el' que explisitamente habia cooperado en tales tonadas tan endulzadas.

Con pesada espera levanto del lugar cuando 'divertido' asi parecia el otro, caminaba hablandole sobre la 'caldera' el 'corazon de Dios' a cada paso hacia esa mesa de donde diviso lo que seria aquel tan comentado corazon, o eso era lo que el pelinegro queria idearse en su mente. Tomo del lazo la pesada carga una ves su violonchelo guardado, la elevo y como siempre la coloco sobre su hombro iquierdo sujetandola con su mano aun habil. La otra como si fuera picara entrecerro varias veces como queriendo escapar presa de la incistente meya de conocer mas; ya estaba dentro, y ese individuo tenia un tono indiscutiblemente diferente, su musica le llamo, por alguna razon no le evito y cual caso fuera, ya dentro 'del baile' fuera el estaba ahora.

Redondeo los pasos armonicos de porte suyo siguiendo el caminar del pelidorado, no emitia ninguna palabra, era como si bajo el silencio de las estatuas el fuera una mas, de cuerpo perfecto pero ninguna palabra de sus cuerdas vocales que con anterioridad le habian, a el, dicho tantas frases poeticas. - Haji..sama?...- Delivero su mente en un intento de reacomodar sus palabras ante un gesto un tanto 'caballeresco', nadie le habia tratado de tanto, pasaba siempre por 'jugla', 'extraño', o a lo sumo 'señor', a lo que esa denominacion le era muy rara, un tanto pomposa por asi llamarla.

-...seria mala educacion, a usted...'no conocerlo'...-

Acentuo las ultimas dos palabras mirandole inocuo a paso contenido para arrimarsele a un lado sin muestra de sensacion alguna, tan solo esperando que las palabras tan buscadas del otro sean reales, ya el habia entonado mas de lo debido, mas para alguien que apenas conocia 'de miradas' no de alma entonada, valia la pena pasar por sus intenciones, la noche para el le era eterna, y conocerle ahora era su intencion que se reflejaba en su tamaña mirada agatada que no dejaba por momentos de posarla sobre ya a un cuerpo de distancia.

Seguia a paso guiado por el joven de hebras doradas que le mostraba con lentitud un basto pasillo de humedas paredes engravadas por el agua tumultosa que cristalizaba y formaba una pelicula por sobre las piedras del estar ahora, parecia un viejo pasaje a lo que el habia mencionado con anterioridad, aunque gozaba de una ruin confeccion; paredes rocosas de tanta diferencia con la de las estatuas, era raro que fuera un lugar asi, la diferencia notable, apesar de un holor a polvo y madera entre las bancas de la iglesia, en ese lugar la humedad y ese aire embalsamado de pasmosa frialdad se podia meter entre los pulmones de ese demonio pelinegro que jactaba que nunca habia cruzado por un lugar tan cambiante, del seco aposento de Dios a las escalinatas subterraneas de holores mohosos, telas de araña, pisos resbaladizos por el agua que filtraba fisgona por las paredes de piedra y ese holor tan frivolo a humedad que a sus pulmones acidulaba.

A medida que seguia inclinado bajando las escalinatas acompañado del pelidorado que le servia de guia, este pareciendo conocer donde iban, por la mente suya los recuerdos del pasado nuevamente volvian a sus ojos ideandose aquellas eternas corridas perseguido por los que le llamaban 'diferente', 'raro', 'montruo'...esas personas que por atacarle habian descubierto que su mano vendada no era de este mundo...el mundo de los humanos, y apesar que nunca habia estado en un lugar de un escondrijo cambiante, si habia recorrido los callejones de la soledad y castillos de mugrientas paredes con tal de pasar una noche de soledad y paz.

Noches que hasta ese momento no habia recordado, capaz que el deseo de volver a recordarlas eran las que le invitaban a seguir el caminar junto al 'compañero' de turno, el musico violinista tan maestro como el era el cual picaro y sonriente le invitaba a conocerle.

- El corazon....- Musito sordiamente pasando el pasillo de angosta anchura y paredes humedas del rocio frio, habian llegado a una caracola de escalones que mas para el infierno que para una caldera daban. Los retratos de papas, obispos o al menos eso aparentaban en las paredes de ese lugar postraban. Nuevamente el ambiente cambiaba, ya no era mas ese humedo sentir de pulmon y respirar purulento de frio y agua cristalizada en las paredes; el ambiente era reseco, anladrilladas las paredes que ahora la caracola adornaban, cada escalon bien marcado denotando que ahora si un poco mas cercano a donde querian llegar estaban. Tomo postura correcta asi mismo como el dorado, sus manos limpiaron el cabello humedecido del agua y limpio despues con la que no estaba vendada las prendas negras que blancas de las telas habian quedado. Sus ojos enfilaron bajo...agataron sus orbes azules bajo la lumbre oscuridad que apenas un simple llama de abajo por una antorcha provenia..supuso que algo o alguien con anterioridad habia concurrido, asi que estubo atento a su oido por escuchar algun fulano perdido.

