Fiesta de bienvenida de parte de Su Majestad, Reina de Inglaterra.

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Se informa desde aquí que ahora el PJ de Ciel lo está llevando otra persona, no obstante y para no abandonar los temas, seguiremos con la trama.
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Su mirada no se separó ni una milésima de segundo de aquella que fuera su reina y fue por ello que de su siempre tenso gesto afloró una repentina mueca preocupada. Vio cómo en vez de quedarse dentro de la estancia e impartir harmoniosas charlas con los invitados se hacía dirigido al lugar menos acontecido de la sala para poco más tarde, salir.

No supo del cierto si deseaba ser seguida o no, siquiera entendió la razón de aquella escapada, pero si por algo era nombrado cómo perro de la reina era precisamente por la procesión que tenía hacía la misma. Era su deber.

Afirmó su zurda sobre el bastón que portaba y caminó hacía dónde la rubia se hubo dirigido, levantando comentarios de los presentes hacía su persona. No dedicó ni una sola mirada, siquiera se dignó a pedir permiso entre los que se encontraban bailando. Empujó a más de alguno y batalló con algún otro, pero finalmente, alcanzó la puerta deseada.

Luego de dar una pequeña caminata con la jóven vampiresa de cabellos blancos y ojos claros dejó ir la mano suya, que le sostenía de una manera muy suave.

Al encontrarse en el salón, repleto de invitados que, de manera sutil pero a la vez bastante ansiosa, se acercaron a ella. Uno o dos comentaban sobre aquel hermoso vestuario; inmaculado y exquisito, a pesar de haberse ausentado 'tanto tiempo'. Era de suponerse que, todos, o al menos lo que se habían percatado de la ausencia de la jóven Reina preguntaban hacia dónde había ido. Era muy fácil de adivinar para algunos, para otros...no tanto. Al observar que aquella jóven había entrado junto a ella, algunos invitados, con mentes ociosas, no podían evitar pensar una que otra cosa indebida

- ¿Tendrá una amante la Reina..?
- ¿Quién será esa muchacha que la acompañó..?
..
Uno de los jóvenes mozos que servían los coctéles y botanas se le acercó con reverencia, ofreciéndole una copa de champagne. Tomándo esta, dijo

- Muchas gracias. - Tomó otra para Murder, pensando que se encontraba a un lado suyo. Indicó al jóven que podía retirarse y entre los invitados que la apabuchaban y acaparaban, salía de ellos, una y otra vez, con suma delicadeza y cortesía. Dióse la vuelta, con dos copas en la mano.

Por unos segundos, buscó a la jovencita hasta encontrarla. Sonrió a medio labio y se acercó a ella, ofreciéndole la misma.

- ¿Gusta..? - Sabía que esta clase de cosas no eran bien vistas en la corte, pero ¿qué importaba ya..? Tal vez serviría para incitar a uno que otro invitado.

La música de fondo acompañaba todo el evento, jóvenes nobles bailaban en el centro del salón; era todo una perfecta sincronización, sus movimientos...Todo. Realmente parecía no haberse equivocado con el artista que contrató esa noche.

"Lo estás haciendo bien. No hables con nadie, no te levantes. Sobre todo no bebas nada" Pensaba el músico sentado en su piano. Por "mera coincidencia", tenía detalles rojos, al igual que su gabardina, prenda nunca vista, para suerte de todos, pues no le gustaba mucho a la gente.

Terminó la melodía, y luego de una (al menos según él) merecida ronda de aplausos, dió los primeros tonos de una melodía que nadie conocía, pero a todos envolvía.

Todos sentían las notas como algo físico, que les motivaba a olvidar cualquier cosa excepto su respeto a la reina, y lo bien que lo pasaban en aquella fiesta.

Luego, después de unos cuantos bajos, para crear tensión, todos sintieron una onda de alegría y euforia. Algunas damas se desenfrenaban y propasaban los modales hacia los hombres, quienes, los más cohibidos, se levantaban de su silla y envalentonados, corrían a buscar pareja de baile.

"Y eso que no usas magia... todavía." Bromeó para si mismo el joven.

Miraba algo confundida: no estaba acostumbrada a estar rodeada de tanta gente...

Tomó su mano con la otra, ubicándolas sobre las blondas de su vestido y oyó e ese preciso momento a la Reina ofreciéndole una copa de champagne... Divino champage... Tomó la copa por el estribo con su mano derecha - Sí, gracias - y observó las burbujillas que ahí brotaban y morían al efímero instante. Sonrió levemente con un sonrosar en su mejilla: no bebía líquidos de tan fina estampa.

Sintió las miradas fijarse en ella, oía los comentarios y eso último era lo que más le fastidiaba, pues su agudo sentido auditivo le permitía escuchar a la perfección hasta aquellos que se encontraban al otro lado de la hermosísima sala.

- Salud por ti, hermosa Reina - hizo un ademán con la copa alargada, teniendo su sonrisa pícara en la faz ... - por que tu linaje sea extenso - terminó el brindis. ¿Iría con doble sentido aquello último?

Miró de manera inocente a la Reina... era encantadora... Y bebió un moderado sorbo.