Miro a su compañero, este habia sacado un mechero metalico que a modo de farola lo prendia alumbrando su caminar, estando el ahora a la espera del pelinegro ojiazul que miraba hacia abajo. Estaba dispuesto a llegar abajo, y asi mismo, ya adentrado en la trama que propuso el otro, el esbelto demonio tambien asintio arrimandosele un par de pasos quedando a un cuerpo de su guia.

Como el pelidorado conocia tanto el recorrido de esa iglesia que el acababa de pisar tan solo hacia un par de horas atras?...el habido estar melodicamente entonando los acordes para que de un momento a otro el vivaz afan de cual si fueran exploradores se metieran por un escondrijo que suponia conocido por el ajeno. Era algo extremadamente raro, el que le haya invitado a conocer 'el corazon' sabiendo cada uno de los movimientos con anterioridad, capaz, y en solo una suerte de encuentro se haya topado por los holores con ese lugar y ahora ambos adentrados, jugaban en la noche eterna a los exploradores y profanadores de tumbas. Respiraba muy tranquilo enarvando su mirada que filtraba por narinas el frio holor humedo de las pardes que candidas le abrumaban los gustos entremzclados ya de su paladar...ese aire mezclado que tosco y metalico mezclaba con la suave saliva de su garganta que intentaba no carraspear por el frio reinante, apenas sintiendo un timido calor de lo que fuera un sotano alumbrado.

Comenzaban el final del decenso de escalones empedrados de un pasillo caracol que les rodeaba con imagenes apostolicas o al menos eso simulaban, ambos bajaban con lenta parsimonia siendo el capitan de la guia el joven pelidorado que alzando su antorcha simulada marcaba el ritmo, el lento pasar de escalones que terminaban uno a uno cada ves mas perdiendo la sombria oscuridad que les opacaba la mirada pero no los sentidos agudos que ya se suponian que ostentaban.

El paso se hacia cada ves mas rapido ahora, apesar de la lentitud de este ya empezaban a terminar el sendero de caracola...la respiracion del pelinegro inconciente se hacia notar en su pecho que apenas se movia conteniendo el aletargado pulso cardiaco que un dia en ese pasado detubo, sus manos aferraron a donde estaban sus pertenencias con fuerza aprimiendolas, estaba un tanto ansioso apesar de la extraña propuesta previa, el saber de que se trataba tal corazon, sus manos le pedian conocer aunque no exteriorizara la necesidad...sus labios entonaban una suerte de suspiro apenas encorvados los que dejaban escapar ese aire frio de sus pulmones que tenia escondido.

Llegaron a fin de cuentas a lo que el dorado catalogaba de corazon, o al menos era un comienzo, ya la luz de la antorcha simulada era opacada por la de las candelas colgadas que alumbraban el paso dorado de los marcos que incrustados en la entrada esgrimian letras perdidas de un dialecto que apesar del pelinegro conocer varias lenguas, no entendia que decian. Camino unos pasos con su mirada alzada a las telas de los picos del techo, parecia que estaban bajo una caverna que por todo el trayecto dado daban a algun lugar mas especial, al menos eso al bajar con intencion de mas sus orbes con su mirada se colocaron sobre la puerta de enorme calar con esa figura espectante en su entrada.

- ...el corazon...este?... -

Murmuro dejando escapar una estela de aire blanquesino por el frio en el ambiente cortado por su tibia respiracion apenas a unos cuerpos del que miraba a los costados persiviendo el tan azorado ambiente ecleciastico que les rodeaba. Singular, la verdadera fuente no era esa, pero aun asi le simulaba algo mas adentrado...habia conocido varias iglesias, pero esa, era un poco fuera de lo comun, el tener ese pasaje...tenia que seguir averiguando. Su mente le jugaba pasajes malditos, pensaba que podria estar...se llevo una mano al rostro tapandose la boca y la nariz, se tapaba con esa vendada que maldita le habia quedado con el tiempo aun dejando sus orbes perdidas sobre el cuerpo de la puerta.

Forzo su rostro contra el pelidorado que ahora le preguntaba, esa mano vendada comenzo a bajar por su cuerpo a quedar pendiendo del cuerpo dejando esos ojos azules sobre el cuerpo del dorado a pocos pasos, un cuerpo del.

- ..hay algo mas... -

Dijo nuevamente cesgando apenas sus mirada, mientras sus labios volvian a soltar esa estela blanca que abrumaba la fria intemperie. Esperando el siguiente movimiento de quien le estaba rindiendo de guia.